El Prado acoge el retrato que Mengs realiz¨® de Jos¨¦ Nicol¨¢s de Azara
El Prado expone su ¨²ltima incorporaci¨®n Es el retrato que el pintor alem¨¢n Anton Raphael Mengs realiz¨® de Jos¨¦ Nicol¨¢s de Azara
Pocos son los privilegiados que, tras su fallecimiento, se hacen un hueco en el Pante¨®n de Roma. All¨ª est¨¢ directamente enterrado, con ata¨²d y dedicatoria en lat¨ªn incluidos, el genio italiano Rafael. Y all¨ª se coloc¨® una efigie con el busto del pintor Anton Rafael Mengs, tras su muerte en 1779. En el fondo, no era para menos, ya que est¨¢ considerado como uno de los artistas alemanes m¨¢s importantes del siglo XVIII.
El homenaje a Mengs ¨Ccuyo nombre, por cierto, estaba inspirado precisamente en el maestro de Urbino y en Antonio Allegri da Correggio- fue un regalo de su gran amigo e diplom¨¢tico espa?ol Jos¨¦ Nicol¨¢s de Azara. Y, siglos despu¨¦s, ambos se reencuentran ahora en una exposici¨®n que acoge el Prado y con la que celebra la ¨²ltima incorporaci¨®n a su patrimonio: precisamente un retrato que Mengs hizo de Azara.
Desde hac¨ªa tiempo, revisando las colecciones privadas, la pinacoteca pensaba en el Retrato de Jos¨¦ Nicol¨¢s de Azara como un buen candidato para sus pasillos. ¡°Es una obra muy refinada, una peque?a joya. Y es un cuadro de un gran maestro de la pintura, ligado a Espa?a, que retrata a una figura importante de la historia diplom¨¢tica del pa¨ªs¡±, aclara Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservaci¨®n e Investigaci¨®n del Prado. As¨ª, despu¨¦s de que el Ministerio de Cultura, Educaci¨®n y Deportes compensara hace un a?o a los descendientes de Mengs con 180.000 euros, y tras una suave restauraci¨®n, el cuadro luce ahora en la Sala 38 del Edificio Villanueva. Y all¨ª estar¨¢, junto con la exposici¨®n?Mengs y Azara. El retrato de una amistad de la que es la estrella, hasta el 13 de octubre.
Realizada en Florencia hacia principios de 1774, la obra del pintor de origen checo muestra a Azara a sus 43 a?os, sentado en una silla de manera, con un libro en la mano, un abrigo azul y la mirada hacia su retratista. ¡°Es un cuadro tard¨ªo de Mengs, que revela el neoclasicismo m¨¢s puro. Rafael era su modelo art¨ªstico m¨¢s importante¡±, explica ante la obra Gudrun Maurer, conservadora del Departamento de Pintura Espa?ola del siglo XVIII y Goya del museo, y comisaria de la muestra.
La exposici¨®n, cuyo otro comisario es Stephan Schr?der, Jefe del Departamento de Escultura Cl¨¢sica y del Renacimiento del Prado, tambi¨¦n presenta un retrato de Mengs realizado por su hija y tres grabados que reproducen obras del pintor alem¨¢n. Del legado de Azara, en cambio, proceden los libros que editaba el mecenas y seis de las estatuas que rescat¨® en una excavaci¨®n arqueol¨®gica en Tivoli. Tambi¨¦n hay dos bustos, cada uno a un lado del Retrato de Jos¨¦ Nicol¨¢s de Azara, y que recrean al artista alem¨¢n y al diplom¨¢tico espa?ol. El de Azara, adem¨¢s, lleva una inscripci¨®n en lat¨ªn: ¡°No te inquietes m¨¢s de lo debido¡±.
Tal vez el diplom¨¢tico tuviera que dec¨ªrselo a los romanos, desesperados tras su negociaci¨®n con Napole¨®n. Como contaba Schr?der, Azara lleg¨® a un acuerdo con el general, en nombre del Papa, para que no marchara hacia Roma. El diplom¨¢tico volvi¨® ganador y en Roma se le dedicaron celebraciones. Hasta que se dieron a conocer las condiciones del pacto: el Vaticano perd¨ªa r¨ªos de dinero y unas 500 estatuas del valor del Laooconte. All¨ª coloca Schr?der la principal causa del olvido del embajador, coleccionista, ilustrado mecenas y arque¨®logo, quien deja con su retrato su primera huella en el Prado.
Muchas son las improntas de Mengs por los pasillos de la pinacoteca. Y fuera de ella, porque el pintor que fue el encargado de la supervisi¨®n de la decoraci¨®n del Palacio Real madrile?o. Tambi¨¦n promocion¨® los j¨®venes talentos prometedores de la pintura espa?ola de entonces. Resulta que ten¨ªa buen ojo. Uno de ellos se llamaba Francisco de Goya.
Babelia
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