Sirenas
Siempre he tenido una debilidad por las sirenas. Bellas y peligrosas como la vida misma
Siempre he tenido una debilidad por las sirenas. Bellas y peligrosas como la vida misma. Cirlot resalta que esas criaturas son s¨ªmbolos del deseo en su aspecto m¨¢s doloroso que lleva a la autodestrucci¨®n pues, se?ala, su cuerpo anormal no puede ¡ªcomo es obvio¡ª satisfacer los anhelos que su canto y la belleza de su rostro despiertan. En los ¨²ltimos tiempos no se ha mostrado de manera tan sobrecogedora la terrible fascinaci¨®n de las sirenas como en la escena de su caza (pesca) en Piratas del Caribe 4, en mareas extra?as, algo que sin duda se debe a la mano en el guion del novelista Tim Powers.
La sirenita, Daryl Hannah y las jovencitas de la simp¨¢tica serie televisiva australiana H2O ¡ªtres adolescentes que al mojarse (!) se transforman en sirenas y cuyo secreto custodia un chico que no se come un arenque¡ª significan la cara m¨¢s amable del mito. La cara oscura la he perseguido durante a?os: he visto pretendidas sirenas aut¨¦nticas en varios museos, la ¨²ltima en una exposici¨®n en Venecia. Una vez arrastr¨¦ a mi familia al museo mar¨ªtimo de la Torre Solidor del Ch?teau de Saint-Malo porque se anunciaba la exposici¨®n de una de esas criaturas: fue decepcionante. Generalmente son viejas falsificaciones compuestas por la mitad de un pez y el tronco de un mono. Resultan horribles aunque no carecen de un repulsivo encanto. Con una de ellas, la c¨¦lebre Sirena de Fiji, el viejo Barnum, el Se?or de los Freaks, hizo una pasta.
La otra noche, regresado de Formentera y sus aguas turquesa llenas de maravillas, me qued¨¦ dormido ante la televisi¨®n como frente a una pecera. Al despertar se emit¨ªa un reportaje de Discovery sobre el hallazgo de una raza de sirenas. Se mostraban sorprendentes im¨¢genes in¨¦ditas capturadas por testigos ocasionales, herramientas construidas por esos seres, y varios cient¨ªficos entrevistados descubr¨ªan el secreto de su existencia. Todo era exactamente igual que en un documental al uso. La autopsia de un cuerpo encontrado en el est¨®mago de un tibur¨®n revelaba un hom¨ªnido marino. El apasionante reportaje criptozool¨®gico era por supuesto una falsificaci¨®n. Un alarde de virtuosismo pero una abominaci¨®n televisiva igual que lo era en el plano muse¨ªstico la sirena de Barnum, construida con mentiras.
Mucha gente crey¨® estar ante un documental aut¨¦ntico. ?Es leg¨ªtimo jugar as¨ª con la credibilidad de la gente? Parece un uso perverso de un medio que nunca deber¨ªa desinformar. En todo caso yo seguir¨¦ buscando sirenas. Solo se las puede buscar cuando sabes, ay, que no existen.
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![Jacinto Ant¨®n](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fd95ad6a9-2f34-4f5b-89ec-ae39133965dc.png?auth=672bc54fe16083324b97a7e23f3d2e99a936333529c7e95ef224ac86d3fa5a18&width=100&height=100&smart=true)