Janelle Mon¨¢e: ¡°Me niego a ser una esclava de mi imagen o de c¨®mo se interprete¡±
La cantante estadounidense, que acaba de lanzar su disco 'The electric lady', defiende el disfraz como excusa "para captar una atenci¨®n que no conseguir¨ªa bajo una apariencia m¨¢s realista
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Con su anterior disco, The Arch Android (2010), Janelle Mon¨¢e parec¨ªa regirse estrictamente a un guion, el protagonizado por su alter ego, la androide rebelde Cindi Mayweather, una estrella del cyborg-soul venida del a?o 2719. Proclamaba que solo se acostaba con otros robots, se dec¨ªa aterrizada del futuro para liberarnos de las ataduras mentales que nos llevan a excluir a cualquiera que nos resulte diferente y posaba como salida de una exuberante actualizaci¨®n de Metr¨®polis,de Fritz Lang. Su discurso dejaba entrever poco sobre qui¨¦n era la aut¨¦ntica Mon¨¢e. ¡°El mundo necesita las met¨¢foras para abordar temas de gran envergadura. Es mi responsabilidad como artista lanzar un mensaje contra el sexismo, la discriminaci¨®n de las minor¨ªas o la esclavitud en la industria de la m¨²sica. El disfraz es una excusa para captar una atenci¨®n que posiblemente no conseguir¨ªa si me presentara bajo un formato m¨¢s realista¡±, defiende hoy por tel¨¦fono.
En una carrera donde el impacto te¨®rico de cada paso est¨¢ tan milimetrado como cada decisi¨®n est¨¦tica no resulta caprichoso el homenaje a William Klein y su pel¨ªcula de culto ?Qui¨¦n eres t¨², Polly Maggoo? (1966) realizado desde la portada de su nuevo ¨¢lbum, The electric lady. En ella el fot¨®grafo y cineasta reflexionaba sobre la identidad, utilizando como veh¨ªculo a una ficticia modelo superexitosa en el esnob¨ªsimo mundo de la moda. El imaginario del filme impregna tambi¨¦n el videoclip de presentaci¨®n del ¨¢lbum, Q.U.E.E.N. (en el que colabora Erykah Badu), donde aparece la cantante en un museo del futuro con figuras insignes congeladas en el tiempo que vuelven a la vida. Mon¨¢e asegura que, si ella pudiera elegir a qui¨¦n descongelar, ¡°traer¨ªa de nuevo a la vida a Salvador Dal¨ª, Albert Einstein y Beethoven¡±.
No por evidente, la lectura en paralelo de la obra de Klein con el presente de Mon¨¢e resulta menos estimulante. ¡°William Klein es amigo m¨ªo, as¨ª que sencillamente parec¨ªa una elecci¨®n coherente¡±, da ella por toda explicaci¨®n. Si se le insiste, consiente: ¡°Me niego a ser una esclava de mi propia imagen o de la interpretaci¨®n que se haga de ella, nadie deber¨ªa serlo. Ni en la moda, ni en la m¨²sica, ni en la vida¡±. Curiosa aseveraci¨®n, viniendo de alguien que ha convertido su estilismo, siempre en blanco y negro y, preferentemente, de corte masculino, en una insignia propia e intransferible. Cuando empez¨® Mon¨¢e, bailaba como un demonio, cantaba como un ¨¢ngel y se presentaba como un androide coronado con un vertiginoso tup¨¦ y enfundado en esmoquin. ¡°El esmoquin es tan solo un uniforme de trabajo porque, por muy vistoso que sea a lo que me dedico, esto es tan solo un oficio m¨¢s. Es mi particular homenaje a la clase trabajadora de la que provengo¡±.
Como artista, mi responsabilidad es denunciar las discriminaciones
Tras el tel¨®n de Cindy Maiweather aparece progresivamente a Janelle Mon¨¢e, la chica huida de Kansas City ¡ªdonde naci¨® en 1985¡ª que creci¨® en una familia humilde. Primero a Nueva York, donde abandon¨® la escuela de arte dram¨¢tico (¡°Era la ¨²nica negra de mi clase¡±), y despu¨¦s a Atlanta, donde reside. All¨ª dedicaba las horas de trabajo en una empresa de material de oficina a promocionar su propia m¨²sica a trav¨¦s de Internet. La pillaron, la echaron y se ganaron que diseccionara la experiencia en la primera canci¨®n que public¨®, en 2003. En ella ya luc¨ªa orgullo obrero.
Es un orgullo haber recibido el apoyo de Prince, un l¨ªder, un pionero
Su padre conduc¨ªa un cami¨®n de la basura, su madre era conserje, su padrastro trabaja en una oficina postal y su abuela, que acab¨® sus d¨ªas trabajando en una prisi¨®n, ten¨ªa 16 hermanos y hermanas ¡°y entre todos ten¨ªan que compartir un solo par de zapatos¡±. ¡°Es la familia de la que provengo, y es algo que no quiero olvidar por muy bien que me vaya. Les debo que fomentaran lo mejor de m¨ª. El sal¨®n de casa fue mi primer sal¨®n de baile, y el gospel en la iglesia, mi escuela musical. En mi casa siempre sonaba blues y rhythm and blues. Crec¨ª escuchando por igual a Tupac Shakur, James Brown y B. B. King. Forman parte de mi ADN y los tengo muy presentes cuando trabajo en un disco¡±. Y subraya que si hay alguien que le ha iluminado para este disco, ese es Bo Diddley. ¡°Un pionero del que bebieron Elvis, Beatles, Rolling Stones y cuya figura no est¨¢ de m¨¢s seguir reivindicando. Su rhythm and blues tambi¨¦n ha sido catapultado al futuro¡±.
Tambi¨¦n reclama a Prince como figura mentora, con permiso de Big Boi, de Outkast, que fue quien la descubri¨®, y Sean John Diddy Combs, que la lanz¨®. El genio de Minneapolis, que colabora en un tema, la llam¨® al poco de publicar su primer EP ¡ªMetropolis: suite I (The chase), 2007¡ª. La invit¨® a pasarse por su casa junto a sus colaboradores en Wondaland Arts Society, el colectivo de artistas junto al que Mon¨¢e compone, produce y escenifica en directo su c¨®ctel de sonidos negros y retrofuturistas. ¡°Pasamos la noche tocando, cantando, charlando. Reconozco que es alguien que me intimidaba. Hasta el d¨ªa en que le conoc¨ª. Es un l¨ªder, un innovador y un pionero. Para m¨ª es un orgullo haber recibido su apoyo de una manera tan generosa. Ha abierto incontables puertas a los artistas afroamericanos y espero que, de alguna manera, mi ¨¦xito sirva prolongar esa tarea¡±.
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