Bocazas
Cristiano Ronaldo es un jugador tan pendiente de su imagen que puede resultar cargante, pero tambi¨¦n es espect¨¢culo, pasi¨®n y goles
Nunca me ha hecho gracia el repertorio histri¨®nico de Cristiano Ronaldo, su fatigoso convencimiento de que la culpable es la hierba o alg¨²n ente maligno cuando golpea un bal¨®n y este no se dirige a la porter¨ªa sino que se pierde en el cielo, se equivoca en un pase elemental, pretende realizar un adorno m¨¢gico y le sale un churro. No me gusta su exhibicionista y aparatosa gestualidad de cine mudo buscando permanentemente la complicidad y el amor del p¨²blico del Bernab¨¦u. Me gustar¨ªa que fuera cierta una an¨¦cdota perversa y probablemente falsa que me contaron hace tiempo, seg¨²n la cual, cuando Cristiano jugaba en el Manchester, corri¨® una vez hacia el banquillo como si estuviera pose¨ªdo despu¨¦s de rematar con la cabeza, no por una dolencia f¨ªsica, sino para que recompusieran su peinado, que se hab¨ªa estropeado con el salto y el impacto. Es un jugador tan pendiente de su imagen que puede resultar cargante. Y exigir todo el rato la admiraci¨®n, la reverencia y el amor incondicional de la parroquia le ofrecer¨ªa estimulante trabajo a los expertos en traumas de la infancia.
Pero Cristiano tambi¨¦n ofrece al p¨²blico espect¨¢culo, entretenimiento, pasi¨®n y goles. Dones todos ellos de los que carece un individuo cuyo ¨²nico m¨¦rito es presidir un inmenso y f¨¦tido negocio disfrazado de deporte llamado FIFA. El tipo que ha tenido la brillante y desinteresada idea de montar un Mundial de f¨²tbol en Qatar, en el verano del desierto (pensando en el bien del f¨²tbol, por supuesto, al igual que los pol¨ªticos que facilitaran Eurovegas solo piensan en puestos de trabajo para tanto parado y en el sagrado bien del pueblo), se permite el lujo de hacer en p¨²blico una grotesca e idiota caricatura de Cristiano, de despreciar a este a costa del genial Messi e intentar herir gratuitamente a un hombre que alimenta su negocio, cuya presencia lleva a tanta gente a los campos o la tiene conectada a la televisi¨®n.
El pasote del impresentable Blatter es tan apestoso como el intelectual griter¨ªo de los cachorros nacionalsocialistas del Fondo Sur en el Bernab¨¦u proclamando ¡°Indios fuera, Diego Costa, no eres espa?ol¡±. Y Brasil amenazando con quitarle la nacionalidad si juega con Espa?a. Qu¨¦ honor ser ap¨¢trida. Qu¨¦ grima los nacionalismos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.