Macho
Es tan f¨¦rtil el machismo espa?ol que incluso le dio al mundo la palabra macho
Es tan f¨¦rtil el machismo espa?ol que incluso le dio al mundo la palabra macho. Mucho macho hombre, he escuchado decir a los ingleses. Ahora la Loter¨ªa, tan espa?ola como los abrazos que describ¨ªa Larra, ha hecho su programa macho y ha lanzado ese anuncio (¡°Deja que te toque¡±) que parece una teor¨ªa del azar traducido por un macho. Azar y machismo, no estar¨ªa mal la tesis.
Al machismo lo carga el diablo, y a los anuncios tambi¨¦n. En Mad Men, que acaba en el Plus, se han preocupado tanto por contar la energ¨ªa sinuosa de esa empresa que casi nunca hicieron un anuncio que llamara la atenci¨®n. Y cuando acaba la temporada ponen en marcha uno que desbarata a la c¨²pula, porque Draper (que ha sido el m¨¢s mucho macho hombre de todos) advierte en su hechura la mano del machismo. El anuncio no es machista, o no mucho, pero lo que hay detr¨¢s responde a los patrones del d¨¦jate tocar que aqu¨ª le toc¨® a la Loter¨ªa.
La tele es un relato, dicen los expertos. En plan dom¨¦stico, ese relato le da sentido a la dedicaci¨®n del que la ve por oficio. Cuando acab¨® ese cap¨ªtulo de Mad Men en el que a Draper lo llaman monstruo me fui a TCM y all¨ª estaba, otra vez, Sed de mal, en la que se retrata al monstruo en estado puro. Antes de ver naufragar el cuerpo inerte de Quinlan (Orson Welles en su estado m¨¢s impuro, m¨¢s esencial) el macho, todos los machos, han expresado con maldad y desverg¨¹enza su desprecio del otro, y sobre todo de la otra. Y en esas im¨¢genes finales una mujer, su amante, rescata al monstruo de su detritus. ¡°Un hombre especial¡±. ?No puede decir nada m¨¢s?, le pregunta el fiscal. ¡°Qu¨¦ importa lo que se diga sobre una persona¡±.
En Mad Men, Draper termina enrollado en s¨ª mismo, asustado otra vez por un pasado que ahora despierta en ¨¦l esa apelaci¨®n terrible: ¡°Eres un monstruo¡±. En el pico de su borrachera, Quinlan ha querido que su amante triste le lea el futuro. ¡°Tu futuro est¨¢ agotado¡±. Cuando Draper se enrolla y dimite de la luz y del d¨ªa y quiz¨¢ del porvenir parece caer sobre ¨¦l, con esa palabra, la misma condena. Qui¨¦n sabe. Lo cierto es que todas esas im¨¢genes juntas parecen ahora un retrato del macho enfrentado a su espejo roto. Despojado, el hombre sin atributos se pregunta qui¨¦n fue. Fue macho.
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