La memoria como leyenda
El escritor barcelon¨¦s Mauricio Wiesenthal traza en ¡®Siguiendo mi camino¡¯ una autobiograf¨ªa peculiar de erudito trotamundos
No oculta Mauricio Wiesenthal (Barcelona, 1943) que es ante todo un fabulador. Y que incluso su nuevo t¨ªtulo, Siguiendo mi camino (Acantilado), que se presenta como unas memorias, tiene mucho de inventiva: ¡°Yo creo en el arte. Todo lo que puedas intentar escribir objetivamente est¨¢ pasado por tu interior. Las memorias est¨¢n filtradas por el tiempo, por las circunstancias y por otras 20.000 cosas. As¨ª que es mejor que te centres decididamente en los elementos emotivos que quedan en ti. Es una idea antigua. Era lo que fundamentaba a Homero. ?l contaba su guerra de Troya, no la guerra de Troya¡±.
La guerra de Troya de este erudito de 70 a?os, autor de obras que van de la novela a la literatura de viajes, incapaz de definirse en un solo t¨¦rmino ¡ªpues puede ser, seg¨²n el momento, profesor de historia de la cultura o en¨®logo¡ª, es adem¨¢s de subjetiva, piadosa. Siguiendo mi camino es un libro conscientemente amable, lleno de viajes y hoteles. De encuentros con Cocteau o con j¨®venes y bellas mexicanas con las que se habla en maya en las ruinas de Palenque. De apariciones como extra en Lawrence de Arabia, que sin embargo no est¨¢n en pantalla. ¡°Hice de sargento ingl¨¦s, pero creo que me cortaron¡±, dice Wiesenthal, con humor y sin ning¨²n tipo de rencor.
Las memorias est¨¢n filtradas por el tiempo y otras 20.000 cosas¡±
No es el autor una persona de ajustes de cuentas, de los que reniega. Wiesenthal defiende que se aprende con la edad, que la experiencia, si no m¨¢s listos, al menos nos hace m¨¢s sabios. ¡°No todo crece con la edad, se dan prodigios jovenc¨ªsimos. Pero la complejidad sentimental e intuitiva que yo defiendo frente a esta sociedad basada ¨²nicamente en el raciocinio es fruto de la madurez¡±.
El libro surge, asegura, como correspondencia, en 2011. ¡°Sigo escribiendo cartas, soy un fetichista. Tengo incluso a veces miedo de crear malentendidos, porque yo por escrito abro mi coraz¨®n y me atemoriza que alg¨²n marido de mis amigas se lo pueda tomar de otra manera, pero mira, para ellos¡±, explica con esa comprensi¨®n del otro que separa la civilizaci¨®n de la barbarie, en su forma de ver la vida. ¡°En los a?os treinta les falt¨® piedad y todo lo que pas¨® deriva de eso. Es un problema de la burgues¨ªa que tiene mala conciencia y le da un sentido despectivo a todo t¨¦rmino¡±.
Lo burgu¨¦s es un universo desp¨®tico en el que se busca ¨²nicamente poder
Abomina de lo burgu¨¦s como concepto. Es su bestia: ¡°Me cocinaron en esa olla. En una familia burguesa de una ciudad burguesa en un mundo burgu¨¦s. Es un universo desp¨®tico en el que se busca ¨²nicamente el poder. No s¨¦ por qu¨¦ predicamos que toda la salvaci¨®n est¨¢ all¨ª. Ah¨ª me separo de Marx, el hombre parec¨ªa aspirar a ser clase media¡±. Erudito, viajado y hablador, lo ¨²nico que tiene de alem¨¢n es el apellido. ¡°Me siento muy espa?ol, parece que cuando lo digo estoy reivindicando alg¨²n nacionalismo, pero si me llamara P¨¦rez no tendr¨ªa este temor de que cuando voy a la Feria del Libro me sit¨²en con los autores extranjeros. Mi familia procede de Hamburgo, pero ya hace tres generaciones que estamos aqu¨ª. Mi abuelo vino a Espa?a en el reinado de Maria Cristina con la industria de la litograf¨ªa. Creaba tipos de letras. Todav¨ªa hay referencias a ¨¦l, a tipograf¨ªas con nombres exuberantes como Venus negra chupada¡±.
Si me llamara P¨¦rez no temer¨ªa que me sit¨²en con autores extranjeros¡±
Vestido como un dandi, con formas de caballero antiguo, defiende lo provisional, lo inestable frente a la estabilidad. ¡°Reivindico el nomadismo. Vivo de alquiler, no tengo coche. Pero si voy a un hotel, que sea el m¨¢s est¨¦tico. Siempre he tenido para pagarme un caf¨¦ en el Ritz. Y cuando he estado desesperado ese ha sido mi sitio. Porque hab¨ªa le¨ªdo en Dostoievski que uno toma las dimensiones del lugar en el que habita. Y pensaba: a ver si de vivir tanto tiempo en apartamentos ratonera se me va a pegar algo y acabo siendo un tipo martirizado y l¨²gubre que se cuelga de una viga¡±.
Y por eso, la conclusi¨®n del libro, si la hay, es que la existencia ha de ser l¨²dica: ¡°Todo en la vida es un juego. Y lo que no es juego es brutalidad. Pero de mayores jugamos de forma distinta. Todo tiene v¨¦rtigo y equilibrio. Hasta la pol¨ªtica es un juego que con el tiempo se va convirtiendo en una fechor¨ªa¡±.
Y dentro de ese juego est¨¢ el inalienable derecho al error. ¡°Viv¨ª en una ¨¦poca en la que un joven ten¨ªa derecho a no ser perfecto. A vivir sin sacarse cuatro masters y tres pedanter¨ªas. Hay una cultura del ¨¦xito que crea cobardes. Porque la cobard¨ªa no es m¨¢s que temor al fracaso. Y los cobardes hacen cosas muy feas. Nunca hay que olvidarlo¡±.
Babelia
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