Una mula que habla
Si hay un acontecimiento que nadie debe perderse este fin de semana es el Festival de Nuevas Tendencias, MULA FEST, situado en un colosal pabell¨®n de Ifema. Bajo su techo, en un recinto de 60.000 metros cuadrados hay de todo, desde coches y motos customizadashasta decenas de puntos de tatuaje y de grafiteros. Pero en los entornos, al aire libre, hay mucho m¨¢s, m¨²sica y danza y acrobacias y restaurantes.
Jam¨¢s cab¨ªa imaginar que Espa?a pudiera acoger una muestra de esta envergadura (la ¨²nica de Europa) y de esta catadura. Su catadura es el arte urbano que desde el parkours (escalada de edificios), a la m¨²sica callejera conforman una alternativa como no se podr¨ªa imaginar. Berl¨ªn, por ejemplo, ha tolerado este arte de la calle (art street), pero en Espa?a a¨²n se sigue con la obsesi¨®n por la pulcritud y el orden culpabilizado ante las ¡°manchas¡±.
El famoso grafitero Muelle fue reconocido como artista a?os despu¨¦s de su muerte en 1990 y el C¨ªrculo de Bellas Artes ha cedido a esta feria un gran mural. Pero, curiosamente, el C¨ªrculo de Bellas Artes no ha logrado la circulaci¨®n de este concepto creativo que une la espontaneidad con la ciudad, la marginalidad con el centro y el arte con la p¨¦rdida de respeto al edificio oficial.
En fin, no se pierdan MULA FEST. Es posible que nunca no hayan visto cosa igual. Es tan espectacular y a la vez tan propia que los organizadores se resisten a explicar que significa MULA FEST. No estoy seguro de reproducir bien lo que me susurraron, pero MULA viene a ser Madrid Urban Loisirs (?) and Arts. Pero no se f¨ªen. El secreto encierra una declaraci¨®n de principios nucleares que acoge todo lo que hoy parece marginal y que es, a la vez, encantaci¨®n.
Tres factores, al menos, convergen en el alma de esta MULA. Uno es la fabricaci¨®n de los propios objetos mediante una estrecha relaci¨®n con las m¨¢quinas. Si en principio las m¨¢quinas fueron enemigas de los luditas y despu¨¦s pasaron a ser temibles robots, ahora son como MULAS, tan humanizables como los animales.
El segundo factor presente (propio de la tercera revoluci¨®n industrial) es el amateurismo. No hay titulados para cada cosa sino que cada cosa pertenece al sujeto que la adapta a su gusto y creatividad. Es el fen¨®meno de los Makers que Chris Anderson expuso el a?o pasado en Estados Unidos. Todos somos aut¨®nomos, todos somos productores. Las t¨¦cnicas de la fotocopiadora en 3D, el l¨¢ser c¨²ter, la m¨¢quina CNC o el autoCad permiten una fabricaci¨®n casera y ajena a los modos de la General Motors o la General Electric. Las series son cortas a la manera que ahora hacen las peque?as editoriales que pululan en Espa?a y encuentra su demanda en la long tail de Amazon.
Pero, adem¨¢s, el tercer factor, clave maestra del cambio, es la aniquilaci¨®n del intermediario. En el comercio, los internautas compran directamente del agricultor, los consumidores culturales esperan consejo de sus pares antes que de los profesionales y la informaci¨®n salta a la pantalla sin pasar por la ret¨®rica del periodismo tradicional. No solo el dinero se obtiene cada vez m¨¢s de otros pares no bancarios, sino que, definitivamente, la pol¨ªtica vive el descr¨¦dito de sus representantes, intermediarios que se comportan como par¨¢sitos que absorben el deseo social.
El maker movement se encuadrar¨ªa dentro de las manifestaciones de los indignados y el anuncio de una ¨¦poca en que la sociedad busca gestionarse en horizontal. ?Un ejemplo? El espect¨¢culo de ese en¨¦rgico futuro se vislumbra ahora mismo en MULA FEST. Siendo MULA, una mansa caballeriza que nos conduce a un mundo de creaci¨®n conjunta y, en consecuencia, de impensable paz. No se pierdan, pues, esta MULA (?Francis?) quienes puedan. Hasta el domingo en Ifema, en Madrid.
Babelia
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