El caminante
Mariano Rajoy, se ha pasado el verano caminando. Cada comparecencia durante el mes de agosto ha consistido en verle andar por las veredas gallegas
Dicen los que saben que caminar es el mejor antidepresivo que hay en el mercado. Caminar espanta las sombras, porque contiene la dosis necesaria de movimiento y reflexi¨®n. Es un ejercicio, pero el funcionamiento de la inteligencia no es anulado por la exigencia f¨ªsica. Sea como sea, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha pasado el verano caminando. Cada comparecencia durante el mes de agosto ha consistido en verle andar por las veredas gallegas. A veces en compa?¨ªa discreta, en otras ocasiones en grupo popular. Conoc¨ªamos los posados de Ana Obreg¨®n en la playa, los posados del Playboy sobre la alfombra de tigre en salones de grandes ventanales y hasta los posados de Kate Moss en la raya que separa la intimidad del goce colectivo, pero este nuevo posado andariego ha resultado otro ¨¦xito incontestable de su departamento de prensa.
No se trataba del camino de Santiago, pese a la cercan¨ªa, sino del camino de Mariano. Al caminar, el presidente parec¨ªa querer dejar atr¨¢s Madrid, Correa, B¨¢rcenas, Aznar, Esperanza, la cadena humana de Catalu?a, Gibraltar y la prima de riesgo. As¨ª andando, andando, hemos logrado llegar hasta las elecciones alemanas, punto de inflexi¨®n de la demencia econ¨®mica que destroza Europa. Parapetado por dentro y por fuera el Congreso, estamos convocados a una caminata. De llegar al mar, comprobaremos que Rajoy es capaz de andar por encima de las aguas. Al fin y al cabo, ya ha demostrado que camina por encima del fuego, de los cristales, de las cenizas y hasta del chapapote.
En Alemania, antiguamente, los novios antes de casarse recorr¨ªan a pie el camino que separaba su aldea de nacimiento de la de su esposa. Era una forma rom¨¢ntica de representar la entrega. El andar de Rajoy tiene algo de compulsivo. Rajoy ha hecho kil¨®metros mentales durante agosto, bajo los compases de una tocata y fuga. Vestido de joven excursionista encargado de transportar la sand¨ªa, como patent¨® Manuel Vicent, los espa?oles desde las playas, r¨ªos, monta?as y oficinas medio vac¨ªas, han visto a Rajoy andar y andar y no parar. Es lo ¨²nico que han visto de ¨¦l. Y resultaba chocante. Un presidente que no deja de caminar, mientras el pa¨ªs est¨¢ parado.
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