C¨®mo se desat¨® la Beatleman¨ªa
No fue tan repentino el ¨¦xito como se cree, pero despu¨¦s de su primer ¨¢lbum y de salir en televisi¨®n las fans chillaban en todas partes. Brian Epstein y George Martin ayudaron al mito
Es dif¨ªcil comprobarlo, pero quiz¨¢s los Beatles de 1962 no habr¨ªan llegado tan lejos si una persona clave no hubiera tomado las riendas de sus carreras y otra no hubiera pulido su sonido. Brian Epstein ten¨ªa 27 a?os y mucha ambici¨®n cuando conoci¨® a la banda en The Cavern y se convirti¨® en su manager. Los visti¨® de traje y corbata, los llev¨® de audiciones por las discogr¨¢ficas (muchas los descartaron pero pas¨® a la historia el desprecio de Decca), despidi¨® a Pete Best (a petici¨®n de los otros tres) y consigui¨® un contrato con EMI. A sus 36 a?os, George Martin era un poco m¨¢s experimentado como productor en esa compa?¨ªa, aunque hab¨ªa trabajado con grupos de segunda fila. Le cay¨® un diamante entre las manos.
No fue tan r¨¢pido el estallido de la Beatleman¨ªa como se cree, pero tras lanzar su primer LP en 1963, y sobre todo tras aparecer en televisi¨®n, son un fen¨®meno popular: las fans los persegu¨ªan y chillaban a su paso, los medios de comunicaci¨®n hablan de ellos continuamente, dominan tanto el escenario como la sala de prensa y su fama llega a EE UU. En esta etapa se decantan por canciones sencillas y pegadizas, sin grandes pretensiones en sus letras de amor, aunque mantienen la energ¨ªa y el descaro que demostraron tantas noches en los tugurios. Los gritos del p¨²blico no ayudaron a mejorar su directo: importaba m¨¢s verlos que o¨ªrlos y ellos se dieron cuenta. Estos son cinco momentos clave de su salto a la fama.
El primer ¨¦xito... relativo. Epstein eligi¨® Love me do como primer single oficial de la banda, lanzado en octubre de 1962, cinco meses antes que el ¨¢lbum que lo contiene, Please please me. Original de Lennon y McCartney, que desde entonces firmar¨ªan juntos todas sus canciones. Ringo Starr tard¨® en convencer a Martin como bater¨ªa, tanto que en algunas tomas es sustituido por Andy White y Ringo toma la pandereta. Con este single se produce su debut en televisi¨®n, en el programa People and places del canal Granada. El tema les dio a conocer pero no lleg¨® a los primeros puestos de las listas de ventas (el n¨²mero uno brit¨¢nico se resisti¨® algunos meses, hasta su tercer single From me to you).
Estrellas de la televisi¨®n. En octubre de 1963, los Beatles se consagran ante un p¨²blico de masas al aparecer abriendo Sunday Night at the London Palladium, programa de la ITV que vieron 15 millones de brit¨¢nicos. El t¨¦rmino Beatleman¨ªa lo acu?¨® el Daily Mirror ese d¨ªa tras comprobar el comportamiento del p¨²blico, que apag¨® el sonido con sus chillidos. No volvieron a tocar en directo sin ese coro de fans (y lo lamentaron). De ese show es este I saw her standing there, que escribe y canta McCartney.
"Hagan palmas o hagan sonar sus joyas". El sarcarmo de John Lennon era parte de su atractivo. En un evento muy solemne, la gala Royal Command Performance en noviembre de 1963, John?dice al p¨²blico: "Para el ¨²ltimo n¨²mero les voy a pedir ayuda. Los de las entradas baratas, hagan palmas. Los dem¨¢s, hagan sonar sus joyas". Lo dijo en presencia de la Reina Madre de Inglaterra, antes de interpretar Twist and shout, la animada canci¨®n (original de Phil Medley y Bert Russell), con la que sol¨ªan cerrar sus conciertos en Hamburgo y Liverpool.?
El salto a Am¨¦rica. A finales de 1963, The Beatles editan su segundo ¨¢lbum en Europa, With The Beatles, y el primero para el mercado norteamericano, Meet the Beatles (en un principio las discograf¨ªas fueron distintas a uno y otro lado del Atl¨¢ntico). El single I want to hold your hand alcanza el n¨²mero 1 en Estados Unidos y dio pie a su primer viaje a aquellas tierras en 1964, donde recibieron nuevas influencias que resultar¨ªan decisivas en su evoluci¨®n.
En la pantalla grande. A hard day's night, de 1964, es la primera pel¨ªcula del grupo y, gracias a su frescura, la m¨¢s lograda de las cinco en que participaron. Dirigida por Richard Lester, est¨¢ a medio camino entre el falso documental y el humor absurdo a lo hermanos Marx; una autoparodia, en cualquier caso. La Beatleman¨ªa est¨¢ en el centro: se les retrata desbordados aunque divertidos por la presi¨®n de los (las) fans.
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