Un pie de nueva horma
Culturalmente, Australia crece a su aire. Cada vez m¨¢s lejos de Gran Breta?a y m¨¢s cerca del d¨®lar
Los australianos son gente cordial, dispuesta a echar una mano al peregrino y escuchar por tercera vez la frase que seguimos pronunciando mal. Ni se precian de ser originalmente brit¨¢nicos ni hacen alarde de poseer no una simple naci¨®n sino un continente entero. Se dir¨ªa que el impacto de su naturaleza ¡ªcon un 70% de las tierras inf¨¦rtiles entre desiertos y playas¡ª les ha vacunado de vanidad.
De modo que no se vive mal entre australianos y a todos los espa?oles, italianos, japoneses, taiwaneses, tailandeses, coreanos o griegos que he conocido, no les importar¨ªa seguir viviendo aqu¨ª. Claro es que mejor estar¨ªan en casa o cocinando un buen guiso pero me dicen que con solo doscientos a?os de historia no han tenido a¨²n tiempo de crear un plato porque ni la incorporaci¨®n del canguro a la lasa?a ni la del cocodrilo a las ensaladas puede considerarse algo sustantivo.
Lo sustancial ser¨ªa lo que est¨¢ por venir. Ahora no se cita a Australia entre los pa¨ªses emergentes pese a su alto nivel de vida y su prosperidad incesante, pero no cabe duda de que la inmigraci¨®n cualificada y un mayor desarrollo tecnol¨®gico les har¨¢ poderosos. ?Brit¨¢nicos? ?Norteamericanos? ?Asi¨¢ticos, como es el grupo en que se han clasificado para el Mundial? Fueron brit¨¢nicos en el siglo XVIII y hasta un par de generaciones atr¨¢s pero ahora, si la reina de Inglaterra sigue en alguno de sus billetes, ya no est¨¢ impresa en la memoria nacional. Son como asi¨¢ticos ¡ªbasta pasear por sus calles¡ª porque cada vez hay m¨¢s inmigrantes del Pac¨ªfico oriental pero, ante todo y sobre todo, despiden un tufo americano sea en las hamburguesas, en la m¨²sica pop, en los cines o en redes sociales como la popular Bebo, peque?a y en expansi¨®n.
Efectivamente son anglosajones, ingleses o norteamericanos en su apego por la naturaleza y por el lujo de las verdes praderas. En Sidney, sin ir m¨¢s lejos, donde hay parques inabarcables cada dos por tres, algunos de ellos exhiben carteles municipales que invitan a patear la hierba y abrazar los ¨¢rboles. Son p¨²blicos, es decir ¡°suyos¡±.
En cuanto al c¨¦lebre binomio m¨¢quina/jard¨ªn, emblema del car¨¢cter norteamericano, los australianos se acercan notablemente al quehacer t¨¦cnico a trav¨¦s de sus edificios m¨¢s nuevos.
Australia posee una rica arquitectura victoriana que ha conservado con esmero pero, a su lado, se alzan edificios acrob¨¢ticos que evocan las construcciones m¨¢s atrevidas del posmodernismo que patrocin¨® en Estados Unidos Robert Venturi.
Acaso algunos rascacielos parezcan incluso remedos o desechos de proyectos norteamericanos para Phoenix, digamos, pero tambi¨¦n hay una arquitectura aut¨®ctona ¡ªno necesariamente sostenible como la de su ¨²nico premio Pritzker, Glenn Murcutt, en 2002¡ª que denota la libertad de un pa¨ªs en el otro conf¨ªn del mundo donde parece ¡ªcomo demuestra su Opera House¡ª que no deba dar cuentas a nadie.
Culturalmente, est¨¦ticamente, pl¨¢sticamente, parcialmente Australia crece a su aire. Cada vez m¨¢s lejos de Gran Breta?a pese a la Commonwealth y m¨¢s cerca del d¨®lar a trav¨¦s de su significativa divisa, el d¨®lar australiano.
Esta semana, sin embargo, los brit¨¢nicos les han ganado el coraz¨®n. Nada menos que el Oxford English Dictionary acaba de aceptarles la palabra selfie, pura creaci¨®n australiana. Su origen procede de un joven al que, en una trifulca entre alumnos universitarios en 2002, le partieron la boca y con tres grapas en los labios tumefactos, hecho un Cristo, se hizo una foto en su webcamera y la colg¨® en la Red. Esta acci¨®n y su resultado es selfie. Self significa uno mismo y selfish narcisismo multiplicado por miles de reflejos en el amplio r¨ªo de las redes sociales.
Pero hay m¨¢s palabras. El presente australiano, que tiene mucho que decir, le ha colado ya al Oxford Dictionary otros t¨¦rminos acabados sobre todo en ie. ?Una contracolonizaci¨®n? No tanto. Pero el ie no es ya un relato sino un pie de nueva horma en el mundial y rampante posmodernismo australiano.
Babelia
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