Aguafiestas
El frenazo judicial a la privatizaci¨®n de seis hospitales en la Comunidad de Madrid era solo un tropez¨®n en la inercia que habitualmente nos lleva
El frenazo judicial a la privatizaci¨®n de seis hospitales en la Comunidad de Madrid era solo un tropez¨®n en la inercia que nos lleva. Un contratiempo que se sortear¨ªa cambiando la letra a la misma melod¨ªa. La judicializaci¨®n de la pol¨ªtica acaba siempre en un frustraci¨®n. La pol¨ªtica no se hace en los tribunales, sino que m¨¢s bien la pol¨ªtica termina por hacer a los tribunales. Hubiera sido una oportunidad para abrir el debate, pero nadie quiere que se debata. Vimos construir autopistas de peaje alrededor de Madrid que nadie necesitaba, as¨ª que el negocio de los hospitales ser¨¢ dif¨ªcil que se les escape, sabedores de que enfermar y morir es una de esas man¨ªas a las que nunca renunciamos.
Lamela, G¨¹emes y Lasquetty son solo estaciones de paso en un recorrido ya dise?ado sin debate ciudadano. Para evitar sectarismos y demoras judiciales, nada hubiera sido mejor que preguntarle a los profesionales, verdaderos especialistas en un asunto tan delicado como la sanidad p¨²blica. Pero cuando han expresado su opini¨®n se les ha tratado como a borrokas con bata blanca. Los responsables de la privatizaci¨®n merecen estatuas ecuestres, pero quiz¨¢ se conformen con un buen puesto directivo en las mejores empresas del ramo. Los rutilantes nuevos edificios, levantados con el dinero de todos, parecen pedir a gritos un due?o, ahora que el Estado no quiere serlo, dimitido de su ¨²nica raz¨®n de ser: la salvaguarda de la calidad de vida y muerte de los ciudadanos.
Ayuntamientos subastan obras de arte de sus fondos, liquidan edificios p¨²blicos en un mercado a la baja. Fingen as¨ª cuadrar las cuentas. El empobrecimiento del ciudadano tiene adem¨¢s su ir¨®nica contrapartida en el aumento de impuestos mientras disminuye la cuota de servicios sociales que le corresponder¨ªan por ese incremento. La racionalidad, si es tan racional, ?por qu¨¦ se empe?an en imponerla tap¨¢ndonos los o¨ªdos y la boca? Aparentan que esto fuera otra batalla ideol¨®gica entre siglas y no tuviera una incidencia may¨²scula sobre las personas, voten al partido que voten. En esta idea del mercado ¨¹ber alles, del comercio por encima de todo, el escollo judicial en la privatizaci¨®n igual que cualquier opini¨®n discordante quedan como una est¨¦ril protesta de los aguafiestas. La fiesta est¨¢ preparada, pero no estamos invitados.
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