Pol¨¦micas buenas para el idioma

La continua aparici¨®n de obras que abordan la lengua espa?ola da una buena pista sobre el inter¨¦s que esta materia despierta entre los hispanohablantes. Tanto la Real Academia como el Instituto Cervantes se han esforzado por entregar al p¨²blico una buena colecci¨®n de libros que ayudan a hablar y escribir mejor; y a estas dos instituciones se ha sumado la Fundaci¨®n del Espa?ol Urgente (Fund¨¦u), promovida por la agencia Efe y patrocinada por el BBVA.

Esa abundancia, que podemos proclamar sin duda como una bendici¨®n para todos, corre un ¨²nico riesgo: que tales producciones se contradigan entre s¨ª. En algunos puntos ya sucede entre el Diccionario, la Ortograf¨ªa, el Panhisp¨¢nico de Dudas y la Gram¨¢tica, pues las modificaciones se introducen en la ¨²ltima obra publicada y desautorizan t¨¢citamente a la norma anterior. Sin embargo; la Academia ha tomado pronta conciencia de ello y aspira a resolverlo en breve. Para empezar, algo arreglar¨¢ la inminente nueva edici¨®n del Diccionario.

Ahora acaba de publicarse Las 500 dudas m¨¢s frecuentes del espa?ol, libro editado por el Cervantes. Pero, igual que sucede con los consejos de la Fund¨¦u (tutelada por la Academia), este manual did¨¢ctico y amable, y de esp¨ªritu tambi¨¦n americano, se remite en todo momento a la doctrina de la docta casa, lo cual reduce el peligro de descoordinaci¨®n.

Las decisiones originales de la Real Academia que se van ramificando luego en esta serie de trabajos merecen en ciertos casos alguna que otra discusi¨®n, seguramente parecidas a las que ya se dieron entre los propios acad¨¦micos; pero incluso esa pol¨¦mica le hace bien al idioma. Tales debates demuestran que nuestra relaci¨®n con las palabras no se ci?e al mero uso de una herramienta. Tambi¨¦n les damos un gran valor sentimental, porque vemos en ellas y en sus graf¨ªas todas las lecciones y todas las ideas por las que hemos transitado.