Un sal¨®n de artistas muy colombiano, pero sin fronteras

Setenta y tres a?os y cuarenta y tres versiones respaldan al emblem¨¢tico Sal¨®n Nacional de Artistas Colombianos, una cita que durante d¨¦cadas ha sido considerada el term¨®metro del arte en el pa¨ªs y que en esta edici¨®n ha introducido a su marca registrada un pol¨¦mico (inter) ¨Cas¨ª entre par¨¦ntesis y en min¨²sculas¨C. ¡°El sal¨®n es suficientemente maduro, suficientemente viejo, para tener esa actitud despreocupada y abierta al cambio, a repensarse, a tomar riesgos¡±, explic¨® la directora art¨ªstica del 43SNA, Mariangela M¨¦ndez, durante el lanzamiento.

Este espacio de las artes colombianas ha llevado sobre sus hombros la responsabilidad de ser la plataforma de mayor proyecci¨®n para los creadores colombianos. La muestra es que de all¨ª han salido nombres tan emblem¨¢ticos como los escultores Fernando Botero y Doris Salcedo. Pero en esta edici¨®n los curadores han decidido arriesgarse en mostrar un tipo de producci¨®n, ¡°no toda, ni necesariamente la mejor, ni la ¨²nica, pero si un conjunto del arte que se produce a nivel nacional e internacional¡±, agreg¨® M¨¦ndez en Medell¨ªn, sede del Sal¨®n hasta el pr¨®ximo 3 de noviembre.

Este espacio ha llevado sobre sus hombros la responsabilidad de ser la plataforma de mayor proyecci¨®n para los creadores colombianos

Lo cierto es que desde hace dos ediciones, este evento ha tenido un ingrediente internacional, pero no es el ¨²nico cambio que ha experimentado para mantenerse vigente. Su historia ha estado atravesada por interrupciones y continuas revisiones, por la creaci¨®n de salones regionales, por cambios en el formato y mucha pol¨¦mica. Se pas¨® de una selecci¨®n de artistas hecha por un jurado que premiaba al mejor, a exposiciones a cargo de un equipo curatorial. Ahora todos los artistas seleccionados reciben un reconocimiento y los organizadores corren con todos los gastos.

¡°Desde 1998 comenzaron los grandes debates en torno a que si el formato de Sal¨®n representaba lo que se entiende por arte en la modernidad. Ahora, intentando aprender de los errores se ha introducido, por ejemplo, el inter, porque queremos darle m¨¢s contexto al p¨²blico¡±, explica Jaime Cer¨®n, asesor de Artes Visuales del Ministerio de Cultura. Se pas¨® de un evento de 300 artistas, con m¨¢s de 20 exposiciones en hasta 14 lugares, a uno de 108 concentrados en cuatro espacios. ¡°De una Sal¨®n agotador de ver se pas¨® a uno que se puede ver¡±, afirma Cer¨®n.

En esta versi¨®n 43, el equipo de selecci¨®n lo integran cinco curadores, dos internacionales y tres colombianos, quienes han planteado el di¨¢logo entre lo nacional y lo for¨¢neo con un enfoque que han llamado saber-desconocer, dos conceptos aparentemente contradictorios, pero que buscan, seg¨²n sus curadores, ¡°una exploraci¨®n doble tanto de la tradici¨®n como de la necesidad de escapar de un contexto e ir tras la b¨²squeda de lo desconocido¡±. Para la directora art¨ªstica son dos caras: ¡°Una luminosa, clara y di¨¢fana, otra incomprensible, oscura e inaccesible¡±.

Son 64 obras colombianas y 44 extranjeras entre instalaciones, esculturas, videos, piezas de audio, fotograf¨ªas y pinturas, distribuidas en cuatro espacios de Medell¨ªn. Entre los colombianos est¨¢ Libia Posada (1959), artista y m¨¦dica cirujana de gran trayectoria. Su obra, Hierba de sal y tierra es un espacio muy blanco, asc¨¦tico. ¡°Se trata de ese ¡®otro espacio¡¯ que es el de la ciencia dura, el del saber m¨¦dico, rodeado de mobiliario hospitalario pero con plantas medicinales tradicionales¡±, explica la artista, en una invitaci¨®n a juntar dos los saberes.

Tambi¨¦n hay artistas j¨®venes como la colombiana Mar¨ªa Jos¨¦ Arjona que vive en Nueva York. Su obra es un performance de 24 horas en donde la vida, el consumo y la muerte se muestran como fuerzas en juego. Ella camina hasta el extremo de una mesa, amasa bolas de ma¨ªz y las muerde. ¡°Hace alusi¨®n a las v¨ªctimas desconocidas, a la carencia de informaci¨®n sobre diferentes eventos que han rodeado el ambiente nacional¡±, cuenta.

A la lista se suma Fredy Alzate (1975), un artista colombiano emergente. Su escultura Geograf¨ªas Desechas est¨¢ hecha de llantas instaladas en el jard¨ªn bot¨¢nico de Medell¨ªn. ¡°Ven¨ªa trabajando sobre geograf¨ªas que se han generado por la acumulaci¨®n de desechos, que crecen a las afueras de ciudades¡±, cuenta Alzate, que centra su trabajo en el concepto del futuro no deseado.

Entre los artistas internacionales est¨¢ la guatemalteca Regina Jos¨¦ Galindo (1974), con un performance que recrea la idea de la muerte: un grupo de personas hacen turno, en silencio, para cargar la muerte, conscientes de que en la vida real, a cada quien le toca su turno. ¡°Hace un puente entre Guatemala y Colombia, dos pa¨ªses que han sufrido grandes conflictos sociales debido a la guerra interna y abre el debate de las negociaciones de paz¡±, explica la artista.

Por su parte, el mexicano Jorge M¨¦ndez Blake (1974), presenta una instalaci¨®n compuesta por un mural y una serie de vol¨²menes de ladrillos en el que una mujer camina mientras lee. El mural hace alusi¨®n a una biblioteca y lo que lee la mujer, en realidad no se puede leer. ¡°Todos los elementos que componen mi obra tienen en com¨²n la idea de fragilidad, lo que de alguna manera refleja esta complejidad de nuestro acceso a la cultura¡±, dice.

Visto desde afuera, internacionalizar el Sal¨®n puede parecer algo l¨®gico, pero ha generado debate local, ya que algunos artistas consideran que el Sal¨®n es nacional, as¨ª fue concebido y as¨ª debe quedarse. Otra cosa es hacer muestras internacionales, sin mezclar lo uno con lo otro. Sin embargo, los elegidos para esta edici¨®n 43 piensan lo contrario. ¡°Hoy en d¨ªa es dif¨ªcil hablar de localismos y como artistas tenemos que estar abiertos a la discusi¨®n en un contexto m¨¢s amplio¡±, dice M¨¦ndez Blake. Lo mismo cree Mar¨ªa Jos¨¦ Arjona: ¡°Establecer di¨¢logos es parte de fortalecer lo local, de ser democr¨¢ticos¡±.

Para Posada, el sinsabor de algunos artistas se debe a ¡°esa sensaci¨®n de que est¨¢ lo internacional pero no estoy yo¡±, haciendo alusi¨®n a que las oportunidades para que los artistas ¨Csobre todo los regionales¨C puedan participar en buenas exposiciones, no abundan en Colombia.