Entra con nosotros a la Biblioteca Nacional, de la memoria al futuro
M¨¢s de 30 millones de documentos, sedimento de tres siglos, se conservan en la instituci¨®n La digitalizaci¨®n, el primer paso hacia el mundo virtual, abarca ya a 110.000 t¨ªtulos Ma?ana, v¨ªdeo con los secretos de la BNE
Escuchen la m¨²sica del v¨ªdeo. Apenas se conoce. Esta marcha fue compuesta por Barbieri en el siglo XIX. Se estren¨® en Madrid el 21 de abril de 1866, cuando se coloc¨® la primera piedra del Palacio de Museos, Archivo y Biblioteca Nacionales con sol y fanfarria. Claro est¨¢ que acudi¨® la reina Isabel II, el pr¨ªncipe de Asturias y los ministros del Gobierno. Pero las cr¨®nicas period¨ªsticas describen un ambiente festivo, popular, como si toda la ciudad se echara a la calle para festejar aquel proyecto que muchos de los asistentes no ver¨ªan en pie dado que tard¨® 26 a?os en finalizarse. "Los balcones de la Casa de la Moneda, del palacio del se?or Campo y de las dem¨¢s casas contiguas se hallaban cuajados de personas que representaban todas las clases sociales, y m¨¢s de 3.000 a 4.000 sillas ocupaban el extenso espacio del solar", puede leerse en El ?lbum de las Familias del 25 de abril de 1866. Barbieri regal¨® su composici¨®n y, en su testamento, su colecci¨®n de raros libros de m¨²sica a la Biblioteca Nacional, cuyo futuro edificio -el que ahora se yergue en el paseo de Recoletos- le devuelve el detalle: la sala de consulta de m¨²sica, grabaciones sonoras, videograbaciones y archivos lleva el nombre de Barbieri.
En los cimientos de este edificio dise?ado por Francisco Jare?o Alarc¨®n se custodia la memoria de aquel d¨ªa en una caja de zinc, que a su vez guarda otra de madera. En su interior podr¨ªan encontrarse en tubos de cristal los peri¨®dicos del d¨ªa ¨Cun ejemplar de la Gaceta y del Diario oficial de Avisos del 21 de abril de 1866¨C, una colecci¨®n de monedas y una medalla con el busto de la Reina y la inscripci¨®n de la cesi¨®n al Estado de los bienes del real patrimonio. La propia Isabel II, despu¨¦s de descender a una zanja donde pod¨ªa leerse su nombre sobre ladrillos, se encarg¨® de introducir aquellos retazos de cotidianeidad en el subsuelo. Una gran escultura de la monarca preside hoy la entrada al edificio.
Pero la BNE no naci¨® el d¨ªa que los madrile?os, desde la reina a los alba?iles, escucharon la Marcha de Barbieri. Otro rey, Felipe V, el primer Borb¨®n que ocup¨® el trono espa?ol, cre¨® la Biblioteca Real en 1712 para albergar sus colecciones y tambi¨¦n las confiscadas a los nobles que hab¨ªan apoyado al Hasburgo que aspiraba tambi¨¦n el trono. En aquel ambiente b¨¦lico ¨Cla Guerra de Sucesi¨®n dur¨® trece a?os¨C surgi¨® una de las instituciones culturales m¨¢s antiguas de Espa?a.
Lo que atesora es incalculable, pero tal vez habr¨ªa que dejar de preguntarse por el valor econ¨®mico de la cultura. ?Cu¨¢nto valen los C¨®dices de Leonardo da Vinci? ?El archivo fotogr¨¢fico de Gyenes? ?El Cantar de Mio Cid o una primera edici¨®n del Quijote? Se puede medir lo que hay: 30 millones de documentos de todo tipo (libros, peri¨®dicos, partituras, fotograf¨ªas, carteles, revistas, folletos...), depositados en ella por imperativo legal (el precedente del actual dep¨®sito legal se estableci¨® en 1716 y obligaba a entregar un ejemplar impreso a la Biblioteca Real). Un sedimento de tres siglos.?
Hasta aqu¨ª ha sido la historia de la Biblioteca que deb¨ªa albergar todo el conocimiento del mundo, cuando el conocimiento se transmit¨ªa sobre soportes f¨ªsicos. Ahora que todo vive en la nube, tambi¨¦n parte de los tesoros de la BNE tienen su equivalencia virtual: se han digitalizado unas 110.000 obras, que se pueden consultar en el portal de la Biblioteca Digital Hisp¨¢nica.
?Y c¨®mo ser¨¢ dentro de 300 a?os? Ana Santos, la actual directora de la BNE, no se atreve a aventurar c¨®mo, pero s¨ª est¨¢ convencida de algo: "Hasta ahora la Biblioteca ha sido la memoria de todo lo que en Espa?a se produce. Dentro de 300 a?os se seguir¨¢ creando y generando ideas y esas ideas estar¨¢n depositadas en alg¨²n sitio".
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