Sonre¨ªr a la muerte, de Ybarra Zabala
Un instante es lo que tardas en realizar una imagen y en un instante uno puede pasar de la vida a la muerte. Todo ocurre en un disparo
La imagen es del 6 de diciembre de 2006, en la ciudad iraqu¨ª de Ramadi. La mayor Megan McClung sonr¨ªe mientras toma la foto del hijo de uno de los l¨ªderes sun¨ªes, que apunta su pistola hacia ella con aires de pistolero. En segundo plano, grupo de civiles y militares contemplan la escena con gesto de fastidio. La soldado, jefa de prensa de los marines, representa la visi¨®n estadounidense de lucha por la democracia y la libertad del pueblo iraqu¨ª frente a la mirada de recelo hacia las fuerzas de ocupaci¨®n que sostiene el grupo. La situaci¨®n se centra en dos gestos: la tensi¨®n en la boca del peque?o, lista para lanzar el bramido que acompa?a al disparo, y la placidez que desprende la sonrisa de la soldado. Pero eso vale solo para la radiograf¨ªa de ese instante.
A punto de concluir 2006, la situaci¨®n de Irak hab¨ªa hecho saltar todas las alarmas sobre la ocupaci¨®n del pa¨ªs. Los ¨ªndices de v¨ªctimas militares se hab¨ªan disparado, las cifras de muertes violentas ese a?o se situaron por encima de los 34.000 fallecidos. En ese escenario, los Gobiernos, que formaban parte de la coalici¨®n, comenzaban a cuestionarse si la guerra ten¨ªa alg¨²n sentido. Mientras republicanos y dem¨®cratas discut¨ªan en Estados Unidos sobre c¨®mo enfrentarse a lo que parec¨ªa una nuevo Vietnam, el fot¨®grafo ?lvaro Ybarra Zavala (Bilbao, 1979) hab¨ªa viajado hasta la capital iraqu¨ª contratado por Newsweek. Llevaba un mes en Irak, fotografiando civiles y militares asesinados, pero los d¨ªas de violencia parec¨ªan tocar a su fin para ¨¦l. Ya ten¨ªa cerrado su billete de vuelta, cuando recibi¨® una llamada de la redacci¨®n de la revista, y ya se sabe que los jefes no suelen ser portadores de buenas noticias. Las autoridades militares estadounidenses se hab¨ªan reunido con los principales medios period¨ªsticos de EE UU pidiendo que fueran testigos de la puesta en marcha de una nueva estrategia para reducir la violencia y preparar la salida de las tropas. Aquello retrasaba la vuelta al menos cuatro d¨ªas. No hab¨ªa tiempo para el relevo.
D¨ªas despu¨¦s, los l¨ªderes sun¨ªes esperaban en la ciudad de Ramadi. Los periodistas viajaban empotrados con los soldados, en un convoy integrado por cinco veh¨ªculos. El fot¨®grafo espa?ol ya conoc¨ªa al grupo militar. Con la mayor M. McClung hab¨ªa coincidido en otras ocasiones, sab¨ªa que defend¨ªa la invasi¨®n y que cre¨ªa estar haciendo lo que deb¨ªa. La ma?ana se dedic¨® a las reuniones mientras los periodistas tomaban nota de lo que suced¨ªa. Hasta dio tiempo a picar algo antes de partir. La foto se tom¨® instantes antes de la salida del convoy. Justo antes de subir a los coches, la soldado pidi¨® al fot¨®grafo espa?ol que le cambiara el puesto, ella viajar¨ªa en el coche tercero con el capit¨¢n del grupo. Quer¨ªa aprovechar el traslado para consultar temas pendientes. La situaci¨®n qued¨® as¨ª: Ybarra en el primer coche, Megan? McClung en el tercero, y la periodista de Newsweek, que cubr¨ªa la informaci¨®n, con el fot¨®grafo en el cuarto veh¨ªculo. Ybarra Zavala ha cubierto varias guerras y sabe detectar el peligro. En el camino sinti¨® un miedo repentino que lo oblig¨® a encogerse como una bola en el asiento de detr¨¢s del conductor. La zona se hab¨ªa convertido en una guerra de guerrillas dif¨ªcil de controlar. Fue justo al salir de una curva cuando escuch¨® un ruido que ahora identifica como el que produce un petardo. Tras el plaff, uno de los coches qued¨® cruzado en la carretera. La comitiva hab¨ªa ca¨ªdo en una emboscada a unos 500 metros del puesto de control m¨¢s cercano. ¡°Disparaban con RPG (bazokas) desde el flanco derecho. La situaci¨®n se volvi¨® muy complicada¡±. El fot¨®grafo recuerda que al salir del coche vio dos cuerpos en el suelo y una bola de fuego. En ese momento no identific¨® a la soldado, la mujer que hab¨ªa ocupado su lugar en el veh¨ªculo. El combate dur¨® mucho tiempo, con situaciones muy tensas, hasta que llegaron los Harrier (helic¨®pteros). La foto de Megan McClung, sonriendo antes de caer muerta, no form¨® parte del reportaje de la revista. En ese contexto no aportaba nada. Se public¨® despu¨¦s de que la familia de la soldado conociera la tragedia (entre otros medios, en El Pa¨ªs Semanal del 4-3-2007). Su testimonio gr¨¢fico, navega por la red, firmada por Getty Images / ?lvaro Ybarra Zavala.
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