Fin

Muchos espectadores se sienten estafados cuando una trama que se hab¨ªa enredado demasiado recurre al manido 'todo era un sue?o'. Los Serrano cometi¨® ese desprop¨®sito para despedirse. Y ya sabemos que la ficci¨®n es mentira, pero no esperamos m¨¢s mentiras que la que ya hemos aceptado. Lo de despertar y que todo est¨¦ en orden solo funciona en Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, y eso porque desde el principio entiendes que ese mundo es on¨ªrico. Otro final gastado es el de 'todos estaban muertos', que solo sorprendi¨® en El sexto sentido hace ya tres lustros.

Poner un final chapucero a una serie que ten¨ªa una trayectoria digna ocurre a menudo en televisi¨®n. Eso tiene que ver con el af¨¢n de la industria de rentabilizar los productos de ¨¦xito m¨¢s all¨¢ de lo razonable, y tambi¨¦n con que los guionistas escriben sin saber cu¨¢nto tendr¨¢n que estirar un relato que van dejando abierto.

Los fans de Dexter, un asesino justiciero, manifiestan su disgusto con un impropio desenlace tras ocho temporadas, m¨¢s de las que hac¨ªan falta. Al contrario, la audiencia global contendr¨¢ el aliento esta noche con otro criminal en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Breaking bad, la triunfadora del a?o, que termina en su quinta temporada. En EE UU el pen¨²ltimo Breaking bad vapule¨® al ¨²ltimo Dexter: seis millones de espectadores contra tres.

Saber acabar es excepci¨®n. La influyente Perdidos, que tuvo un arranque vibrante en 2004, dej¨® la sensaci¨®n de habernos tomado el pelo cuando se cerr¨® en 2010 tras unos cuantos giros estramb¨®ticos. Ese pecado lo cometi¨® incluso la innovadora Twin Peaks, creada en los 90 por David Lynch, a quien de dos temporadas le sobr¨® la ¨²ltima media.

Llevamos una d¨¦cada de la llamada segunda edad de oro de las series, y acumulamos cierta fatiga con las que duran demasiado y nos impiden dedicarnos a las nuevas. Ahora se llevan las temporadas cortas y, sobre todo, las miniseries: 3 a 10 cap¨ªtulos, con principio y final, que no exigir¨¢n tu fidelidad durante meses. Otra referencia, la angustiosa American Horror Story, hace de cada temporada una miniserie, con distintas tramas, personajes, escenarios y hasta ¨¦pocas.

Necesitamos series de ficci¨®n porque queremos evadirnos viviendo otras vidas. Pero algunas de esas vidas no merecen que les entreguemos tantas horas de la nuestra.