Todo est¨¢ oscuro
'Capitalismo, hazles re¨ªr', de Lima y Cavestany, es un espect¨¢culo agrio, rabioso, desigual Su po¨¦tica no puede ser m¨¢s coherente ni estar m¨¢s clara, es decir, m¨¢s oscura
Con un pie en su estribo pillo Capitalismo, hazles re¨ªr, de Andr¨¦s Lima y Juan Cavestany (y un largu¨ªsimo etc¨¦tera), en el Price: ya acaban, pero no me quer¨ªa quedar sin verla ni comentarla. No es Alejandro y Ana, segunda parte. Ese camino ya se recorri¨®. Capitalismo es un espect¨¢culo agrio, ¨¢spero, violentamente desesperado, desigual, con trivialidades y estallidos soberbios, excesivamente monocolor, pero cuya po¨¦tica no puede ser m¨¢s coherente ni estar m¨¢s clara, es decir, m¨¢s oscura. Como pocas funciones, rebosa rabia, refleja y atrapa un h¨¢lito malsano, irrespirable, y su ritmo es el de un lento acabamiento. Reconozco el viento que se cuela por las rendijas de la lona. Viento de los setenta, el viento furioso, negr¨ªsimo y conc¨¦ntrico, de Cruel Ubris, de Joglars, de Lock Out y Shirley Temple Story, de Padr¨®s, de los Animales Tristes de Savary en el primer Magic Circus. Artistas bajo la carpa del circo, perplejos, con Lima como siniestro jefe de pista. T¨²nel del tiempo o tiempo que vuelve. A ratos, algo as¨ª como una noche en el Capsa, la sede del teatro independiente en Barcelona durante aquellos a?os, carpa (o capsa) bajo un cielo de tormenta inminente. Parece que van a declarar estado de excepci¨®n de un momento a otro, los amos silban ya Stormy Weather. ?Es el estado de excepci¨®n de las once y media o el de las siete que llega con retraso? Nathalie Poza, presidenta: ¡°M¨¢s pronto que tarde va a suceder algo. Ustedes hagan como si nada¡±. Mucho, mucho miedo. Lima, en el dossier: ¡°Queremos un espect¨¢culo que ladre, a¨²lle y tire del trineo¡±. Bonito pero dudoso: escucho el aullido pero no veo el tir¨®n, esto va de otra cosa, pienso en un ciervo disecado al que acaban de sacarle los ojos, una tristeza que no se quita de encima ni con mil lluvias. Cabaret ag¨®nico, todo est¨¢ oscuro, ya nada tiene gracia o maldita la gracia que tiene. Ahol-la no es de le¨ªl, como dir¨ªan los chinos de pap¨¢ Sastre, perdidos en la selva: otro viento de los setenta. Ecos, trasposiciones: la luz blanquinegra, entre el hielo y el holl¨ªn, de Tel¨¦fono rojo, de Kubrick, donde tampoco nadie re¨ªa. Tres historias, tres gamas de negro. Una historia ¨ªntima (o familiar), una historia ¨¦pica (a la que podr¨ªamos llamar Tel¨¦fono Cojo) y el alquitr¨¢n de una fantasmagor¨ªa: los malos sue?os del capitalismo. Historia ¨ªntima: Terror y Miseria de ahora mismo y pasado ma?ana; quiz¨¢s m¨¢s Horvath que Brecht. Luis y su pa¨ªs. Luis (Bermejo) est¨¢ literalmente en la red, el suelo se mueve bajo sus pies. Luis est¨¢ enfermo, pero no le dicen con claridad lo que tiene: todo est¨¢ oscuro. Una historia de indefensi¨®n y humillaci¨®n, en manos de un m¨¦dico feroz (Rulo Pardo) que solo ha copiado de House las malas maneras. La mujer de Luis (Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n) tampoco est¨¢ bien. Paro, malestar. Hubo una luna de miel muy lejana, en Venecia; un recuerdo en s¨²per ocho. Tiempo de ilusiones. ?l iba a ser m¨²sico, ella quer¨ªa ser acr¨®bata. Tendr¨ªan dos criaturas, una concebida all¨ª mismo, sobre el Gran Canal; otra adoptada. Y las educar¨ªan, y les inculcar¨ªan los mejores principios, pero ya han crecido y parece que aquellos principios, de repente, ya no cotizan, si es que cotizaron alguna vez. Mahagonny est¨¢, m¨¢s que nunca, a la vuelta de la esquina. La se?ora Presidenta anuncia que un americano muy rico vendr¨¢ y crear¨¢ un emporio de juego y luces en el desierto. A cambio, la Presidenta ha de recoger, literalmente, hasta la ¨²ltima mierda del real visitante. Escatol¨®gico, s¨ª. Ah, de muy mal gusto, pero es que aqu¨ª todo lo metaf¨®rico suena peligrosamente real. La hija veneciana (Alba Sarraute, equilibrista) encuentra el trabajo so?ado, solo mil plazas para cinco mil aspirantes: limpiar los retretes de Ciudad Casino Libertad. L¨¢stima que su jefe la pega mucho, pero por lo menos se disfraza de payaso. La hija adoptada (Irene Escolar) es china, condenada a que la llamen chinita hasta el fin de sus d¨ªas, cosa que parece cercana. La Presidenta anuncia una gran amenaza, un gran miedo: el invierno se acerca. Pero le har¨¢n frente, por supuesto: la Operaci¨®n Libertad ?pica ha sido confiada al ej¨¦rcito privado del amo del casino, porque, naturalmente, solo el sector privado puede acometer algo as¨ª. Entretanto, por los lados, por las rendijas, a lomos del viento furioso, llegan las fantasmagor¨ªas, que quiz¨¢s cambian cada noche. El payaso torturador (Edu Soto), que, en el intermedio, recibir¨¢ patadas en los huevos por la m¨®dica suma de dos euros. Y la doma de perras, y las muy berlusconianas canciones de Eva Bomb¨®n, que unas noches es Silvia Mars¨® y otras Eva Boucheritte. O los cuchillos que Mart¨ª Soler no lanza porque ya no hay impulso, mejor dejarlos caer sobre el cuerpo tendido de la mujer de Luis, su amante, en una escena apenas esbozada pero poderosa, turbadora. O las bofetadas sangrientas, en cadena. Siguiente, siguiente, siguiente¡
?Saben qu¨¦ echo de menos? Que Lima y Cavestany sean m¨¢s espec¨ªficos: tortura no es sin¨®nimo de capitalismo
?Saben qu¨¦ echo de menos? Que Lima y Cavestany sean un poco m¨¢s espec¨ªficos: tortura no es sin¨®nimo de capitalismo, viene de un poquito m¨¢s atr¨¢s. Como fantasmagor¨ªa me vale, pero es una vaguedad, y cito tan solo ese ejemplo: hay otros. Aplaudo el viento furioso y el alquitr¨¢n, pero me sobra te¨®rica de dossier, me falta concreci¨®n. ?Lo que entiendo por espec¨ªfico? La estupenda, concret¨ªsima e iluminadora escena en la que los m¨¦dicos acusan al matrimonio protagonista de haber generado sus propias enfermedades por no haber cumplido sus ilusiones, por no haber consumido todo lo que desearon, y el sarcasmo brechtiano se vuelve diagn¨®stico social y desemboca en el vuelo de la trapecista, Maril¨¦n Ribot, que gira en lo alto, pura imagen del ensue?o perdido, mientras suena Stardust: eso lo firmaba el Savary de Les grans sentiments. Y es redondo tambi¨¦n el tercio final, cuando la se?ora Presidenta, en el perfecto lenguaje del poder, imparte las instrucciones para el fin de la humanidad, que se resumen en una sola palabra: dev¨®rense.
P. D. Otras excelentes interpretaciones de la semana pasada: Jordi Bosch y Jordi Boixaderas en El cr¨¦dit, de Galcer¨¢n (Villarroel), que pronto ver¨¦ tambi¨¦n en el Maravillas con Carlos Hip¨®lito y Luis Merlo; los ultraenerg¨¦ticos Ron Lal¨¢ en Siglo de oro, siglo de ahora (Poliorama); Rafa Castej¨®n y Fernando Sansegundo en La verdad sospechosa (Pav¨®n). En breve me explayo.
Capitalismo, hazles re¨ªr. De Juan Cavestany. Direcci¨®n: Andr¨¦s Lima. Int¨¦rpretes: Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n, Nathalie Poza, Luis Bermejo, Teatro Circo Price. Madrid. Hasta el 29 de septiembre.
Babelia
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