Boris Groys: relato de la transformaci¨®n del museo de la mano de Internet
El fil¨®sofo y cr¨ªtico de arte describe un modelo de instituci¨®n en que la puesta en escena da un nuevo sentido
?rase una vez ¡°un tiempo en que la principal ocupaci¨®n del arte era la de resistir el paso del tiempo. Los museos p¨²blicos y las grandes colecciones privadas serv¨ªan para inmunizar a estas obras de su fuerza destructiva. Y los artistas tambi¨¦n luchaban por trascenderlo, encarnar un ideal de belleza y ser parte de la memoria hist¨®rica, testigos de los eventos y de la tragedia, de las esperanzas y de los proyectos que de otra forma se habr¨ªan olvidado¡¡±.
El fil¨®sofo, cr¨ªtico y comisario de arte Boris Groys (Berl¨ªn 1947), c¨¦lebre por ser uno de los te¨®ricos pioneros del posmodernismo y de la vanguardia rusa, ha diseccionado en una charla en la conferencia El museo en futuro. Cruces y desv¨ªos celebrada en Madrid y organizada por la Asociaci¨®n de Directores de Arte Contempor¨¢neo de Espa?a (ADACE) la raz¨®n de ser de los museos en la actualidad, ante el imperio de Internet.
As¨ª, aquella narrativa de museos que seleccionaban obras de arte que se entend¨ªan como ¡°universalmente relevantes¡±, seg¨²n Groys, perdieron su sentido cuando se dej¨® de creer en una ¡°identidad universal¡± capaz de trascender la propia historia. La instituci¨®n no pose¨ªa la voz para poder dar cabida a la disparidad de razas, culturas, g¨¦neros, clases¡. Se produc¨ªa la ruptura con la gran ambici¨®n modernista y cl¨¢sica de captar y explicar la realidad desde una perspectiva. ¡°Si hay potencialmente un n¨²mero infinito de identidades y de memorias la idea de museo se disuelve porque es incapaz de incluirlas a todas¡¡±.
Internet ha transformado los museos de la misma manera en que la fotograf¨ªa y el cine han cambiado la pintura y la escultura¡±
?Con qu¨¦ podemos resistir ahora el paso del tiempo; nos brinda el arte esa posibilidad? ¡°Hay una tensi¨®n entre nuestra existencia corp¨®rea que es temporal y nuestra inscripci¨®n en los archivos culturales que son materiales pero m¨¢s estables que nuestros propios cuerpos¡±. Y los artistas de la vanguardia y algunos de los a?os sesenta y setenta, relata Boris Groys, quisieron abrazar la precariedad de nuestra existencia material, y que eso precisamente definiera sus obras. ¡°Las manifestaciones fueron dos: hostilidad hacia las instituciones de arte en nombre de un arte vivo y [en segundo lugar] que la instituciones representaran precisamente ese paso del tiempo¡±.
Un ejemplo fue el pintor vanguardista ruso Kazimir Mal¨¦vich quien en su ensayo sobre los museos y el arte de 1919 critic¨® ¡°la intervenci¨®n del poder sovi¨¦tico¡±. Para Mal¨¦vich, indica el te¨®rico del arte, la destrucci¨®n de las viejas colecciones era un camino ¡°al verdadero y vivo arte¡±. Empleaba la met¨¢fora de c¨®mo la quema de un cad¨¢ver produce un solo gramo de ceniza y miles de tumbas se pueden almacenar en la estanter¨ªa de una farmacia. Los restos del arte ser¨¢n una masa de ideas que estar¨¢n m¨¢s vivas que la representaci¨®n de la que proceden. Y aqu¨ª es donde entra en juego la realidad virtual de nuestros tiempos. ¡°La humanidad ha inventado una forma de poner todas las obras de arte del pasado en la estanter¨ªa de un boticario sin destruirlas y eso es Internet¡±.
¡°Internet ha transformado los museos de la misma manera en que la fotograf¨ªa y el cine han cambiado la pintura y la escultura. La fotograf¨ªa ha hecho de la funci¨®n mim¨¦tica del arte algo obsoleto y lo ha empujado en la direcci¨®n opuesta¡ La Red ha hecho que su funci¨®n de representar la historia del arte se vuelva obsoleta¡¡±. Si Walter Benjamin dec¨ªa que las obras de arte perd¨ªan su aura de autenticidad por su museificaci¨®n, al pasar a ser copias de s¨ª mismas en estas instituciones¡±, Internet, asegura Groys, simplemente contin¨²a con este proceso.
La ¡®teatralizaci¨®n¡¯ del museo es la ¨²nica forma de que perviva y tenga sentido en la actualidad. El espectador entra en la escena¡±
?Van a morir o no los museos llevados por las infinitas posibilidades de Internet? Muchos cr¨ªticos as¨ª lo han predicho porque ¡°estas instituciones son incapaces de competir con el coleccionismo privado y ser¨¢n sustituidas por archivos digitales mucho m¨¢s baratos y accesibles¡±. Internet toma su lugar como memoria. Pero los museos, ha continuado el fil¨®sofo, comienzan a ser lugares ¡°en los que pasan cosas¡±: hay actividades, conciertos, proyecciones, charlas¡ ¡°No visitamos tan frecuentemente un museo como seguimos sus actividades a trav¨¦s de su p¨¢gina web, de foros, redes sociales o blogs. As¨ª el museo ya no presenta la historia universal sino la suya propia¡±.
Boris Groys ha hablado de la ¡°teatralizaci¨®n¡± del museo como ¨²nica forma de que perviva y tenga sentido en la actualidad. ¡°Si en el teatro los espectadores permanecen fuera de la escena, en las instalaciones entran en ellas¡±. En esta transparencia el paradigma de la creaci¨®n tambi¨¦n cambia, de acuerdo con Groys. ¡°Ahora el proceso es ya el producto porque el p¨²blico puede seguir la actividad, la documentaci¨®n del esfuerzo es ya la obra de arte¡±.
En un mundo en que Internet detiene el transcurrir del tiempo, la funci¨®n de los museos es representarlo: dar cuenta de esos eventos que suceden al mismo tiempo que la vida de los espectadores. As¨ª, la mirada de estos va desde el interior del evento art¨ªstico al exterior, y la representaci¨®n de la irreversibilidad del tiempo y del sentimiento de estar dentro y no fuera ¡°es ahora el privilegio del arte contempor¨¢neo¡±, argumenta este catedr¨¢tico de la Universidad de Nueva York y profesor em¨¦rito de la Universidad Bauhaus, Weimar.
¡°No tiene sentido condenar a los museos por poner en la escena los eventos art¨ªsticos¡±, ha concluido un intelectual que ha sido a su vez parte activa de la escena art¨ªstica, al haber organizado numerosas exposiciones y conferencias internacionales, actuar como comisario del pabell¨®n ruso de la Bienal de Venecia de 2011 y tambi¨¦n de la Bienal de Sh¨¢nghai en 2012.
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