¡°Son lo que m¨¢s he querido¡±
Cornelius Gurlitt asegura en sus primeras declaraciones a la prensa que la colecci¨®n de cuadros que atesoraba en su casa le pertenece legalmente
Cornelius Gurlitt rechaza entregar voluntariamente la colecci¨®n de arte que le decomis¨® la Fiscal¨ªa de Augsburgo en 2012. El coleccionista de 80 a?os defiende su derecho a conservar los m¨¢s de 1.280 dibujos y pinturas hallados en su piso de M¨²nich.
En una entrevista publicada el domingo en el semanario Der Spiegel, el anciano asegura que su padre, el marchante de arte Hildebrand Gurlitt, adquiri¨® todas las piezas de forma completamente leg¨ªtima.
Los investigadores est¨¢n comprobando la procedencia de la gran colecci¨®n que Gurlitt almacenaba en secreto en una de sus viviendas en el barrio muniqu¨¦s de Schwabing. Su progenitor, Hildebrand Gurlitt, fue represaliado por el r¨¦gimen debido a su parcial ascendencia jud¨ªa, pero colabor¨® con los nazis en la venta de lo que llamaban el ¡°arte degenerado¡± de las primeras d¨¦cadas del siglo. El caso ha levantado enorme expectaci¨®n en todo el mundo.
La Fiscal¨ªa investiga a Cornelius Gurlitt por un presunto delito fiscal y otro de apropiaci¨®n indebida. Sospechan que parte de las piezas podr¨ªan haber llegado hasta los Gurlitt por v¨ªas ileg¨ªtimas durante la dictadura nazi, cuando galeristas y coleccionistas jud¨ªos de toda Europa tuvieron que malbaratar sus obras de arte para escapar de los invasores alemanes. 590 piezas de la colecci¨®n podr¨ªan ser parte de este ¡°arte robado¡±. Las autoridades alemanas han difundido hasta ahora una lista de 25 piezas de la colecci¨®n en Internet, pero se espera que la pr¨®xima semana se muestren otros 590 cuadros, con el objetivo de acelerar su restituci¨®n si se comprueba que es arte expoliado por el r¨¦gimen nazi.
Pero el octogenario lo niega. Nunca, dice, ha ¡°cometido un delito, pero aunque as¨ª fuera, ¨¦ste habr¨ªa prescrito ya¡±. Se escuda en una evidencia aparente: ¡°si tuviera culpa, me habr¨ªan encarcelado ya¡±.
El fiscal de Augsburgo Matthias Nickolai explic¨® a este peri¨®dico que las obras seguir¨¢n en manos de las autoridades como prueba de las posibles infracciones que est¨¢n investigando. Respecto a Gurlitt, los fiscales creen que no hay riesgo de fuga.
El sospechoso lamenta que no le devuelvan ya sus piezas, hacia las las que parece sentir un fuerte v¨ªnculo emocional. ?l asegura que su ¨²nico objetivo era ¡°vivir en casa con mis obras de arte. Son lo que m¨¢s he querido en mi vida¡±, remata. Desde la muerte de su padre, en 1956, cuidar de la colecci¨®n que heredaron ¨¦l, su madre y su hermana es la ¨²nica actividad conocida de Gurlitt.
Viv¨ªa, como su madre recientemente fallecida, del dinero que iba sacando de la paulatina venta de algunas de sus obras. La entrevista de Der Spiegel es un excelente broche para la rocambolesca historia de los Gurlitt, los nazis y las piezas maestras halladas en su piso tras una investigaci¨®n por evasi¨®n fiscal que empez¨® casualmente en 2010. Cornelius aparece como un hombre solitario, enfermo y anciano, entre el victimismo (¡°qu¨¦ quiere de m¨ª esta gente¡±) y la acusaci¨®n (¡°nunca quise nada del Estado (¡), ?Qu¨¦ Estado es ¨¦ste que exhibe mi propiedad privada?').
Justifica su propia pasividad y exalta la memoria de su padre, a quien presenta como una v¨ªctima de los nazis: ¡°Yo no soy tan valiente como ¨¦l, que vivi¨® para el Arte y luch¨® por ¨¦l¡±.
Le pregunta la reportera si alguna vez ¡°se enamor¨® de una persona¡±, a lo que ¨¦l responde riendo ¡°ah, no¡±. Solo quiso a su colecci¨®n y a su familia, a la que tambi¨¦n achaca parte de la culpa del actual esc¨¢ndalo.
La de su madre fue llev¨¢rselo al barrio muniqu¨¦s de Schwabing, un acomodado distrito de clase media famoso por su vida bohemia y art¨ªstica. Compraron dos viviendas en un edificio cuya solidez burguesa certifica hoy un tablero de timbres repleto de Doktoren y alg¨²n que otro ¡°Von¡± de evocaci¨®n aristocr¨¢tica. 53 a?os despu¨¦s, aquella mudanza se ha demostrado, afirma Cornelius Gurlitt, ¡°una desgracia¡±.
La segunda irresponsabilidad familiar la cometi¨® su hermana Benita, que era ¡°dos a?os mas joven¡± pero aun as¨ª muri¨® de c¨¢ncer en 2012. Gurlitt le reprocha eso mismo: ¡°Deber¨ªa haberme sobrevivido, lo habr¨ªa heredado todo y ella sab¨ªa c¨®mo arreglar esto¡±. Ahora, en cambio, ¡°todo es tan miserable¡±.
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