La ciudad loca por sus cert¨¢menes
El esp¨ªritu de Toronto se puede tocar por los m¨¢s de setenta cert¨¢menes que se celebran a lo largo del a?o
Sonia Sakamoto-Jog se apunt¨® como voluntaria al festival internacional Toronto Reel Asian, uno de los escaparates de las pel¨ªculas asi¨¢ticas y de Asia en la di¨¢spora en la ciudad canadiense, porque deseaba encontrar ¡°una comunidad¡±, un grupo de gente con afinidades y cosas que compartir. Del voluntariado, se fue involucrando cada vez m¨¢s en la organizaci¨®n del evento, hasta que ha llegado a ser su directora ejecutiva. Richard Fung creci¨® en Regent Park, un barrio de Toronto proyectado por el Gobierno en los a?os cuarenta y en el que ahora la pobreza impera, pero que cree a rabiar en su propio festival de cine como manera de impulsar la capacidad de resistencia y descubrir otros horizontes m¨¢s all¨¢ de su aislamiento. Fung ha sido su director de programaci¨®n y lidera diversas iniciativas en educaci¨®n. Una de ellos lo llev¨® hasta Cannes; era la primera vez que cruzaba las fronteras canadienses.
Toronto es la ciudad de los barrios y de un mosaico de culturas diferentes: casi la mitad de sus residentes ha nacido fuera de Canad¨¢. Y esa diversidad se expresa en los m¨¢s de setenta cert¨¢menes que pueblan el calendario a lo largo del a?o, adem¨¢s de en el ansia por crear comunidad o por afianzarla. La pasi¨®n por el cine se palpa como una convicci¨®n de lo que supone estar en Toronto, en las hordas de voluntarios que engrasan la maquinaria casi siempre eficaz de los festivales, ¡ªalgunos de ellos peregrinan de uno a otro¡ª,o en la asistencia, llueva, nieve o ventee, ya sea a las proyecciones o a las actividades. El cine sirve para reunirse y hablar, para aprender, para comer o hacer negocios. Toronto no es solo su gigantesco Festival Internacional de Cine. Del enorme ¨¦xito, popularidad e inspiraci¨®n del TIFF, que naci¨® como ¡°el festival de los festivales¡± en 1976, admiten los organizadores de sus hijos, han ido surgiendo los dem¨¢s. Ahora el cobijo que ofrece es muy tangible: desde 2010, el TIFF Bell Lightbox, el espectacular edificio que se ha convertido en su sede, tambi¨¦n acoge la celebraci¨®n de peque?os festivales, como ha sido el caso de Cinefranco o el muy joven Toronto Irish Film Festival.
Si cada festival es un peque?o mundo que quiere formar su comunidad, la relaci¨®n entre ellos es bastante de pi?a. Y otro edificio viene a demostrarlo: el 401 de Richmond Street West, construido en 1899 como f¨¢brica, y que hoy da cabida a m¨¢s de 170 artistas. En este espacio de esa reminiscencia industrial tan apreciada por aquellas tierras se encuentran los cuarteles generales de ImagiNative, dedicado al cine ind¨ªgena, el Inside Out de LGBT, o el Images de cine y videocreaci¨®n experimental. Pero la comunidad festivalera se ensambla tambi¨¦n por las co-presentaciones que se realizan de festival a festival. Si una pel¨ªcula del Toronto Russian Film Festival tiene como centro la dura situaci¨®n de los gais en Rusia, es tambi¨¦n proyectada junto con Inside Out. Shahram Tabe, un cient¨ªfico procedente de Ir¨¢n que le roba horas al sue?o para llevar adelante el International Diaspora Film Festival, basado en las vivencias del exilio, se enorgullece de que trabaja a la vez ¡°de manera muy agradable¡± con los festivales de cine palestino y jud¨ªo. La abogada Dania Madij fue una de las impulsoras del Toronto Palestine Film Festival que arranc¨® de una conmemoraci¨®n que pensaron al principio que ser¨ªa aislada, la del D¨ªa de la Nakba o el Desastre, cuando el Estado de Israel fue fundado. Madij agradece la ayuda que los organizadores de otros cert¨¢menes les brindaron cuando ellos no ten¨ªan experiencia. Tambi¨¦n los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, cuyos consulados en Toronto organizan cada a?o The European Union Film Festival, y que cuentan con una oficina para este prop¨®sito, est¨¢n mucho m¨¢s de acuerdo para este encuentro gratuito en el coraz¨®n del barrio italiano, en el que se pueden ver pel¨ªculas relativamente recientes, que a la hora de establecer pol¨ªticas conjuntas al otro lado del oc¨¦ano.
Mientras el TIFF se desarrolla entre las cl¨¢sicas alfombras rojas, la atracci¨®n de los famosos y el glamour de los vestidos, existe otra forma de vivir el cine que coincide por las mismas fechas: el Toronto Urban Film Festival se celebra en los andenes del metro, gracias a las pantallas que normalmente emiten noticias mientras los viajeros esperan. La idea, explica su fundadora Sharon Switzer, es ¡°llevar las pel¨ªculas al ciudadano medio¡± y este festival lo hace con la proyecci¨®n de cortos cada diez minutos, que hacen que ¡°a veces se pierda el tren¡±. La pen¨²ltima aproximaci¨®n a los espectadores est¨¢ en el Sail-in-Cinema Festival; all¨ª se pueden ver las pel¨ªculas desde las orillas del lago Ontario en una pantalla instalada en una barcaza.
Nombre un pa¨ªs y quiz¨¢ encuentre aqu¨ª algo de su cine. O nombre un tipo de filmaci¨®n, como la de las c¨¢maras Super 8, que el 8 Fest trata de conservar y reivindicar gracias al tes¨®n de personas como Andrew James Paterson, quien defiende esta forma de hacer cine y la describe sobre todo como ¡°social¡±. Elija un tema y tal vez alg¨²n festival le d¨¦ la mano a sus intereses. Sprockets, dependiente del TIFF, est¨¢ dedicado al p¨²blico infantil y adolescente. Planet in Focus se centra en pel¨ªculas cuyo coraz¨®n es el medioambiente y lanza programas educativos en las escuelas de Ontario o asesora a otros festivales sobre c¨®mo minimizar los desechos. La enfermera Lisa Brown se inspir¨® en el grupo de teatro de la instituci¨®n mental en la que trabajaba para desarrollar el festival Rendezvous with Madness, encuentro con la locura, en el que la principal idea es borrar los estigmas sobre las enfermedades mentales. ¡°Fue divertido al principio¡±, relata Brown. ¡°Los asistentes al festival se sorprend¨ªan de ver pel¨ªculas en un manicomio y salir vivos de ellas¡±. Ahora, como otros festivales, tambi¨¦n tienen programas en las escuelas que tratan de adaptar a chicos de distintas culturas.
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