Iv¨¢n Fandi?o, rotundo

La faena de Iv¨¢n Fandi?o al tercero de la tarde record¨® a aquella otra del ¨²ltimo San Isidro, firme el torero, rotunda la torer¨ªa, por la que consigui¨® el premio de la feria madrile?a. All¨ª result¨® herido y no pudo saborear el triunfo; aqu¨ª ha podido pasear las dos orejas tras una gran estocada que rubricaba una faena henchida de hondura, sabor y aroma.

Por fin, apareci¨® el buen toreo; y el toro de calidad. Por fin, se pudo disfrutar la nobleza encastada de un animal de largo recorrido, de embestida repetidora, que acud¨ªa al cite humillado y fijo en la tela; por fin, apareci¨® un torero bien plantado, ortodoxo y con las ideas claras, que hizo el toreo de verdad, especialmente por el lado derecho, largo y hondo, sin concesiones a la galer¨ªa, que si bien tard¨® en llegar a este p¨²blico festivo, convenci¨® a todos de que ese y no otro es el fundamento de esta fiesta.

Ha sido, hasta el momento, la faena de la feria por su rotundidad, firmeza, profundidad y torer¨ªa. Un buen regalo para Fandi?o despu¨¦s del tremendo susto del jueves.

El triunfo fue de este torero, pero el protagonista indiscutible de Pamplona se llama Juan Jos¨¦ Padilla. Tambi¨¦n sali¨® a hombros porque se lo gan¨® a pulso a base de entrega, tes¨®n, valent¨ªa y compromiso. Le concedieron la oreja de su primero por unos mantazos hijos del salto de la rana a un toro que dur¨® poco, y le negaron la segunda por su labor ante el cuarto, el otro toro bueno de la tarde. Err¨® del presidente porque Padilla no solo mulete¨® con reposo y hondura a un animal que repiti¨® la embestida, sino que derroch¨® entrega desde el inicio de la lidia y respondi¨® con creces al enorme cari?o que esta plaza le profesa.

Padilla es el rey de los Sanfermines, y fue un aut¨¦ntico cicl¨®n. Sali¨® al ruedo borracho de motivaci¨®n, excesivamente acelerado, lo que le perjudic¨® a la hora de ejecutar las suertes. De todos modos, se luci¨® con ese toro cuarto, aunque su p¨²blico solo reaccionara cuando traz¨® un circular, se puso de rodillas, dio molinetes y toc¨® uno de los pitones con sus labios.

No tuvo suerte Perera, muy serio toda la tarde, porque su lote fue el garbanzo m¨¢s negro de la corrida, junto con el sexto, con el que Fandi?o se desesper¨®. Perera estuvo seguro, valeroso, sin perderle la cara a ninguno de sus dos deslucidos oponentes. A pesar de ello, pas¨® desapercibido ante el tercero, y solo el bajonazo descarado con el que despach¨® al quinto rest¨® m¨¦ritos a su labor.