La sastrer¨ªa ¡®tecno¡¯ vence en Mil¨¢n
La semana de la moda masculina termina con unanimidad sobre la pasarela y desavenencias fuera de ella
La semana de la moda masculina de Mil¨¢n termin¨® el mi¨¦rcoles inmersa en un debate paralelo al de los designios creativos de la pasarela. M¨¢s all¨¢ de los tejidos y largos de chaqueta de las colecciones para primavera/verano 2014, la conversaci¨®n se ha llenado de preguntas sobre el futuro de la industria italiana, uno de los pilares del sistema de la moda global.
Los grandes nombres del pa¨ªs andan a la gresca para decidir cu¨¢les son las iniciativas m¨¢s adecuadas para potenciar su negocio y no perder terreno en la pelea por el liderazgo global que mantienen con las otras capitales de la moda. El domingo por la ma?ana, nuevos miembros del consejo de la Camera Nazionale della Moda Italiana (CNMI), entre los que est¨¢n Gildo Zegna, Patrizio Bertelli y Diego della Valle, ofrecieron una rueda de prensa algo agitada. Es significativo de la importancia de la cuesti¨®n ¡ªy del terreno que ya se ha efectivamente perdido¡ª que sean los pesos pesados de la industria los que se arremanguen y enfrenten a preguntas acerca del inmovilismo de Mil¨¢n o de su escasa capacidad para promover nuevos talentos. De paso, tambi¨¦n quedaron patentes sus diferencias con aquellos que no pertenecen a la instituci¨®n, sobre todo, con Giorgio Armani.
El septuagenario dise?ador italiano explic¨® al d¨ªa siguiente, tras presentar su colecci¨®n de Emporio Armani, que de momento no tiene intenci¨®n de incorporarse al CNMI ya que reclama ¡°m¨¢s hechos y menos palabras¡±. Desde su punto de vista, el hecho de que algunos de sus miembros desfilen en otras ciudades ¡ªcomo Par¨ªs, en el caso de Miu Miu y Valentino¡ª deslegitima a la instituci¨®n.
Lo curioso es que este debate (pueden llamarle pelea) entre los titanes del lujo, no tiene un reflejo sobre la pasarela ya que las colecciones para el pr¨®ximo verano exhiben una sorprendente homogeneidad. El veredicto casi un¨¢nime es que la temporada estar¨¢ marcada por una combinaci¨®n de lo deportivo y lo formal y por piezas aparentemente simples que ocultan una enorme complejidad. Cuesta encontrar corbatas y, sin embargo, no se trata de una propuesta tan desali?ada como l¨¢nguida. Es un verano de colores oscuros, pre?ados de nostalgia e intriga.
En Gucci, hablan de ¡°sastrer¨ªa tecno¡± para describir una colecci¨®n en la que conviven extrovertidas flores, neopreno y pantalones de montar. Durante estos desfiles suceder¨¢ a menudo que la descripci¨®n de la pieza arroje una imagen mucho m¨¢s enrevesada que la que ofrece el modelo sobre la pasarela. En la colecci¨®n de Frida Giannini para la casa, una americana floreada esconde la forma de una camisa y un traje se camufla bajo la apariencia de un pijama. El juego de equ¨ªvocos contin¨²a, de la mano de la tecnolog¨ªa, en livianas piezas de cuero revestidas de neopreno fluorescente. Pero son detalles que solo aparecen con la ropa en la mano y que escapan al ojo que divisa las compactas siluetas en la lejan¨ªa.
Tambi¨¦n es necesario acercarse para apreciar el trabajo que requiere la evocaci¨®n de un imposible verano estadounidense en Prada. Los estampados hawaianos de los a?os cuarenta se reinterpretan en una paleta densa y recorren prendas que nunca terminan de encajar. Ning¨²n pantal¨®n casa del todo con su chaqueta, mientras los pantalones se ensanchan y las chaquetas se acortan. Una serie de cazadoras parecen llevar un paisaje estampado, pero solo el tacto descubre que en realidad se trata de fragmentos de tela cortados para dibujar el motivo y luego prensados con calor. No le falta detalle a la estampa, desde la pulsera de la muchacha hasta las nubes que cortan el sol. Con toscos zapatos sacados de los a?os treinta y maletas con flores y etiquetas de lejanos destinos, los hombres de Prada marchan hacia una Am¨¦rica imaginaria acompa?ados de una docena de mujeres con vestidos llenos de strass y palmeras.
Es interesante c¨®mo la temporada se las apa?a para mostrar sensibilidad de moda sin caer en lo estridente. Tal vez, nada ejemplifica este delicado equilibrio como el debut de Stefano Pilati en Zegna. El italiano vuelve a casa, despu¨¦s de que en 2012 terminaran sus ocho a?os al frente de Yves Saint Laurent. Mil¨¢n le recibe con los brazos abiertos y aplaude una colecci¨®n que lleva Zegna a un terreno m¨¢s inquietante y expresivo que el de sus sobrios trajes. Pilati tambi¨¦n defiende chaquetas que no coinciden con los pantalones y una paleta de colores poco veraniega. Algo parece estar a punto de ocurrir en sus conjuntos. Desde el interior de las chaquetas, aparecen fruncidos que se comen los pu?os y cierres que cruzan el torso por debajo de la pieza. Por notable que sea esta primera incursi¨®n en el vocabulario de Zegna, a menudo, una desear¨ªa que Pilati no se esforzara tanto, que se relajara y no tratara de complicar tanto las cosas.
No es infrecuente que los dise?adores ofrezcan sus mejores propuestas cuando no intentan epatar con cada pliegue, como demostr¨® Giorgio Armani en el ¨²ltimo d¨ªa de la cita. De la mano de una silueta m¨¢s ajustada, exhibi¨® una versi¨®n muy gr¨¢cil de s¨ª mismo. La ropa deportiva y tecnol¨®gica es ¡°un hilo que recorre toda la colecci¨®n¡± seg¨²n las notas. La ligereza que hab¨ªa exhibido previamente en su l¨ªnea Emporio ¡ªsurcada por cremalleras, cortes l¨¢ser y hex¨¢gonos¡ª se uni¨® en Giorgio a la tradici¨®n de sastrer¨ªa y otorg¨® a los trajes un gesto suave y a¨¦reo. Una finura que, en estos momentos, los caballeros de la moda italiana exhiben m¨¢s sobre la pasarela que fuera de ella.
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