Jos¨¦ Hern¨¢ndez, el gran heterodoxo de la pintura
Un hombre de vida ordenada y obra prodigiosa, uno de los grandes pintores espa?oles de la segunda mitad del siglo XX
El maestro pintor Jos¨¦ Hern¨¢ndez Mu?oz muri¨® el mi¨¦rcoles en M¨¢laga, junto a la mujer a quien le deb¨ªa todo y a quien se lo hab¨ªa dado todo, Sharon Smith. Fue un hombre de vida ordenada y obra prodigiosa, uno de los grandes pintores espa?oles de la segunda mitad del siglo XX; uno de los grandes heterodoxos, casi imposible de clasificar e incapaz de concesiones a ninguna facilidad; uno de los grandes insobornables. Afortunadamente, nadie le neg¨® los m¨¦ritos, ni siquiera en Espa?a, donde tan habitual resulta el ninguneo de cualquier creador cuyo genio no se acomode a la normativa oficial. Protagoniz¨® decenas de exposiciones nacionales y colectivas, desde aquella de 1962 en la legendaria Librairie des Colonnes de su T¨¢nger natal, hasta las ¨²ltimas de 2012 en Barcelona y Madrid.
Como buen maestro, Hern¨¢ndez supo aprender lo que le ense?aba la historia. Orientado en sus inicios por otro gran tangerino, Emilio Sanz de Soto, nunca perdi¨® las claves adquiridas en su juventud: principios muy de aquel T¨¢nger refinado que ven¨ªa a ser una muestra de lo que Espa?a podr¨ªa haber sido si la barbarie contrarrevolucionaria no la hubiera devuelto al pasado retr¨®grado: un pa¨ªs libre, moderno, adelantado, solidario, preocupado por la cultura y el bienestar de sus ciudadanos, comprometido en la mejora de la humanidad.
Eso era Jos¨¦ Hern¨¢ndez y eso fue lo que nunca pudo pintar. Su obra refleja, con extraordinaria precisi¨®n t¨¦cnica, los esquemas b¨¢sicos de la frustraci¨®n espa?ola. La belleza existe, s¨ª, quiz¨¢, podr¨ªamos ser mejores (seguro), pero estas entra?as de l¨ªneas duras y colores elementales, de tierra en barbecho, estos seres humanos bestiales y grotescos, aplastados como tiranos dogm¨¢ticos, es lo que queda de ella cuando se impone la par¨¢lisis del esp¨ªritu y de la sociedad.
Su maestr¨ªa t¨¦cnica, combinada con una formidable tenacidad creativa, le permiti¨® ejercerse en todos los campos que se le abr¨ªan. Sus grabados severos, de implacable perfecci¨®n t¨¦cnica, ponen el dorso blanco y negro a sus ¨®leos, como intensificando su descripci¨®n de lo imposible. Sus expresiones gr¨¢ficas de Arthur Rimbaud, de Kafka, de S¨¢bato, de Borges, abren en los textos verdaderos abismos de significado. Sus escenograf¨ªas teatrales y cinematogr¨¢ficas (con Nieva, Narros, Ch¨¢varri, G¨®mez, Saura, entre otros) contribuyeron poderosamente a la fascinaci¨®n del espectador. Es imposible resumir a un artista de semejante talla. M¨¢s imposible a¨²n resumir a un amigo con tanta capacidad de afecto y solidaridad y ternura, con esa mirada que desment¨ªa todas las durezas y que lo hac¨ªa a uno sentirse acariciado. Qui¨¦n pudiera seguir viviendo en su compa?¨ªa.
En la casa consistorial de Legan¨¦s (Madrid) queda una de sus ¨²ltimas obras, un mural sobrecogedor, una especie de ancho resumen de Jos¨¦ Hern¨¢ndez, de su arte y de su modo de vida. Ser¨¢ buen homenaje visitarlo y permanecer un rato en silencio a su cobijo.
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