Pon sexo
El porno se normaliza mientras el erotismo expl¨ªcito gana peso en las series de televisi¨®n. Una actriz de 'Juego de tronos' se neg¨® a desnudarse m¨¢s y gan¨®
No siempre estuvo la pornograf¨ªa a un clic, as¨ª que a finales de los ochenta muchos forzaban los ojos gui?¨¢ndolos en un intento de descodificar mentalmente la pel¨ªcula del viernes noche en Canal+, que por entonces los no abonados ve¨ªan con rayas y sonido metalizado. Ya no tiene que disimular si alguna vez lo hizo, que el porno se consolida como un producto de consumo como cualquier otro, que hasta los libros superventas usan esl¨®ganes como porno para mam¨¢s.
Los abonados a Canal+ tienen hoy aparatos m¨¢s avanzados (bendito iPlus) y la plataforma ha desplazado el contenido X de las madrugadas del fin de semana desde su canal principal a otro espec¨ªfico, el 140, con su candado y su contrase?a. Adem¨¢s, una ley m¨¢s severa ha acabado con el porno de serie B, salpicado de anuncios de contactos, que emit¨ªan algunos canales locales en abierto, pero su hueco lo ocuparon videntes, brujos y otros charlatanes, tambi¨¦n algo obsceno.
El porno se regula y normaliza mientras el sexo expl¨ªcito gana terreno en las series convencionales de televisi¨®n. A veces creemos que EE UU es un pa¨ªs puritano y no. All¨ª pueden multar a un canal en abierto por mostrar un pez¨®n por accidente, pero en la tele por cable (bendita HBO) abundan las series de alto voltaje er¨®tico. Es as¨ª desde que a finales de los noventa Sexo en Nueva York rompi¨® las reglas, m¨¢s por sus di¨¢logos nada sutiles que por las escenas de cama.
Hoy Juego de tronos, la saga Spartacus o True Blood recurren en cada cap¨ªtulo al sexo indisimulado. Sexo para dos, tres o m¨¢s; hetero, homo o bi; forzado o consentido; exigido o no por el guion. El ingrediente que no falta. La exigencia es tal que entre el reparto de Juego de tronos cundi¨® la protesta. Una de sus protagonistas (Emilia Clarke, la madre de dragones) se neg¨® a desnudarse una sola vez m¨¢s y gan¨® el pulso, aunque para alg¨²n plano sirva una doble.
Son series pensadas para esas horas en que los chicos est¨¢n acostados, qui¨¦n sabe si viendo cosas peores en sus pantallitas. Est¨¢ por estudiar el efecto en nuestros adolescentes del acceso f¨¢cil a contenidos para adultos, pero ya van varias generaciones digitalizadas y tampoco est¨¢n saliendo tan depravados. En otras ¨¦pocas, los chavales se pasaban entre las mochilas el Penthouse, pero esa revista anunci¨® esta semana la bancarrota. Todo cambia, pero no tanto.
V¨ªdeo: It's not porn, it's HBO (No es porno, es la HBO). Una divertida broma en torno a fragmentos de series emitidas por el canal de pago estadounidense, en ingl¨¦s.
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