¡®Il postino¡¯: ?pera en espa?ol con pasaporte americano
La obra creada por el mexicano Daniel Cat¨¢n se estren¨® anoche en el teatro Real Puede gustar m¨¢s o menos, pero el espect¨¢culo tiene sus reglas del juego y en eso es impecable
En uno de los l¨²cidos ensayos contenidos en su libro Partitura inacabada, el creador mexicano Daniel Cat¨¢n se refiere al compositor y su oficio afirmando: ¡°Esta especie de locura voluntariamente inducida que el compositor vive, no parece ser necesaria, que yo sepa, para la adquisici¨®n de ning¨²n otro oficio. Pero ning¨²n otro oficio permite al artista la tremenda satisfacci¨®n que representa el manejo del tiempo. Es algo as¨ª como viajar libremente sin el peso del cuerpo; algo as¨ª como una probadita de eternidad¡±. A Daniel Cat¨¢n hay que situarlo en primer lugar como pensador. La dedicaci¨®n a la creaci¨®n musical y, en particular, a la ¨®pera tiene en su caso algo de respuesta filos¨®fica a sus inquietudes. Su mayor desaf¨ªo viene de la posibilidad de hacer ¨®pera en espa?ol desde Am¨¦rica. No es casual que dos de sus t¨ªtulos l¨ªricos m¨¢s representativos hayan visto la luz en la ?pera de Houston ¨CFlorencia en el Amazonas y Salsipuedes- y no es extra?o que la ¨®pera que ahora se representa el Real proceda de Los ?ngeles, donde se estren¨® en 2010, iniciando un recorrido con parada y fonda en Viena, Par¨ªs, M¨¦xico y Chile. Conviene recordar que la ?pera de Houston est¨¢ en el grupo de las big five estadounidenses, habi¨¦ndose estrenado all¨ª Porgy and Bess, de Gershwin, o la primera producci¨®n escenificada de Treemonisha de Scott Joplin, adem¨¢s de la ¨®pera pop Jackie O. de Daugherty, o t¨ªtulos significativos de Bernstein, Tippett o Adams, entre otros. El prestigio de Cat¨¢n se ha cimentado en Houston, aunque su introducci¨®n en Estados Unidos fuese a trav¨¦s de la ?pera de San Diego con La hija de Rappacini, sobre un texto de Octavio Paz, previamente estrenada en el Palacio de Bellas Artes de M¨¦xico. Es, pues, Cat¨¢n un compositor que goza de un gran reconocimiento en Estados Unidos. Los valores est¨¦ticos primordiales de sus obras l¨ªricas son considerablemente diferentes a los que priman en Europa. Tiene mucho m¨¦rito que en ning¨²n momento Cat¨¢n haya renunciado lo m¨¢s m¨ªnimo a su reivindicaci¨®n del espa?ol cantado y a la selecci¨®n de libretos o puntos de partida textuales de gran calidad literaria. Todo ello impone una forma moderna de ¡°recitar cantando¡±. El realismo m¨¢gico convive con las exigencias teatrales de una manera naturalista de contar. Hay un sentido mel¨®dico permanente, que en ocasiones est¨¢ aderezado de elementos populares con intenciones sentimentales como en el bolero Comprendo ¡ªhasta tres veces en Il postino¡ª o reforzado por instrumentos tan entra?ables como el acorde¨®n. La comprensi¨®n en clave esc¨¦nica fuerza a otro sentido del tiempo, a una manera muy personal de plantear las met¨¢foras. El razonamiento te¨®rico de partida tiene una soluci¨®n pr¨¢ctica perfectamente definida. (Es curioso que esta ¨®pera suceda en el tiempo a Wozzeck en la programaci¨®n del Real. Un teatro debe mostrar espect¨¢culos musicales en las ant¨ªpodas. Desde luego, las ¨®peras de Berg y Cat¨¢n lo est¨¢n).
'Il postino'
De Daniel Cat¨¢n. Con Vicente Ombuena, Leonardo Capalbo, Cristina Gallardo-Dom?s, Sylvia Schwartz y Nancy Fabiola Herrera, entre otros. Sinf¨®nica de Madrid. Director: Pablo Heras-Casado. Producci¨®n de la ?pera de Los Angeles. Director de escena: Ron Daniels. Teatro Real, 17 de julio.
Un valor a?adido reside en la oportunidad de conocer de primera mano lo que viene de Am¨¦rica y es aceptado all¨ª sin ning¨²n tipo de reservas. Cuando Gerard Mortier desembarc¨® en Madrid se?al¨® en varias ocasiones que el Teatro Real iba a ser un puente entre Europa y Am¨¦rica desde el punto de vista l¨ªrico. Las ¨®peras del otro lado del charco han venido con cuentagotas, todo hay que decirlo. En Cat¨¢n se hace realidad, por otra parte, la correspondencia positiva entre Iberoam¨¦rica y Estados Unidos. Todo ello refuerza el inter¨¦s cultural de esta propuesta, a pesar de la ca¨ªda de cartel a ¨²ltima hora del tenor Pl¨¢cido Domingo.
El reparto vocal, la direcci¨®n musical y el planteamiento teatral son de una gran coherencia. Importa lo que se quiere contar pero tambi¨¦n la forma de hacerlo. Podr¨¢ gustar m¨¢s o menos ¡ªde hecho hubo en el Real reacciones muy favorables y otras m¨¢s distantes¡ª pero el espect¨¢culo tiene sus reglas del juego y en ese sentido es impecable. La comunicaci¨®n sala-escenario es fundamental. Se defiende con convicci¨®n el apartado po¨¦tico. Se narra desde una visi¨®n esc¨¦nica conceptualmente sencilla y en todo momento al servicio de la historia. Se deja a un lado el riesgo ling¨¹¨ªstico y no se renuncia a las emociones propias de la l¨ªrica. La representaci¨®n de Il postino tuvo una acogida m¨¢s que favorable en Madrid. A destacar de un modo preferente la l¨ªnea m¨²sico-teatral de Nancy Fabiola Herrera, la direcci¨®n musical de Pablo Heras-Casado y la seguridad de Vicente Ombuena sustituyendo a Pl¨¢cido Domingo. La ¨®pera en espa?ol que viene de Am¨¦rica en el siglo XXI tiene sus reglas propias. Para bien o para mal es un tema que invita a la reflexi¨®n
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