Josep Fortuny, bater¨ªa de la Companyia El¨¨ctrica Dharma
El grupo catal¨¢n nacido en los a?os setenta con un esp¨ªritu comunal y contestario fue un revulsivo frente a la grisura tardofranquista
La muerte, ese mismo personaje que ti?¨® de fatalidad la historia de la Companyia El¨¨ctrica Dharma al llevarse a Esteve Fortuny en 1982, ha vuelto a hacer acto de presencia, puntual como el aplauso tras un gran concierto. Esta vez se ha llevado contra todo pron¨®stico a Josep Fortuny a sus 61 a?os, mientras dorm¨ªa qui¨¦n sabe si so?ando con la gira de reaparici¨®n del 40? aniversario del grupo en la que estaba trabajando. Todo hace pensar en un accidente cardiovascular que acentuar¨ªa la fatalidad asociada a este grupo de hermanos m¨²sicos, ya que Esteve muri¨® v¨ªctima de un derrame cerebral.
La Dharma, tr¨¢gicamente los correctores autom¨¢ticos en castellano tienden a sustituir su nombre por ¡°drama¡±, fue, ha sido y ser¨¢ un proyecto dictado por la voluntad e ilusi¨®n, ahormado en torno a ideas que en los a?os setenta causaban furor. Tras experiencias en grupos orientados al folk y a la canci¨®n popular como Els Llums o La Roda, la Companyia El¨¨ctrica Dharma (entonces articulada en torno a Pep, Joan y Esteve Fortuny) naci¨® en los setenta poco m¨¢s o menos como una comuna, fruto del esp¨ªritu contestatario y alternativo de unos j¨®venes incapaces de vivir bajo la opacidad gris y provinciana del tardofranquismo.
A partir de ese punto, unas figuras filiformes rematadas por arriba por abundantes matas de pelo y por abajo por pies ocultos bajo la preceptiva campana de los pantalones de la ¨¦poca, la Dharma, influida por el jazz-rock entonces en boga, lanz¨® en el contexto de la Ona Laietana una propuesta que a?ad¨ªa al jazz rock sonidos populares, reconocibles por la memoria. Espa?a, un pa¨ªs entonces desprejuiciado, celebr¨® el hecho acogiendo al grupo de Sants en un hist¨®rico concierto que llen¨® en 1977 el Pabell¨®n de Deportes del Real Madrid. Los discos Diumenge (1975), L¡¯oucomballa (1976) y Tramuntana (1977) formaron la trilog¨ªa de un grupo que en adelante, sin perder contacto con las ra¨ªces de la m¨²sica popular, fue variando la orientaci¨®n estil¨ªstica a lo largo de su carrera. Tras a?os de menor actividad y repercusi¨®n, la celebraci¨®n de su vig¨¦simo aniversario los devolvi¨® a las multitudes gracias al concierto del Sant Jordi en 1994, al que habr¨ªa que a?adir como simb¨®lico el realizado en el Palau de la M¨²sica como homenaje a Esteve Fortuny en el 2011 y que supuso la retirada temporal del grupo.
Volvi¨® a los escenarios excepcionalmente en la que al final ha sido su ¨²ltima aparici¨®n, la realizada en el Concert Per la Llibertat del Camp Nou el pasado mes de junio. Y es que adem¨¢s de resultar paradigma de la m¨²sica alegre de calle, de las melod¨ªas que se tararean gracias al saxo de Joan Fortuny, m¨²sico e instrumento ic¨®nicos en la banda, la Dharma ha sido, y quiz¨¢s sea a¨²n, el fruto de la voluntad, un proyecto vital y comunal que solo pod¨ªan alumbrar m¨²sicos que no se limitan a ver en su profesi¨®n una simple forma de ganarse el sustento. Para siempre se guardar¨¢n en el recuerdo los sombreros de Joan y aquella bombilla de linterna que hace muchos a?os sol¨ªa decorar el ojal de su americana. La luz de una ilusi¨®n hoy velada.
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