Haifaa Al Mansour, rompedora cineasta saud¨ª
Su pel¨ªcula ¡®La bicicleta verde¡¯ fue el primer filme rodado en Arabia Saud¨ª, donde las salas de cine est¨¢n prohibidas
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Haifaa Al Mansour se considera t¨ªmida y, pese a ello, se ha convertido una rompedora: es directora y guionista de La bicicleta verde,el primer filme rodado en su totalidad en Arabia Saud¨ª. La pel¨ªcula, con la que se abri¨® el pasado viernes la 28? edici¨®n del Festival Internacional de Valencia, Cinema Jove, naci¨® de la necesidad de encontrar su voz.
Poca timidez se aprecia al conversar con ella. Al Mansour, 37 a?os, es de las que no callan. Mentir no miente y la mejor muestra es su pel¨ªcula, una historia honesta, personal y optimista centrada en una ni?a de 11 a?os, Wadjda (t¨ªtulo original de la cinta), que vive en una barriada del Riad actual y lucha por conseguir una bicicleta para echar carreras con su amigo Abdullah en una sociedad donde este medio est¨¢ prohibido a las mujeres. ¡°Es un fragmento de vida, de mi vida, intimista y dulce que celebra mi cultura a la vez que muestra con honestidad y sin ofender lo dif¨ªcil que es el d¨ªa a d¨ªa de ser mujer en Arabia Saud¨ª¡±, resume la realizadora de su ¨®pera prima.
Lo de ¡°sin ofender¡± lo repite innumerables veces. Quiz¨¢ porque Haifaa Al Mansour quiere atraer a los suyos a un di¨¢logo sobre la situaci¨®n de la mujer en su pa¨ªs de origen. Es un di¨¢logo dif¨ªcil para una mujer y para una cineasta. Para empezar, los cines est¨¢n prohibidos en Arabia Saud¨ª y la industria del cine no existe. La televisi¨®n es un buen campo de cultivo, donde abundan las telenovelas y los musicales. Pero nada m¨¢s. El cine no existe m¨¢s all¨¢ de las producciones de aficionados. ¡°Por eso quise escribir una historia donde se escuchase mi voz, las voces de todas las mujeres que como yo quieren hacerse o¨ªr, pero sin necesidad de confrontaci¨®n. Estoy cansada de o¨ªr discusiones que no llevan a nada¡±.
Ella describe a la hero¨ªna de su pel¨ªcula como la ni?a que le habr¨ªa gustado ser, inspirada en una de sus sobrinas. Todos los personajes forman o han formado parte de un modo u otro de su vida. Pero tambi¨¦n es f¨¢cil ver en Wadjda, y sobre todo en sus intentos de conseguir su bicicleta jugando dentro del sistema, a esta cineasta que incluso dentro de una sociedad segregada y sexista como en la que naci¨® logra conseguir lo que quiere: hacer la pel¨ªcula.
Porque Al Mansour, la octava de 12 hermanos (todos ellos de los mismos padres), se cri¨® en un hogar ¡°tradicional¡±, donde su madre hubiera preferido que fuera m¨¦dica a cineasta pero donde siempre quisieron que fuera feliz. ¡°Claro que hubo presi¨®n, sobre todo de esa otra familia que le dec¨ªa a mi padre eso de: ¡®usted es un hombre de honor ?c¨®mo consiente que su hija salga en la televisi¨®n?¡¯, recuerda. En aquellos a?os su familia le ped¨ªa que no diera su apellido en p¨²blico para evitar la verg¨¹enza.
El cine no fue un acto de rebeld¨ªa. Con tanto hijo, su padre les organizaba maratones de v¨ªdeos en casa para entretenerlos con pel¨ªculas populares de Bruce Lee, Jackie Chan o Disney. Como tantos otros ni?os recuerda esas proyecciones como algunos de los momentos m¨¢s felices de su vida. Apoyada por una familia que quer¨ªa que Haifaa abriera sus horizontes en el extranjero, se fue a estudiar Literatura comparada a El Cairo. Lo malo fue la vuelta, cuando se vio arrinconada en un trabajo de oficina y se convirti¨® en una presencia invisible, sin voz propia y constre?ida en una sociedad que no permite a los hombres y a las mujeres convivir en p¨²blico.
De ah¨ª naci¨® la necesidad de encontrar un hobby y lo que comenz¨® como un juego de ni?a, rodando cortos con la ayuda de sus hermanos, se convirti¨® en un largometraje coproducido entre un pr¨ªncipe saud¨ª y una productora alemana e inspirado en otro tipo de cine, como el neorrealista italiano (El ladr¨®n de bicicletas), el del director iran¨ª Jafar Panahi o del afgano Atiq Rahimi. Pero con m¨¢s optimismo. ¡°Porque siempre ocurren cosas terribles en todo lo que vemos en el cine de Oriente Pr¨®ximo. Y no digo que no sea cierto pero no es lo normal. No todos los d¨ªas una mujer es apedreada. Incluso en Arabia Saud¨ª es noticia cuando algo as¨ª ocurre. Pero todos los d¨ªas una mujer no puede ir al trabajo porque no la dejan conducir. Y es el d¨ªa a d¨ªa lo que hay que empezar a cambiar¡±.
El cambio es lento pero Al Mansour cree que existe. Ella tuvo que rodar desde una camioneta oscura, sin poder ser vista en la calle detr¨¢s de la c¨¢mara por ser mujer y hablando con walkie-talkies con sus operadores y sus actores para conseguir lo que quer¨ªa. Un rodaje de siete semanas y un presupuesto que rond¨® los dos millones de euros, que se complic¨® al filmar en un barrio conservador de Riad donde le result¨® imposible trabajar en la calle pese a tener los permisos necesarios.
Se parec¨ªa a esos a?os de su infancia cuando tuvo una bicicleta (por cierto, verde) pero solo pod¨ªa montar en el patio de su casa, nunca en la calle. Esta vez no se detuvo y, ¡°sin ofender¡±, los inconvenientes con los que se top¨® durante la producci¨®n la hicieron trabajar m¨¢s duro.
Encontrar a su protagonista tampoco fue f¨¢cil, porque no es posible convocar un casting, pero en la joven Waad Mohammed encontr¨® a su Wadjda, una ni?a que no habla una palabra de ingl¨¦s pero que lleg¨® al rodaje escuchando a Justin Bieber. ¡°Esos son los contrastes de Arabia Saud¨ª, un pa¨ªs rico y conservador, donde debajo de todas las tradiciones la gente lleva gafas de sol, iPad, vaqueros¡±, subraya divertida con esos elementos que ha incluido en la cinta y con un aspecto mucho m¨¢s cercano a una punk que a la imagen de una mujer ¨¢rabe tradicional.
Sus hijos vienen a su rescate. Casada con un diplom¨¢tico estadounidense y madre de dos renacuajos, Al Mansour vive en la actualidad en el emirato de Bahrein porque le gusta estar cerca de su familia y de su cultura. Ahora sus padres est¨¢n orgullosos de que sea la primera mujer ¨¢rabe cineasta y su optimismo con su pa¨ªs es grande. ¡°Arabia Saud¨ª est¨¢ cambiando. No es un cambio radical como en otros pa¨ªses pero se abre camino. No es una sociedad tan monol¨ªtica como lo ha sido. Va evolucionando, lento pero evoluciona¡±, dice.
Quiere que sus hijos aprendan ¨¢rabe de la misma forma que quiere acercar el d¨ªa a d¨ªa de su pa¨ªs al resto del mundo. Por eso la andadura de La bicicleta verde comenz¨® en la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Venecia y luego pas¨® por el Festival de Toronto hasta estrenarla con ¨¦xito en Francia y ahora en Espa?a de camino, espera, a los Oscar. ?Por qu¨¦ no? Pero su verdadero deseo es mostrarla en su pa¨ªs. Quiz¨¢ no en cines, que siguen sin ser legales, pero al menos por televisi¨®n o en DVD. ¡°?Mi sue?o? Que un hombre alquile La bicicleta verde en un videoclub¡±, sonr¨ªe.
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