El mito de la Malinche sobrevuela el Real
El director Peter Sellars presenta una versi¨®n feminista de 'The indian Queen' de Henry Purcell Analiza la Conquista desde el punto de vista de las ind¨ªgenas y conquistadoras La ¨®pera, inacabada, fue la ¨²ltima del compositor barroco, que falleci¨® a los 36 a?os
El mito de la Malinche, su insondable maldici¨®n, sobrevuela el coso del Teatro Real. La india amante de Hern¨¢n Cort¨¦s, la mujer que traicion¨® a su pueblo, el enigma femenino que impregn¨® la Conquista (y que tan bien expres¨® en el Laberinto de la soledad Octavio Paz) parece contagiar la? apasionada lectura del director estadounidense Peter Sellars (Pittsburgh, 1957) de The indian Queen, la ¨®pera del compositor barroco brit¨¢nico Henry Purcell que se estrena el d¨ªa 5 con textos de la escritora nicarag¨¹ense Rosario Aguilar y la direcci¨®n musical de Teodor Currentzis. La historia es la de la Conquista desde el punto de vista de sus mujeres ind¨ªgenas y colonizadoras; la m¨²sica, la ¨²ltima que compuso Purcell antes de su prematura muerte y la esencia, la de una crisis espiritual que naci¨® en nombre de Dios pero encharcada en sangre y cuyas infinitas secuelas a¨²n perduran.
Esta ¨®pera ha sido una obsesi¨®n para m¨ª¡±, afirma Peter Sellars
La versi¨®n de Sellars, una coproducci¨®n del Real con la ¨®pera de Perm que se estren¨® all¨ª en septiembre y que despu¨¦s de Madrid viajar¨¢ a Londres, M¨¦xico, Nueva York y los ?ngeles, es un viejo sue?o de hace 25 a?os hecho hoy realidad. ¡°Ha sido una obsesi¨®n para m¨ª¡±, apunta Sellars antes de desgranar por qu¨¦ The indian Queen re¨²ne todos los ingredientes de una cita ¨²nica.
Sellars, siempre histri¨®nico y afable, con su aire de clown posmoderno, no cit¨® el nombre de La Malinche (¡°la gran chingada¡±) pero s¨ª lo hizo Gerard Mortier, ahora consejero art¨ªstico del Real, al explicar la audaz pirueta narrativa del director de escena para adaptar una ¨®pera inacabada del siglo XVII que originalmente ten¨ªa partes habladas (ahora suprimidas) y que evocaba el mundo m¨¢gico de los incas y aztecas. Para Mortier, The indian Queen se suma a la visi¨®n sobre la cruzada espa?ola en la am¨¦rica precolombina que ofrece La conquista de M¨¦xico, la ¨®pera de Wolfgang Rhim que la precede en el coso madrile?o y que relata el encuentro entre Moctezuma y Hern¨¢n Cort¨¦s.
Pese al conocido carisma de Mortier, Sellars llev¨® la batuta de una presentaci¨®n de alta carga emocional. El estadounidense (cuyo protagonismo es dif¨ªcil de esquivar no solo por sus collares y camisa color coral y su habitual pelo en cresta) llor¨® explicando la intensidad de los matices y la entrega profesional de una orquesta y coro de Perm que lo han cautivado (¡°para ellos la m¨²sica no es una carrera, es una forma de vida¡±) o cuando, m¨¢s alegre, se abraz¨® a Mortier al grito de ¡°?soy feliz de que este hombre siga vivo!¡±. Mortier, que ha viajado a Madrid para los ensayos pese a seguir con la terapia contra el c¨¢ncer de p¨¢ncreas que padece, se dej¨® llevar no solo por el improvisado achuch¨®n sino por el torrente verbal de un director de escena que se ha rodeado de int¨¦rpretes j¨®venes y multiculturales (¡°ver y escuchar al mundo un escenario es el ¨²nico sentido de un teatro de ¨®pera del siglo XXI¡±); un artista pl¨¢stico tel¨²rico y callejero como Gronk (cuyos bocetos y estudios para la escenograf¨ªa se expondr¨¢n en la sexta planta del Real) y un core¨®grafo neoyorquino emergente, Christopher Williams.
¡°Henry Purcell muri¨® a los 36 a?os, y hay en su obra final una tristeza casi insoportable, profunda y tr¨¢gica¡±, record¨® Sellars. ¡°Cuenta la leyenda que muri¨® congelado, en la calle, junto a la escalera de su casa, ante una puerta que su mujer se neg¨® a abrir. Ten¨ªa el coraz¨®n roto. Pero, curiosamente, detr¨¢s de su tristeza se vislumbraba el final de un largo y oscuro t¨²nel¡±.
Es ah¨ª, en ese lugar entre el fin y la esperanza donde el director de escena sit¨²a la grandeza de esta obra. Purcell cre¨® una obra de enorme calado espiritual llevado por una imaginaci¨®n forjada en las estrecheces del puritanismo. ¡°Cuando ten¨ªa 18 a?os, y despu¨¦s de que el teatro y la m¨²sica en las iglesias estuviesen prohibidos, se convirti¨® en el organista de la Abad¨ªa de Westminster y lo que sali¨® de all¨ª -?se imaginan al chico?- fue realmente poderoso¡±.
Precisamente uno de esos salmos juveniles del compositor los recupera Sellars para esta versi¨®n en la que la religi¨®n, como fuente de grandes preguntas y no de dogm¨¢ticas respuestas, tiene especial importancia. ¡°Nos relatan la conquista en t¨¦rminos materiales, en el n¨²mero de oro, muertos y territorio, cuando lo realmente interesante es la crisis espiritual que provoc¨®: por un lado unos ind¨ªgenas que abandonan a sus dioses por un Dios y por otro unos conquistadores que traici¨®n a Cristo al creer que se puede salvar matando. Esa crisis espiritual que provoca la Conquista se perpet¨²a tanto como la pregunta sobre qui¨¦n es el due?o de nuestro destino¡±.
Nos relatan la conquista en t¨¦rminos materiales, en el n¨²mero de oro, muertos y territorio, cuando lo realmente interesante es la crisis espiritual que provoc¨®"
?Y por qu¨¦ las mujeres? En esta caso una conquistadora que quiere construir la primera gran cocina de M¨¦xico (¡°y que se plantea un proyecto cultural ante un tomate¡±) y la reina india, la hija del jefe de la tribu que se casa con Pedro de Alvarado destapando la caja de los truenos de un mundo mestizo. ¡°Porque la historia de la violencia es la de los hombres pero la de la cultura, la de una nueva civilizaci¨®n es la de las mujeres, cuya historia es la de la necesidad inquebrantable de crear algo nuevo cargado de vida y esperanza¡±.
Babelia
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