Con permiso

Al parecer, Espa?a necesita para salir adelante no tomarse tantos d¨ªas de permiso de trabajo por fallecimiento de familiares. A juzgar por las ecuaciones que manejan nuestros pol¨ªticos, a mayor envejecimiento de la poblaci¨®n tocamos a m¨¢s entierros al mes y lo mejor es poner remedio a ese despilfarro. Si un ministro japon¨¦s propuso que lo que ten¨ªan que hacer los viejos era morirse m¨¢s r¨¢pido para no perjudicar al sistema de pensiones, nosotros proponemos enterrarlos a distancia. Incluso se puede llamar a la funeraria desde el puesto de trabajo y que incineren a tu padre por correo. Regresar a la aldea natal es una p¨¦rdida de productividad. Y, m¨¢s a¨²n, hacerlo en un pa¨ªs sin trenes regionales. En conclusi¨®n, o tus abuelos se mueren a tiro de AVE o que los entierre alg¨²n vecino, no sea que perjudiquemos la balanza fiscal.

En esa Espa?a, para lograr la independencia judicial ha habido que bloquear cuatro a?os la renovaci¨®n de las principales magistraturas hasta conseguir colocar a los candidatos que eran id¨®neos para la mayor¨ªa absoluta. Si el PP trabajara por remediar el paro con el mismo ah¨ªnco que ha peleado para imponer al magistrado Enrique L¨®pez en el Constitucional, no quedaba nadie en la cola del Inem. Suponemos que el pago a tanto esfuerzo ser¨¢ una interpretaci¨®n del estado y las libertades acorde con quienes se han dejado las pesta?as en su nombramiento.

En ese panorama no es raro que algunos jueces aspiren a ganarse la gracia popular con actos envalentonados, como encarcelar al presidente de Bankia, Miguel Blesa. El proceso requer¨ªa de una sutileza mayor que la exhibida, por m¨¢s que seamos v¨ªctimas de cierto populismo y nos olvidemos de que las garant¨ªas procesales son exigibles para todos, incluso para quienes han delinquido con descaro.

La anulaci¨®n del proceso a Bankia por los turbios cr¨¦ditos a D¨ªaz Ferr¨¢n no puede ser un cap¨ªtulo cerrado en la historia del expolio patrio. La independencia judicial, m¨¢s all¨¢ de discursos grandilocuentes de un ministro con tendencia a la histeria, se demuestra con sentencias que combatan la impunidad y convenzan a esa enorme mayor¨ªa de esc¨¦pticos que no se creen lo de que la justicia es igual para todos. Porque sus razones tienen para no creerlo.