S?o Paulo, la capital mundial del grafiti
La ciudad m¨¢s poblada de Am¨¦rica Latina concentra uno de los mayores museos de arte urbano al aire libre
Cuando camine por S?o Paulo, mire hacia arriba. O hacia los lados. No importa demasiado si est¨¢ caminando por un barrio de clase media o por la periferia. Hay una caracter¨ªstica com¨²n en los diferentes barrios de la urbe m¨¢s poblada de Am¨¦rica Latina: los grafitis y pixa??es (estilo caracter¨ªstico de las pintadas en Brasil), que ya est¨¢n conquistando los muros de los m¨¢s de 1.500 kil¨®metros cuadrados de la ciudad, est¨¢n transformando S?o Paulo en la capital mundial del grafiti.
En general, el arte urbano no es para todos los gustos. Pero la opini¨®n de que S?o Paulo es una ciudad gris y que el grafiti le da un toque de color a ese escenario es un¨¢nime. "El grafiti es una manifestaci¨®n art¨ªstica que forma parte del d¨ªa a d¨ªa de todos, les guste o no. Se impone", dicen los hermanos Ot¨¢vio y Gustava Pandolfo, m¨¢s conocidos como Os G¨ºmeos.
La pareja de artistas es famosa, alrededor del mundo, por los trabajos en los que mezclan un cierto realismo fant¨¢stico con personajes muy caracter¨ªsticos, siempre con colores y figuras geom¨¦tricas parecidas. Los hermanos comenzaron a hacer grafitis en 1987 en el barrio donde crecieron, el Cambuci, en la zona sur de la capital paulista. "El arte no es para que te guste, es para reflexionar y pensar ", completa Thiago Mundano, de 27 anos, que se autodenomina ¡°artivista¡±, por combinar el grafiti con acciones sociales.
En la avenida Cruceiro do Sul, en la zona norte de la capital, muy pr¨®xima a una de las dos terminales de autobuses de la ciudad, un grupo de artistas pint¨® 66 paneles creando, en 2011, el primer Museo Abierto de Arte Urbano de S?o Paulo (MAAU). Llevaron a las calles una de las mayores caracter¨ªsticas de ese arte: la accesibilidad. "El hecho de que el arte est¨¦ en la calle, ya es mucho m¨¢s democr¨¢tico. La gente no necesita entrar en una galer¨ªa cerrada para verlo", dice la artista y grafitera Prila Paiva, 35.
Organizado con autorizaci¨®n del Ayuntamiento, ese museo es una excepci¨®n. Como la clave del grafiti es ocupar la ciudad, los artistas no siempre pintan con autorizaci¨®n. Existe un aspecto de subversi¨®n que implica, entre otras cosas, "la adrenalina de grafitar", seg¨²n Mundano. Para ¨¦l, todo es relativo. ¡°Una valla publicitaria es tan agresiva como un grafiti. Yo puedo considerar malo para mi hija, por ejemplo, abrir la ventana de casa y que se encuentre de frente con una mujer en bragas y sujetador en una propaganda para vender lencer¨ªa".
S?o Paulo adopt¨®, en enero de 2007, la Ley de la Ciudad Limpia, durante la gesti¨®n del exalcalde Gilberto Kassab (PSD), con la que se prohib¨ªa la propaganda en vallas publicitarias y en edificios p¨²blicos y privados. En relaci¨®n a los grafitis, a¨²n no hubo un acuerdo entre artistas y poder p¨²blico. Por eso, por un lado, el Ayuntamiento borra, cubriendo con tinta gris muchos de los muros pintados. Por otro, grafiteros y pixadores pintan otra vez los lugares reci¨¦n lavados. "Nunca sentimos, por parte del ayuntamiento, un inter¨¦s de por entender y respetar la cultura del grafiti", cuentan Os G¨ºmeos. "Existen problemas serios en S?o Paulo que necesitan ese dinero del contribuyente, en vez de se invierta en borrar trabajos art¨ªsticos", cuentan los hermanos. A¨²n as¨ª, al final de la gesti¨®n de Kassab, el Ayuntamiento public¨® una gu¨ªa bil¨ªngue de lugares para ver los grafitis en la ciudad, con una peque?a ficha de algunos artistas.
Por tratarse de un arte muy ef¨ªmero, un d¨ªa la obra est¨¢ all¨¢ y el otro puede ser borrada, el consultor financiero Ricardo Czapski y la productora cultural Marina Gonzalez tuvieron la idea de eternizar algunas pinturas. Acaban de lanzar el libro Graffiti en S?o Paulo, que naci¨® de un acervo de m¨¢s de diez mil fotos que Czapski tom¨®, durante cinco a?os, de las pinturas de los muros. "El grafiti tiene una recepci¨®n muy buena en todos los niveles. Ya no tiene aquella mala impresi¨®n del arte marginal", dice Gonzalez.
Con el pasar de los a?os, adem¨¢s del reconocimiento del p¨²blico, el grafiti, consecuentemente, fue haci¨¦ndose un negocio m¨¢s rentable. Hoy, el arte urbano est¨¢ presente en galer¨ªas, y exposiciones en Brasil y en el mundo. "Despu¨¦s de celebrar la exposici¨®n de Os G¨ºmeos (una en 2006 y otra en 2007), ganamos otro p¨²blico en la galer¨ªa. Esos artistas tienen un atractivo que otros no tienen", dice Alexandre Gabriel, director de la galer¨ªa Fuertes Vila?a, represente de Os G¨ºmeos.
En este momento, la ciudad alberga la 14? edici¨®n de la Graffiti Fine Art, un proyecto del artista Binho Ribeiro, que expone grafitis en el Museo de Arte Brasile?o de la Escultura (MUBE). La exhibici¨®n es gratuita y est¨¢ abierta al p¨²blico hasta el d¨ªa 29 de diciembre. El museo est¨¢ en un barrio noble de la capital, en el Jard¨ªn Europa, una prueba de que ese arte marginal est¨¢ m¨¢s en el centro que al margen de la ciudad. "No existe prejuicio del mercado, lo que existe son personas prejuiciosas", concluye Binho Ribeiro.
Pimp My Carro?a
Un ejemplo del cu?o social que el grafiti puede desarrollar, fue cuando en 2007 Thiago Mundano comenz¨® a pintar los carros de los m¨¢s de 20.000 recolectores basura reciclable de S?o Paulo, que transportan toneladas de cart¨®n, vidrio y aluminio a los centros de reciclaje. "Me di cuenta de que esas personas son invisibles, nadie las mira", dice Mundano.
La meta, en la ¨¦poca, era pintar 100 de esos carritos improvisado pero, con el tiempo, Mundano vio que no bastaba con pintar. Los carros necesitaban elementos de seguridad, como tintas reflectantes para la noche, espejos retrovisores, guantes y cuerdas para los recolectores. As¨ª, naci¨® el proyecto Pimp My Carro?a.
A trav¨¦s de la web de crowdfunding Catarse, Mundano recaud¨® 64.000 reales (2.800 d¨®lares), de 792 patrocinadores. El proyecto creci¨®, se transform¨® en un evento en el centro de S?o Paulo, donde los carros se pintaron y los recolectores ganaron camisetas, alimentos y una consulta m¨¦dica. Desde entonces, R¨ªo de Janeiro y Curitiba, la capital de Paran¨¢, en el sur del pa¨ªs, recibieron una edici¨®n del proyecto, contabilizando m¨¢s de 120 voluntarios y un n¨²mero ya incontable de carros pintados. El pr¨®ximo paso es desarrollar una aplicaci¨®n para que cualquiera pueda localizar los recolectores m¨¢s pr¨®ximos, y entregarles directamente la basura reciclable.
Babelia
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