Luc¨ªa Puenzo, solidez en el exceso
La soledad de la escritura de Luc¨ªa Puenzo se alterna con los tiempos gregarios en el cine Su filme 'El m¨¦dico alem¨¢n', basado en su ¨²ltimo libro 'Wakolda', se proyecta en San Sebasti¨¢n
El n¨²mero de oto?o de 2010 de la revista Granta, dedicado a ¡°Los mejores narradores j¨®venes en espa?ol¡± incluye a Luc¨ªa Puenzo como primer nombre de la antolog¨ªa. La elecci¨®n era previsible: hay pocos miembros de su generaci¨®n que tengan un perfil tan alto. Puenzo no solo es escritora sino tambi¨¦n cineasta y con menos de cuarenta a?os lleva cinco novelas traducidas a varios idiomas y tres largometrajes que se hicieron notar en festivales importantes.
No es ins¨®lito que un escritor filme ni que un cineasta escriba: de Samuel Beckett a Wener Herzog, de Jean Cocteau a Paul Auster, ha ocurrido muchas veces; incluso en la Argentina actual hay ejemplos como los de Edgardo Cozarinsky o Gonzalo Castro. Pero Puenzo practica las dos disciplinas concienzudamente y en su vida se alternan sistem¨¢ticamente los meses gregarios de preparaci¨®n y rodaje de las pel¨ªculas con otros de escritura solitaria. La eficacia del m¨¦todo ha sido grande: como profesional entrenada en la competencia, la acompa?a un ¨¦xito que es a¨²n discreto pero sostenido y m¨¢s ostensible en el campo cinematogr¨¢fico. Nacida en 1976 en Buenos Aires, hija del director y productor Luis Puenzo (primer argentino en ganar un Oscar) y pareja desde hace algunos a?os con Sergio Bizzio (talentoso escritor que tambi¨¦n ha filmado tres largos), Luc¨ªa tiene estudios formales en cine y literatura y destino de figura de la industria cultural, aunque su obra revela conflictos con el medio y m¨¢s complejidad de la que sugiere una trayectoria que parece ascendente y sin obst¨¢culos.
En la antolog¨ªa de Granta se incluye un cuento titulado Cohiba, que transcurre en Cuba y destruye con notable ferocidad la escuela de cine de San Antonio de los Ba?os. El relato en primera persona desprecia el ¡°socialismo agonizante¡± de la isla, la hostilidad, la burocracia, la mugre, la banalidad de la ense?anza, la pereza de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez como profesor, pero el castigo m¨¢s duro les toca a los estudiantes extranjeros que van a Cuba en busca de ¡°las cuatro eses¡± (sun, sex, sand and sea). La voz que narra Cohiba es puritana y castiga con la muerte.
Con menos de cuarenta a?os lleva cinco novelas traducidas a varios idiomas y tres largometrajes
Nada de lo que conocemos de Puenzo se parece a Cohiba, una reveladora anomal¨ªa en su obra, el ¨²nico de sus relatos protagonizado por alguien de su mismo sexo, edad y profesi¨®n. Puenzo suele tomar m¨¢s distancia de lo que narra. Las novelas se alejan del realismo, alternan lo fant¨¢stico con lo caricaturesco y practican la misantrop¨ªa de un modo m¨¢s indirecto pero tal vez m¨¢s contundente: sus protagonistas no son felices, no est¨¢n adaptados, son transgresores que no se plantean dilemas ¨¦ticos. La obra literaria de Puenzo est¨¢ hecha de historias extremas y abigarradas que sugieren un destilado, un refinamiento del melodrama televisivo con sus personajes unidimensionales, tramas retorcidas y pasiones desbordantes. Puenzo hace un uso alto de un material bajo, en la corriente que en la literatura argentina se atribuye a Manuel Puig y su escritura opera como una m¨¢quina de narrar alimentada con guiones televisivos que se transforman en literatura.
En el cine Puenzo ha sido hasta ahora m¨¢s convencional. Su obra escrita y su filmograf¨ªa tienen puentes que las comunican, pero incluso cuando adapta sus novelas apunta a un registro m¨¢s mainstream. XXY, su debut cinematogr¨¢fico, est¨¢ basado en Cinismo, cuento de Sergio Bizzio, una humorada socialmente insidiosa en torno a un hermafrodita adolescente. Lo que la pel¨ªcula pierde en iron¨ªa lo gana en solemnidad y aunque fue ampliamente elogiada, su ¨¦xito tuvo mucho que ver con la culpa que generan los ¡°temas de inter¨¦s humano¡±, en este caso la discriminaci¨®n hacia las personas con sexo anat¨®micamente doble o indefinido. Producida por Luis Puenzo, XXY tiene mucho del didactismo maniqueo de pel¨ªculas suyas como La historia oficial o La peste, en las que se orienta al espectador para que se reconforte con su propia tolerancia. Aunque XXY est¨¢ filmada con recursos y est¨¢ndares de calidad que exceden a los de las ¨®peras primas, la directora no est¨¢ en pleno control de su material y el exceso de argumentaci¨®n resulta en una pel¨ªcula m¨¢s bien chata.
Su obra revela conflictos con el medio y m¨¢s complejidad de la que sugiere una trayectoria ascendente
La pel¨ªcula siguiente, El ni?o pez (el libro es de 2004 y se estren¨® en 2009) parte de un desaf¨ªo m¨¢s dif¨ªcil y el resultado es mejor. El argumento de la novela entrecruza teleteatro rom¨¢ntico, policial negro y relato fant¨¢stico. Lala, una adolescente de familia disfuncional y burguesa cuyo padre es un escritor de best sellers, se enamora de Guayi, su mucama paraguaya, promiscua y ardiente. Como todo lo que cuenta Puenzo tiene un ritmo vertiginoso: la acci¨®n no decae nunca y los personajes est¨¢n atravesados por pulsiones tan variadas y contradictorias que es imposible adjudicarles una personalidad definida. El padre de Lala es uno de los amantes de Guayi, Lala lo asesina y viaja sola al Paraguay donde se encuentra en el fondo de un lago con el hijo vivo que la Guayi mat¨® al nacer. La mucama es acusada del crimen, pero al final Lala vuelve y, ayudada por un entrenador de perros (que tambi¨¦n es amante de Guayi), la rescata a tiros de una red de polic¨ªas que la sacan de la prisi¨®n para que se prostituya. La trama es absurda aunque est¨¢ aligerada porque la narra Seraf¨ªn, el perro de Lala, que le da al relato un tono sarc¨¢stico y le aporta cierto humor, aunque el humor no es el rasgo m¨¢s caracter¨ªstico de la po¨¦tica de Puenzo.
Es complicado adaptar al cine algo tan bizarro. Para Luc¨ªa Puenzo, seg¨²n declar¨® a la prensa, se trata solo de ¡°generar en la novela y en la pel¨ªcula empat¨ªa con esos personajes absolutamente amorales (y si esa empat¨ªa es inc¨®moda, mejor) para que uno pueda suspender el juicio moral¡±. Sin embargo, el m¨¦rito de la adaptaci¨®n reside menos en esa suspensi¨®n del juicio que en algo m¨¢s radical: los personajes de una novela pueden ser maquetas amorales sin consistencia emocional, pero en el cine est¨¢n fatalmente encarnados en un cuerpo. Y el cuerpo debe ser veros¨ªmil aunque la historia no lo sea. No se trata solo de elegir bien los actores (el casting de El ni?o pez es excelente) sino de filmar de tal modo que el argumento no importe y los personajes resplandezcan por su mera existencia m¨¢s que por la identificaci¨®n del espectador con sus dilemas. El trabajo de Puenzo en el rodaje y en la edici¨®n logr¨® esa plenitud f¨ªsica en la que caben el erotismo, la simpat¨ªa o la ternura y es prioritaria sobre lo moral e incluso sobre lo narrativo. Hay un enorme trabajo en la pel¨ªcula: Puenzo es una artista del esfuerzo al l¨ªmite de la extenuaci¨®n, que (salvo en el caso de XXY) construye narraciones muy barrocas, pero las depura de lo innecesario. El ni?o pez (la pel¨ªcula) es el resultado de saber restar.
Su escritura opera como una m¨¢quina de narrar alimentada con guiones televisivos que se transforman en literatura
Tal vez el coraz¨®n de la obra de Luc¨ªa Puenzo sea La maldici¨®n de Jacinta Pichmahuida, publicada en 2007 y cuyos protagonistas son exactores infantiles de un programa diario, tan popular en la Argentina que se recicl¨® varias veces. La novela no es ya un melodrama como los de la televisi¨®n, sino un intrincad¨ªsimo melodrama (y tragedia, cuento fant¨¢stico, policial, comentario social, novela rosa¡) sobre la televisi¨®n, sobre la imposibilidad de escapar de ella, sobre las desgracias que provoca quedar atrapado en sus redes y, por extensi¨®n, sobre los peligros de la fama en cualquiera de sus dimensiones. Dos personajes le dan car¨¢cter al libro. Uno es el de Santa Cruz (en la vida real, el apellido del legendario autor del programa) que no solo escribe la telenovela sino la vida de los personajes, para convertirse en un doble en espejo de Puenzo y hacer de la estructura narrativa un continuo que atraviesa la realidad, la ficci¨®n y la ficci¨®n de la ficci¨®n. El otro personaje es una madre perversa, un monstruo de ambici¨®n desmedida y sexualidad desbocada que martiriza y abusa de su peque?o hijo. Todo lo que ha hecho Luc¨ªa Puenzo tiene que ver de alg¨²n modo con el abuso infantil, con chicos a merced de la locura, la lujuria y la vileza de los adultos; pero si hay una ley en su narrativa es que los chicos abusados sobreviven y nunca se entregan del todo.
La furia de la langosta (2010), por ejemplo, es una reconstrucci¨®n ficcional del ¡°caso Yabr¨¢n¡±, empresario mafioso de la ¨¦poca menemista que termin¨® suicid¨¢ndose. Pero el verdadero protagonista del libro es Tino, el hijo preadolescente de Razzani en manos de un padre poderoso y aterrador al que sin embargo ama. En todas las novelas los protagonistas son famosos por buenas o malas razones y Puenzo utiliza la fama y cierta excentricidad que supone la vida de los poderosos como ant¨ªdoto frente al costumbrismo y tambi¨¦n como una estrategia para que la narraci¨®n oculte una fragilidad que siempre se insin¨²a y nunca se menciona.
¡®Wakolda¡¯ contiene elementos fant¨¢sticos y de novela de intriga, alusiones a la presencia nazi en la Patagonia
Wakolda es su ¨²ltima novela publicada en 2010. La pel¨ªcula basada en la obra, cuyo t¨ªtulo en Espa?a ser¨¢ El m¨¦dico alem¨¢n, fue presentada en el Festival de Cannes y estar¨¢ presente en el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n en la secci¨®n Horizontes Latinos que se inaugura el pr¨®ximo d¨ªa 20. Wakolda es paradigm¨¢tica tanto en lo que hace a la fama como a los ni?os abusados. Aqu¨ª se trata de Joseph Mengele, el criminal de guerra nazi que hac¨ªa experimentos m¨¦dicos en los campos de exterminio y se refugi¨® despu¨¦s de la guerra en la Argentina. Wakolda contiene elementos fant¨¢sticos y de novela de intriga, alusiones a la fuerte presencia nazi en la Patagonia, pero es menos un pariente de Los ni?os de Brasil ¡ªaquel best seller literario y f¨ªlmico de los setentas en el que tambi¨¦n aparec¨ªa Mengele¡ª que una reescritura de Lolita de Nabokov: Mengele est¨¢ fascinado con Lilith, una nena con dificultades de crecimiento pero dispuesta a seguir el juego de su perseguidor. Mengele pone a prueba la posibilidad de sentir empat¨ªa, aunque sea ambigua como le gusta a la autora. El peso moral y simb¨®lico del Holocausto empuja el relato al borde del abismo y la novela, entre otros cabos sueltos, nunca cuenta qu¨¦ pasa exactamente entre Lilith y el monstruo. Puenzo ha declarado que la segunda parte del libro no pod¨ªa trasladarse literalmente a la pantalla, pero el problema es muy dif¨ªcil: una vez m¨¢s, los cuerpos tienen en el cine un peso que va m¨¢s all¨¢ de la historia y del desenlace. Y el cuerpo de Mengele puede ser radiactivo si no se hace de ¨¦l un villano de caricatura como cuando lo interpret¨® Gregory Peck en 1978. La pel¨ªcula, que caus¨® impresi¨®n en Cannes y se vendi¨® a casi todo el mundo, se estrena ahora en la Argentina, casi al mismo tiempo que su presentaci¨®n en el Zinemaldia, y es posible que el tema, con su morboso sensacionalismo, ayude a la pel¨ªcula como ocurriera con XXY. Para quien haya le¨ªdo la novela, la curiosidad por saber c¨®mo viaj¨® al cine sin convertirse en un esc¨¢ndalo es enorme.
Wakolda ser¨¢ publicada el 16 de septiembre por Duomo Ediciones. El filme El m¨¦dico alem¨¢n se proyectar¨¢ el 21 de septiembre en el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n, dentro de la secci¨®n Horizontes Latinos. Su estreno comercial est¨¢ previsto para el 11 de octubre.
Cinco palabras para LP
Paralelas. Se mueve entre el cine y la literatura y tiene carreras paralelas en ambas disciplinas. Sus novelas y sus pel¨ªculas no tienen el mismo registro, aun cuando se trate de adaptaciones de su propia obra. Las novelas son m¨¢s libres, m¨¢s perif¨¦ricas, m¨¢s discretamente personales. Las pel¨ªculas, en cambio, son coproducciones internacionales con un presupuesto importante y un perfil m¨¢s comercial, aun dentro del material para festivales (XXY y Wakolda se presentaron en Cannes, El ni?o pez en Berl¨ªn).
V¨¦rtigo. Su escritura es vertiginosa, pura acci¨®n. Los personajes est¨¢n repletos de deseo. La velocidad permite tramas de una gran libertad y una amplia combinaci¨®n de g¨¦neros, desde el policial al fant¨¢stico y la telenovela rom¨¢ntica. Sus criaturas tienen una resistencia propia del c¨®mic o de las pel¨ªculas animadas: son capaces de levantarse y seguir adelante despu¨¦s de recibir todo tipo de golpes y agresiones f¨ªsicas y espirituales, aunque esa dureza solo les sirva para enfrentarse con un destino tr¨¢gico.
Crueldad. No es una escritora ni una cineasta bondadosa. En sus relatos no hay individuos felices ni familias bien constituidas; cierta poliforme sordidez atraviesa las barreras sociales y caracteriza tanto la opulencia terrible de los ricos como las carencias infernales de los pobres. Sin embargo, les concede a sus protagonistas la oportunidad de mostrar que son capaces de resistir y sobreponerse a las calamidades. Eso es particularmente cierto en el caso de los ni?os abusados por los adultos que abundan en toda su obra.
Trabajo. Tiene una formaci¨®n profesional como guionista de televisi¨®n, un oficio dur¨ªsimo en el que los plazos mandan sobre los resultados. En todos los libros y las pel¨ªculas se nota un esfuerzo descomunal pero, al mismo tiempo, una depuraci¨®n constante, una obsesi¨®n por la eficacia m¨¢xima en el uso del lenguaje en ambos terrenos. Como en sus personajes, aparece en la autora una voluntad de mostrar que hay posibilidades m¨¢s all¨¢ de las restricciones internas o externas del medio y que se superan mediante el trabajo meticuloso.
Bizzio. Su primera pel¨ªcula (XXY) est¨¢ basada en un cuento de Sergio Bizzio. En la ¨²ltima pel¨ªcula de Bizzio (La bomba, 2013) ella aparece como productora. Hace casi una d¨¦cada que ambos est¨¢n en pareja y es posible que se hayan influido mutuamente como artistas. En las ¨²ltimas novelas de ambos hay una velocidad similar y una misma impronta warholiana, en el sentido de que la fama es un ingrediente indispensable de la ficci¨®n, acaso un ant¨ªdoto contra el costumbrismo de clase media. Q.
Babelia
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