Camilo Jos¨¦ Vergara, el fot¨®grafo del declive americano
El artista de origen chileno recibe la medalla nacional a las Humanidades por su trabajo documentando la decadencia urban¨ªstica de las principales capitales de EE UU
Durante m¨¢s de 40 a?os, el fot¨®grafo de origen chileno Camilo Jos¨¦ Vergara se ha dedicado a documentar con su c¨¢mara la decadencia urbana de las grandes ciudades y las capitales del cintur¨®n industrial de Estados Unidos. De manera paulatina, Vergara ha regresado a los barrios m¨¢s deprimidos de Detroit, Baltimore, Camden, Nueva York o Los ?ngeles, para capturar la transformaci¨®n de una fachada concreta, de la esquina de una calle, de una biblioteca y, a trav¨¦s de esa evoluci¨®n, constatar c¨®mo la desigualdad se muestra en los edificios tanto como en las personas.
Ese trabajo -expuesto en la Biblioteca del Congreso, el Nuevo Museo de Arte Contempor¨¢neo de Nueva York o el museo Paul Getty- le ha valido el reconocimiento de la Casa Blanca que ha otorgado a Vergara la medalla nacional a las Artes y a las Humanidades, un prestigioso galard¨®n que se otorga cada a?o a 24 representantes de ambas ramas (12 y 12) que el presidente de EE UU, Barack Obama, entregar¨¢ este martes al fot¨®grafo. En una conversaci¨®n telef¨®nica desde Nueva York, donde Vergara reside desde que llegara a la ciudad a estudiar Sociolog¨ªa a mediados de los 60, ¨¦ste subraya la importancia del premio por hab¨¦rsele concedido en la vertiente de humanidades y no art¨ªstica. ¡°Yo soy un fot¨®grafo distinto a los otros, a m¨ª me dan la medalla por la especialidad de humanidades, porque mi responsabilidad es fotografiar la historia de los barrios arruinados, que se est¨¢n cayendo a pedazos, donde la inversi¨®n es cero y cuyos habitantes los est¨¢n abandonando¡±, cuenta.
Mi trabajo no consiste en tomar im¨¢genes de cosas bonitas. Yo no creo belleza, yo creo historias¡±
La fascinaci¨®n por ahondar en los contrastes urbanos de Vergara nace de su experiencia personal antes que de su inter¨¦s acad¨¦mico por la sociolog¨ªa, reconoce el fot¨®grafo. ¡°Mi padre era de una familia muy rica que se las arregl¨® para perder todo lo que ten¨ªa y a nosotros nos manten¨ªan los parientes ricos, de modo que, desde peque?o, mi visi¨®n fue que las cosas siempre iban a empeorar¡±, se?ala. Esa perspectiva pesimista se reafirm¨® en el documentalista cuando lleg¨® a Estados Unidos. ¡°Visit¨¦ las capitales del Medio Oeste y me pregunt¨¦ c¨®mo pod¨ªa ser posible que los americanos que hab¨ªan construido esas ciudades tan fant¨¢sticas, con unos edificios tan perfectos, los hubieran dejado destruirse¡±.
Esa inquietud llev¨® a Vergara a documentar con c¨¢mara la evoluci¨®n de esa decrepitud y, tambi¨¦n, en algunos casos, su recuperaci¨®n y revitalizaci¨®n. ¡°Mi trabajo no consiste en tomar im¨¢genes de cosas bonitas. Yo no creo belleza, yo creo historias¡±, afirma el documentalista. Como si de un Monet moderno se tratara, Vergara regresa cada a?o -y siempre que se lo permite su econom¨ªa- con sus lentes ¨®pticas para refotografiar desde el mismo preciso lugar,? la misma explanada desierta, el mismo muro, la misma calle para contar sus historias y captar su esp¨ªritu.
Los ¨¢rboles, los muros, las escuelas, las carreteras tambi¨¦n nos hablan de manera elocuente de la realidad"
Precisamente por haber recogido el ¡°esp¨ªritu imperecedero que brilla en la decadencia¡± y por haber sabido ¡°reflejar la cultura vibrante y en constante cambio de nuestras comunidades¡± es por lo que la Casa Blanca ha concedido a Vergara la medalla nacional. El fot¨®grafo se sorprende de esa visi¨®n positiva que subraya la presidencia y aunque no reniega de ella, llama la atenci¨®n, fiel a ese sentimiento tr¨¢gico de la vida que lo acompa?a desde su ni?ez, en la parte oscura del sue?o americano. ¡°Es cierto que en la historia de EE UU hay un esp¨ªritu de adaptaci¨®n y de superaci¨®n, pero no lo es menos que hay mucha gente que se pierde, las c¨¢rceles est¨¢n llenas, hay muchos que mueren antes de lo que debieran... Para m¨ª, lo importante es mostrar el lado f¨ªsico de todo esto. Los ¨¢rboles, los muros, las escuelas, las carreteras tambi¨¦n nos hablan de manera elocuente de la realidad¡±, se?ala.
Con su trabajo Vergara pretende provocar un di¨¢logo sobre el espacio urbano en las ciudades y el reflejo de la sociedad que ello supone. Sus fotograf¨ªas de una biblioteca abandonada en Camden (Nueva Jersey) -una de las ciudades m¨¢s pobres de EE UU- en cuyo interior han echado ra¨ªces varios ¨¢rboles, empujaron a las autoridades a no derribar el edificio y a protegerlo con una valla. ¡°Mi contribuci¨®n tal vez tenga que ver con que la reja est¨¦ all¨ª, pero el Ayuntamiento no ha hecho nada para impedir que la biblioteca se caiga a pedazos¡±, se lamenta el fot¨®grafo.
De camino a Washington a recoger el premio, Vergara tiene previsto volver a parar frente al edificio y retratarlo de nuevo. ¡°Ver qu¨¦ tipo de persona se sienta all¨ª, qu¨¦ tipo de basura le echan por la reja... Esa es su historia, esa es su vida, pero si usted me pregunta a qui¨¦n le sirve eso, yo no se lo puedo decir. Pero creo que es importante que la gente constate esa idea de transitoriedad de las cosas y d¨¦ m¨¢s valor a lo que est¨¢ viviendo ahora¡±.
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