Por la honorable senda de Haneke
Jordi Cadena analiza en la contundente y minimalista 'La por (El miedo)' la pertinencia del mal en la sociedad actual


El arranque de La por (El miedo) va a ser de los dif¨ªcilmente olvidables. "As¨ª estaba en el guion", confiesa humilde Jordi Cadena (Barcelona, 1947). Los personajes aguardan despiertos en sus camas a que otro de ellos salga de casa. Son una madre y sus dos hijos. El que se va a trabajar es el padre. Cuando vuelve instantes despu¨¦s tras olvidar las llaves del coche, se cruza con el tr¨ªo por el pasillo. la familia se detiene helada. ?l avanza entre ellos como si nada. Pocas veces se ha palpado en pantalla de forma tan contundente el terror. "El reto", sigue el director, "estaba en mantener el tono".
El guion de La por est¨¢ basado en una novela de Lolita Bosch, como Elisa K, la anterior pel¨ªcula de Cadena, codirigida junto a su pareja, Judith Colell. "En el libro pod¨ªas deducir m¨¢s cosas del padre, el libreto cinematogr¨¢fico es m¨¢s seco. Es un personaje casi fantasmag¨®rico. Por eso Ram¨®n Madaula [el actor que le encarna] me pregunt¨® mucho, dudaba d¨®nde agarrarle, le costaba entenderlo. Trabajamos mucho juntos". Es la historia de un psic¨®pata, de uno de esos -desgraciadamente- muchos que habitan por Espa?a, haciendo crecer el n¨²mero de v¨ªctimas de la violencia machista. "Cuando decid¨ª hacer la pel¨ªcula, y Ober¨®n producirla, nos centramos en dos aspectos: ya hay muchas pel¨ªculas sobre el tema, muy centradas en personajes de la clase obrera, y quer¨ªamos que fuera con personajes de la clase media alta, porque ese mal anida en cualquier estrato social. Y segundo, buscar un punto de vista distinto, as¨ª que la apuesta porque quien contara la historia fuera el hijo mayor, el adolescente, era clara". Tampoco hubo dudas sobre su final, aunque s¨ª sobre su ep¨ªlogo, que ha sido troceado e intercalado por el metraje, a modo de posible vaticinio -que puede cumplir o no- de lo que le espera a la familia.
Gracias a su estilo, que el mismo director califica de "minimalista porque as¨ª son los presupuestos, y yo me siento c¨®modo en ese tama?o", Cadena empuja al espectador a reflexionar sobre el triunfo del mal. "Es la pertinencia del mal en la sociedad actual. Es algo de lo que hay que hablar, porque es absurdo esconderlo, un reflejo de sociedades poco maduras. Claro que hay que hacer todo tipo de pel¨ªculas, pero no nos podemos olvidar de estos temas", responde cuando se recuerda que si todos los muertos actuales por violencia machista que se dan anualmente en Espa?a ocurrieran en un atentado terrorista, el pa¨ªs se levantar¨ªa escandalizado. Se asumen esos cad¨¢veres al igual que los ocasionados por los accidentes de tr¨¢fico como si fuesen normales. "Es que lo que yo cuento ocurri¨® -de forma parecida- hace dos o tres meses. Pasa aqu¨ª y ahora".
Cuando a Cadena se le nombra a Roman Polanski, el director catal¨¢n -que se confiesa interesado por la obra del francopolaco, "aunque no por toda su filmograf¨ªa"- reconduce la conversaci¨®n a quien s¨ª considera el "gran analista por antonomasia del mal en el cine: Michael Haneke". Al reparto les hizo ver El s¨¦ptimo continente (1989), la primera pel¨ªcula del maestro austriacoalem¨¢n. "Haneke es el referente para este tipo de cine, y en ese filme muestra c¨®mo se puede ser fr¨¢gil dentro de tu propia casa". Es el miedo en estado puro, es el terror del que tambi¨¦n mama La por.
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