Aires de comedia
Dos obras de ¨¦xito marcan el inicio de la temporada barcelonesa: 'Un aire de familia' y 'El cr¨¦dit'
1 En oto?o de 1994, los excelentes Agn¨¨s Jaoui y Jean-Pierre Bacri estrenaron Un air de famille en el Th¨¦?tre de la Renaissance y se llevaron el Moli¨¨re a la mejor comedia, que luego fue pel¨ªcula, igualmente exitosa. En 2004, Manel Dueso la present¨® en el Marquina (Como en las mejores familias) con un reparto formidable: Javier C¨¢mara, Blanca Portillo, Julieta Serrano, Nathalie Poza, Gonzalo de Castro y Pau Dur¨¤, que ahora ha dirigido la versi¨®n catalana en el Romea (Un aire de familia), cuya traducci¨®n firma con Alejandra Herranz. Cuando su estreno, escrib¨ª que la obra ten¨ªa ¡°la agudeza de observaci¨®n, la elegancia estructural, la finura de di¨¢logos y la profunda humanidad de las obras de Pagnol o de Eduardo de Filippo¡±. Han pasado nueve a?os y sigo pensando y sintiendo lo mismo: Un aire de familia es una preciosa comedia, que funciona estupendamente. La prole titular est¨¢ gobernada por una madre castradora y terrible bajo un falso perfil ben¨¦volo. Hace tiempo que reparti¨® los papeles: el hijo triunfador y el hijo fracasado, la hija rebelde que, a sus ojos, nunca llegar¨¢ a nada, la nuera tontita, el camarero tras la barra, y ay de quien se salga de la foto. Pero el ¨²nico que no se mueve es el perro Caruso, que lleva a?os paral¨ªtico en su cesta. No es la previsible comedia de enredos trepidantes, gritos y platos rotos. A los nombres de Pagnol y De Filippo a?adir¨ªa el de Alan Ayckbourn, tan poco conocido en Espa?a. Como el gran comedi¨®grafo ingl¨¦s, Jaoui y Bacri trabajan con personajes m¨¢s que con situaciones. La situaci¨®n, en todo caso, sirve para desvelarlos poco a poco, con much¨ªsimo humor pero sin estridencias. Se nota que Jaoui y Bacri tambi¨¦n son actores, porque no hay un personaje sin trastienda. Y se nota que Pau Dur¨¤ es actor porque reparte el juego admirablemente.
El montaje est¨¢ cuajado, matizad¨ªsimo, sin un punto muerto. El reparto es, de nuevo, sensacional. Los dos protagonistas trabajan a contratipo, porque Orella siempre exhala poder y Madaula nobleza. Pero Orella encarna a Quim, el hermano mayor, el eterno segund¨®n, due?o del bar donde transcurre la historia. Bajo su c¨¢scara (lerdo, iracundo) hay un coraz¨®n roto, doblemente roto cuando comienza el relato: siempre superlativo, Orella divierte y conmueve. Ramon Madaula, otro fuera de serie, borda el desagradecido papel de Jordi, el preferido de mam¨¢, un capullo mediocre, obsesionado por una rid¨ªcula aparici¨®n en una cadena local. Tampoco es f¨¢cil el papel de la matriarca, pero Maife Gil sabe olfatear cuando un personaje tiene gatos en la tripa y se lanza a por ella, consciente del regalo. ?gata Roca, una de nuestras m¨¢s sutiles actrices de comedia, es Elisenda, la aparentemente doblegada esposa de Jordi: para enmarcar, las escenas de baile y la del regalo de cumplea?os. Y en su punto tambi¨¦n Cristina Genebat como Bet, la hermana l¨²cida y ¨¢spera, y Jacob Torres como Tom¨¤s, mucho m¨¢s que un camarero: es el raisonneur de la funci¨®n, el que sabe, realmente, qui¨¦n es qui¨¦n. Hay que aplaudir, igualmente, el impecable decorado de Joan Sabat¨¦. El p¨²blico agradece una comedia llena de verdad y de vida, y al borde de la tragedia. Ser¨¢, est¨¢ siendo ya, un gran ¨¦xito.
2 Otro ¨¦xito cantado de la reci¨¦n inaugurada temporada barcelonesa es El cr¨¦dit, la muy esperada comedia de Jordi Galcer¨¢n, que abarrota la Villarroel con una pareja ¨¢urea, Jordi Bosch y Jordi Boixaderas. De El cr¨¦dit solo se puede contar un atisbo de su premisa. Un hombre va a pedir un cr¨¦dito, el director del banco se lo niega, y el solicitante le amenaza con algo absolutamente inesperado que nadie en su juicio se creer¨ªa¡ ?o s¨ª? Aqu¨ª tenemos a un clown y un augusto en una trama que hubiera firmado Francis Veber. O Claude Magnier. En los sesenta, los protagonistas hubieran sido Louis de Fun¨¨s y Bourvil. En los noventa, Thierry Lhermite y Daniel Auteil. El cr¨¦dit naci¨®, en un torneo de dramaturgia, como una pieza de 40 minutos. Y se nota, aunque Galcer¨¢n haya tardado, cuenta, m¨¢s de un a?o en construir la hora restante. La funci¨®n arranca a toda mecha, pero la situaci¨®n parece, en mi opini¨®n, alargada, y el inter¨¦s por los personajes desciende un poco: cre¨ª advertirlo, por ejemplo, en la parte de la lecci¨®n, porque ah¨ª mi atenci¨®n comenz¨® a vagabundear. Todo es hilarante, aunque la b¨²squeda de la carcajada lleva al autor a poner en peligro la toma de tierra, y cuando eso sucede el riesgo es obvio: desconexi¨®n. Sin embargo, Galcer¨¢n es un maestro del di¨¢logo y sabe sacar oro de gags en los que cualquier otro naufragar¨ªa, como la obsesi¨®n ling¨¹¨ªstica del solicitante. Los actores, muy bien guiados por Belbel, son dos m¨¢quinas de ritmo y energ¨ªa, y no aflojan las riendas ni por un segundo. Me gusta que la bober¨ªa del director bancario genere una espiral de locura creciente, avasalladora, porque es un enorme placer ver a Bosch jugando a perder los estribos: sus cabreos son antol¨®gicos, entre el mejor Landa y Alan Cumming en The good wife. Jordi Boixaderas est¨¢ tambi¨¦n divertid¨ªsimo, un poco en la soberbia l¨ªnea son¨¢mbula de Els jugadors, y, sobre todo, clava la ambig¨¹edad esencial del solicitante, de quien no llegamos a saber si es un loco, un pobre hombre o un rey de la maquinaci¨®n, como Kevin Spacey en Sospechosos habituales. Es curiosa, ahora que lo pienso, la inversi¨®n de roles, porque en su anterior trabajo juntos (La b¨ºte, de David Hirson, en el TNC), Bosch hac¨ªa de intruso avasallante y Boixaderas de personaje enloquecido por la irrupci¨®n.
La escenograf¨ªa de Max Glaenzel coloca el despacho del banco sobre un lento giratorio que no solo permite ver (para eso se inventaron) a los personajes desde cualquier butaca sino que metaforiza de modo muy eficaz el progresivo cambio de tornas. El final es fant¨¢stico: en punta, y con una formidable ¨²ltima frase. Tal vez El cr¨¦dit promete m¨¢s de lo que da, pero funciona y arrasar¨¢ en taquilla, cosa que todos celebraremos.
Tengo muchas ganas de ver tambi¨¦n la versi¨®n castellana, con Carlos Hip¨®lito y Luis Merlo, dirigidos por Gerardo Vera, en el Maravillas, donde ya se habr¨¢ estrenado cuando aparezcan estas l¨ªneas. Volver¨¦.
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