Una familia jud¨ªa reclama el ¡®Friso de Beethoven¡¯ de Klimt
Austria es el due?o actual de la pieza presuntamente expoliada, que se puede visitar en el edificio de la Secession de Viena

En honor a la Novena Sinfon¨ªa de Beethoven, el artista modernista austriaco Gustav Klimt pint¨® en 1902 sobre grandes paneles figuras aleg¨®ricas que representan la a?oranza de felicidad que solo se ve colmada por el mundo ideal de las artes. Hoy, cientos de miles de visitantes acuden cada a?o a admirar esta obra en el edificio de la Secession en el centro de Viena, en una sala subterr¨¢nea que fue adaptada en 1986 especialmente para dar cabida a esta singular pintura. El Estado austriaco compr¨® el Friso a la familia Lederer en 1973 para entregarlo a la colecci¨®n de la Galer¨ªa (estatal) Austriaca. Seg¨²n informa The New York Times, Austria lo adquiri¨® por un valor de 750.000 d¨®lares, que ya por aquel entonces supon¨ªa la mitad del precio que se hubiera conseguido en la sala de subastas Christie's .
Ahora se mirar¨¢ con lupa si se trata de una compra fraudulenta seg¨²n la ley de restituciones de 2009.
Representantes de la familia Lederer ya hab¨ªan exigido la devoluci¨®n del Friso de Beethoven en fechas anteriores, pero su petici¨®n fue rechazada por Austria. Max Weber, abogado de los descendientes de los Lederer, que viven en Suiza, confirm¨® a la agencia de noticias austriaca, APA, que present¨® una nueva solicitud al ministerio austriaco de Cultura. La reclamaci¨®n tiene ahora mayores probabilidades de ser atendida, gracias a una reforma ley austriaca aprobada en 2009. Las nuevas normas no solo facilitan la restituci¨®n de bienes incautados o robados durante el r¨¦gimen nacionalsocialista, sino que tambi¨¦n dan luz verde a la devoluci¨®n de los objetos que fueron adquiridos bajo coacci¨®n de los leg¨ªtimos propietarios tambi¨¦n mucho despu¨¦s de finalizar la II Guerra Mundial, aunque formalmente se catalogaran de compras legales e incluso oficiales.
No importa el valor de la obra. Lo esencial es poder demostrar que la adquisici¨®n por parte del Estado se efectu¨® bajo m¨¦todos injustos de presi¨®n. Muchos coleccionistas jud¨ªos que hab¨ªan huido de la persecuci¨®n nazi, y se quedaron a vivir en el exterior despu¨¦s de la victoria de los aliados, acced¨ªan a vender obras valiosas al Estado austriaco a bajo precio a cambio de una autorizaci¨®n para poder llevarse consigo otras pertenencias. Ese parece ser el caso de la familia Lederer.
"Antes de 2009 no se pod¨ªan devolver obras que fueron compradas con dinero¡±, explic¨® Eva Blimlinger, coordinadora cient¨ªfica de la?Comisi¨®n Austriaca para la Investigaci¨®n de la Procedencia y rectora de la Universidad de Bellas Artes. Blimlinger considera que es una ¡°ayuda¡± que los supuestos propietarios leg¨ªtimos encuentren pruebas que la comisi¨®n no tiene. A partir de este momento, esta emprender¨¢ una investigaci¨®n a fondo, que ser¨¢ evaluada ¡°de forma seria¡±. Seg¨²n Blimlinger, el resultado no se espera antes del verano de 2014 .
El origen del Friso de Beethoven fue un encargo que le hicieron a Klimt para decorar la XIV exposici¨®n de la Secession, edificio que serv¨ªa de sede a la cooperativa de artistas modernistas independientes de fin de siglo. Despu¨¦s de la exposici¨®n la obra deb¨ªa ser desmontada. Pero le gust¨® tanto al mecenas Reininghaus, que este compr¨® la pintura, orden¨® que la serrucharan en siete partes y se la llev¨®. M¨¢s adelante, por mediaci¨®n del pintor Egon Schiele, el mecenas vendi¨® el Friso a la familia jud¨ªa Lederer, que eran los mayores coleccionistas de obras de Klimt.
La coleccionista Serena Lederer se vio obligada a huir de Viena tras la anexi¨®n de Austria por la Alemania de Hitler, y muri¨® en Hungr¨ªa en 1943. Su hijo Erich intent¨® recuperar el Friso despu¨¦s de la guerra, pero se vio obligado a venderlo al Estado austriaco para obtener el permiso para rescatar el resto de la colecci¨®n familiar. Ofreci¨® renunciar a la colecci¨®n a cambio de llevarse el friso, pero las autoridades austriacas de la ¨¦poca de posguerra no se lo permitieron. Tampoco accedieron a cumplir con su deseo de que el Friso se colocara en los salones de entrada de la Opera del Estado de Viena. Por otro lado, se evaluaron las posibilidades de destinarlo al edificio de la sede de la ONU en Viena, pero al final, tras 10 a?os de restauraci¨®n, fue destinado a la Secession.
Hasta mayo de 2013 Austria restituy¨® a los herederos de sus propietarios originales un total de 5.880 objetos robados durante la ¨¦poca nazi.
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