?Sonar¨¢ ma?ana la m¨²sica de hoy?
Promotores y compositores constatan lo complicado de programar sonidos contempor¨¢neos en tiempos de crisis Algunos alertan del peligro de crear un agujero negro en el futuro


Cuando Stravinski estren¨® en 1913 La Consagraci¨®n de la Primavera en el Teatro de los Campos El¨ªseos parisino, estuvo cerca del linchamiento en el segundo acto. Algo parecido le sucedi¨® a Arnold Sch?nberg en Viena nueve meses antes en el famoso Concierto del esc¨¢ndalo. M¨¢s all¨¢ de la hist¨®rica ruptura musical que lideraron, ambos sucesos hablan de la atenci¨®n que recib¨ªa el estreno de un joven compositor (Stravinski ten¨ªa entonces 30 a?os) en los c¨ªrculos musicales y sociales de la ¨¦poca. 100 a?os despu¨¦s, fuera de alg¨²n carraspeo o de la mera indiferencia, cuesta imaginar un apasionamiento as¨ª del patio de butacas ante una nueva creaci¨®n. La m¨²sica contempor¨¢nea, y gran parte de la del siglo XX, sufre un progresivo arrinconamiento en auditorios y teatros. Especialmente en pa¨ªses como Espa?a, donde la crisis econ¨®mica ha socavado la confianza de unos programadores atemorizados por la ca¨ªda de p¨²blico.
Las nuevas ¨¦lites culturales e intelectuales, m¨¢s c¨®modas hoy en otros espacios de relaci¨®n social, han abandonado progresivamente la m¨²sica como elemento de distinci¨®n. Un tiempo fascinado por la literatura actual y capaz de elevar a los altares a su arte (ah¨ª est¨¢n los 105,8 millones de euros que acaban de pagarse por los Tres estudios de Lucian Freud de Francis Bacon) vuelve la espalda a su m¨²sica. Hist¨®ricos promotores, como Alfonso Aij¨®n, director de Iberm¨²sica, admiten que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil dejar espacio para la obra reciente pese a esfuerzos como estrenar una pieza de James Macmillan el pr¨®ximo enero. ¡°No solo la contempor¨¢nea se resentir¨¢, sino obras menos frecuentes como el Romeo y Julieta de Berlioz, que hemos hecho este a?o. No hay presupuesto, y m¨¢s en el caso de los que nos jugamos el tipo. Cuando se apuesta por eso, quedan m¨¢s butacas vac¨ªas. Es as¨ª en toda Europa. Pero en algunos lugares est¨¢ m¨¢s subvencionado y pueden arriesgarse¡±, se?ala el empresario musical.
Cuando se apuesta por esta m¨²sica quedan m¨¢s butacas vac¨ªas¡± Alfonso Aij¨®n
Esa subvenci¨®n, al final un mecenazgo que sostuvo la creaci¨®n de las m¨²sicas contempor¨¢neas de cada ¨¦poca (a trav¨¦s de la Iglesia, la aristocracia o la burgues¨ªa), es innegociable para que prosperen las nuevas composiciones. Ya sea a trav¨¦s de lo p¨²blico, como en la ecl¨¦ctica propuesta del Centro Nacional de Difusi¨®n Musical (CNDM), o de iniciativas privadas como la que hasta hace poco realizaba Caja Madrid o desarrolla hoy la Fundaci¨®n BBVA. Adem¨¢s de los premios que concede a nuevos compositores ¡ªrecay¨® hace dos semanas en el joven gallego Fernando Buide del Real¡ª programa tres ciclos de m¨²sica contempor¨¢nea y edita un extenso cat¨¢logo discogr¨¢fico. La fundaci¨®n, guiada por la mano mel¨®mana de su director, Rafael Pardo, invierte alrededor de un mill¨®n de euros al a?o en m¨²sica contempor¨¢nea y los conciertos que organiza alcanzan una ocupaci¨®n media de un 80%. Pero, si no fueran gratuitos, admite Pardo, esas cifras se desplomar¨ªan. As¨ª que hay inter¨¦s, pero no lo suficiente. Al menos por parte del p¨²blico tradicional abonado a los grandes ciclos sinf¨®nicos. Y como de costumbre, todo pasa por la educaci¨®n. Por cierto, pr¨¢cticamente desaparecida hoy de las escuelas de primaria y maltratada en las escuelas municipales.
Alberto Posadas, uno de los m¨¢s aclamados compositores espa?oles ¡ªsobre todo fuera de su pa¨ªs¡ª es optimista al hablar de Francia y Alemania; en Espa?a lo ve m¨¢s complicado. ¡°Antes de la crisis hab¨ªa un apoyo institucional a la m¨²sica de nueva creaci¨®n con resultados evidentes. Proliferaci¨®n de ensembles, programaci¨®n al mismo nivel de lo que podemos encontrar en festivales del resto de Europa. Cuando de verdad se ponen los medios, la creaci¨®n cultural surge¡±. Unos brotes verdes que deber¨ªan propiciar la ansiada conexi¨®n con ese ¡°nuevo p¨²blico¡± con el que sue?an desde a?os los programadores. ¡°Si analizamos la media de edad de abonados en los ¨¢mbitos de la m¨²sica cl¨¢sica es muy alta. Me pregunto qu¨¦ va a pasar dentro de 20 a?os si no generamos p¨²blico nuevo. Hay que propiciar que ese espectador joven conozca este mundo y tenga un acceso econ¨®mico razonable¡±, insiste Posadas.
Toda una tradici¨®n de mil a?os de m¨²sica decaer¨¢ si no se interpretan los nuevos trabajos¡± Alex Ross
Este tiempo musical vive m¨¢s obsesionado que nunca por su posteridad. Un complejo originado, en parte, por la extrema fragmentaci¨®n del mercado. Por la escasa perdurabilidad de cualquier propuesta y, sobre todo, por la entronizaci¨®n del pop como lenguaje universal y m¨¢s accesible para una juventud que prolonga sus gustos hasta la madurez. Nunca se hab¨ªa creado tanto ¡ªeste a?o, por ejemplo, se han presentado al concurso de la Fundaci¨®n BBVA-AEOS 53 partituras¡ª y de tanta calidad, opinan compositores como Mauricio Sotelo o Elena Mendoza. Pero tampoco se hab¨ªa interpretado tan poco. Es inevitable preguntarse si una m¨²sica que apenas se programa, se edita en alg¨²n formato de reproducci¨®n (encontrarla en las estanter¨ªas de las tiendas de discos que quedan es todo un reto) o carece de reflejo en los peri¨®dicos generalistas, est¨¢ condenada a diluirse en el tiempo. A crear un gran agujero en ¡°un momento de urgencia¡±, como reflexiona el compositor Agust¨ª Charles.

Para Alex Ross, autor de dos ensayos referenciales sobre esta materia ¡ªEl ruido eterno y Escucha esto, ambos en Seix Barral¡ª no hay duda: toda una tradici¨®n de mil a?os de m¨²sica decaer¨¢ si los nuevos trabajos no se interpretan regularmente. ¡°Si las instituciones hubiesen tenido la misma actitud hace doscientos o trescientos a?os, hoy no existir¨ªa ese repertorio que consideramos mainstream¡±.
Festivales como el Huddersfield Contemporary Music ingl¨¦s, Ultraschall en Berl¨ªn o Donaueschingen, fundado en 1921 en la Selva Negra y convertido hoy en faro mundial para la m¨²sica de nueva creaci¨®n, son el reverso del panorama espa?ol. Desde ah¨ª se observa a Espa?a con admiraci¨®n por la efervescencia creativa de sus compositores, aunque siempre terminen estrenando sus obras en el extranjero. O quiz¨¢ por ello.
El problema son las instituciones, que a veces no programan¡± Pierre Boulez
Pero tambi¨¦n hay lugar para la autocr¨ªtica. Algunos compositores, como Charles, creen que ciertas m¨²sicas pueden haberse alejado de los gustos del p¨²blico. Pierre Boulez, sin embargo, rechaza que el problema resida en la dificultad que entra?an algunas partituras. ¡°Algunos periodos de Kandinsky, por ejemplo, son exactamente igual de complejos y pertenecen a la misma ¨¦poca que Sch?nberg. La gente est¨¢ abierta a conocer cosas nuevas. El problema son las instituciones que a veces no las programan¡±, se quejaba a EL PA?S hace unos meses. Una idea en cierto modo compartida por el ensayista y experto en m¨²sica, Ram¨®n Andr¨¦s. Denuncia que las programaciones son cada d¨ªa m¨¢s pobres y muchos compositores no llegan jam¨¢s a estrenar sus obras.

Pero la prejuiciosa reticencia del p¨²blico a la m¨²sica contempor¨¢nea se diluye si hablamos de ¨®pera, donde el elemento visual facilita la comprensi¨®n del discurso musical. Los grandes teatros siguen apostando por nuevas creaciones. Como el pr¨®ximo estreno de Brokeback Mountain (de Charles Wuorinen) en el Real o Written on skin, la obra de George Benjamin estrenada en Aix en Provence que tanto gust¨® a Alfred Brendel. El legendario pianista considera que queda mucho espacio todav¨ªa para hacer evolucionar la m¨²sica y sigue de cerca las nuevas composiciones, como las de su amigo Mauricio Sotelo. En 2015, recordaba el genial int¨¦rprete en una larga conversaci¨®n este mes con EL PA?S, piensa venir a ver la ¨®pera que estrenar¨¢ en Espa?a.
La contempor¨¢nea deber¨ªa ser la regla, y no la excepci¨®n¡± Gerard Mortier
Se refer¨ªa a El P¨²blico, otra apuesta del ahora consejero art¨ªstico del coliseo madrile?o, Gerard Mortier, por abrir el Real al sonido de hoy (tambi¨¦n ha encargado piezas a Elena Mendoza y Alberto Posadas). ¡°Lo contempor¨¢neo deber¨ªa ser la regla, y no la excepci¨®n, como le ha sucedido a la m¨²sica a partir de la primera guerra mundial. Hay varias razones que lo explican: la desaparici¨®n de la pr¨¢ctica musical en las clases burguesas, como suced¨ªa en el siglo XIX; la fragmentaci¨®n del conocimiento, que ya no es universal; la progresiva falta de sabidur¨ªa musical por parte de los intelectuales, el aislamiento de los compositores despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial¡ Adem¨¢s, las opciones de escucha son tantas, que es importante guiar un poco a la gente. Se podr¨ªa hacer a trav¨¦s de la televisi¨®n o la radio, pero las leyes del consumo lo dictan todo¡±, analiza Mortier.

Esas leyes rigen tambi¨¦n la pol¨ªtica de contrataci¨®n y programaci¨®n de las discogr¨¢ficas, que a menudo han contribuido a la creaci¨®n de un starsystem cerrado de artistas a la caza del lado sexy de la m¨²sica cl¨¢sica. El culto a la figura recae desde hace d¨¦cadas en los int¨¦rpretes, no en los compositores. Pero es dif¨ªcil buscar el equilibrio entre el negocio y el compromiso con la difusi¨®n musical, como explica Maider M¨²gica, de Deutsche Grammophon, discogr¨¢fica que acaba de lanzar una exuberante colecci¨®n con la obra de los compositores m¨¢s importantes del siglo XX. ¡°Este repertorio tiene menos salida que otros. Esto genera un efecto directo tanto en el cat¨¢logo f¨ªsico contempor¨¢neo que se puede mantener disponible (si no hay demanda no se puede mantener el stock), como en el n¨²mero de nuevos proyectos m¨¢s arriesgados que las grandes discogr¨¢ficas pueden emprender. Pero la actividad en este campo no se ha extinguido¡±. La buena noticia es que el formato digital, sin coste de producci¨®n y distribuci¨®n, ha permitido poner el pie en la puerta para que no termine de cerrarse.
El ¨²ltimo problema ¡ªm¨¢s dif¨ªcil de resolver¡ª que encuentran los compositores de este tiempo es el de seguir vivos. O incluso peor: no haber muerto ochenta a?os atr¨¢s. De lo contrario, el promotor deber¨¢ entregar el 10% de la taquilla a la SGAE por los derechos de autor. Y como se?ala Josep Mar¨ªa Prat, fundador de Ibercamera, no solo se vende menos, sino que adem¨¢s hay que pagar. ¡°Pero los programadores nos estamos metiendo en una trampa. Si no forzamos este tipo de repertorio, al menos el del siglo XX, nos agotaremos. No puedes hacer la Quinta de Chaikovski cada semana¡±. Quiz¨¢ no tan seguido, pero gracias a la variable del int¨¦rprete, acaparadora de todo el marketing e inter¨¦s del p¨²blico, la sensaci¨®n de variedad podr¨¢ alargarse en el tiempo maquillando la dimensi¨®n real de este agujero.
La escena de la m¨²sica espa?ola en cinco nombres
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Mauricio Sotelo (Madrid, 1961).Es uno de los m¨¢s importantes referentes de la escena actual. Se encuentra desde hace un a?o y medio en el Instituto de Estudios Avanzados de Berl¨ªn terminando El P¨²blico, ¨®pera que estrenar¨¢ en febrero de 2015 en el Teatro Real. Aunque opina que se trata de un momento pasajero, es pesimista con la situaci¨®n de la m¨²sica contempor¨¢nea en Espa?a. "Es de una tristeza espantosa. Es una grand¨ªsima cat¨¢strofe. Cuando se quema un bosque, son d¨¦cadas para la recuperaci¨®n de un entorno natural. Esto es lo mismo. Hubo una situaci¨®n muy buena que est¨¢ ahora en un peligro muy grave. Y el sector m¨¢s perjudicado es el de nuestro patrimonio, la m¨²sica contempor¨¢nea". Sotelo estrenar¨¢ pr¨®ximamente Ancora un segreto¡ (Hommage-Sonate per Alfred Brendel).
H¨¨ctor Parra (Barcelona en 1976). Vive en Par¨ªs desde hace 12 a?os. Es uno de los grandes de la escena europea. Estrenar¨¢ pr¨®ximamente tres ¨®peras (en Schwetzingen, en la bienal de Munich y Par¨ªs). Cree que el gran problema de la m¨²sica hoy es la educaci¨®n. "Una sociedad no educada musicalmente consume solo productos destinados a producir dinero y atontar". Una de sus grandes composiciones es Caressant l'horizon (2011), estrenado en la Cit¨¦ de la Musique.
Agust¨ªn Charles (Manresa, 1960). Director del conservatorio de Arag¨®n y autor de varias ¨®peras, como Lord Byron, un estiu sense estiu, o Java Suite. Gran conocedor de la m¨²sica espa?ola y extremadamente preocupado con el momento que atraviesa. "Es una situaci¨®n de urgencia. Corremos un serio peligro de crear un agujero enorme". Cree que hoy tenemos a los compositores m¨¢s preparados, pero con menos opciones de mostrar sus obras.
Elena Mendoza. (Sevilla, 1973). Vive desde hace 20 a?os en Berl¨ªn. En 2015 estrenar¨¢ la ¨®pera La ciudad de las mentirasen el Teatro Real. Es una de las figuras m¨¢s importantes de la m¨²sica espa?ola. No cree que la crisis vaya a acabar con la contempor¨¢nea y recuerda que lo que se ha conseguido en los ¨²ltimos a?os ha sido magn¨ªfico. Pese a todo, advierte de la peligrosidad de los recortes y de las injerencias y vaivenes pol¨ªticos respecto a la cultura en Espa?a.
Joan Magran¨¦ (Reus, 1988). Punta de lanza del futuro de la composici¨®n espa?ola. Hoy vive en Par¨ªs. El d¨ªa 1 estrena su segundo cuarteto de cuerda (Alguns cants ¨°rfics) que interpretar¨¢ el Cuarteto Gerhard en Banyoles. "Hay que crear un p¨²blico para que cuando vuelva la posibilidad de hacer cosas no hayamos perdido nada por el camino", reflexiona. Adem¨¢s, pide que los "agentes que tendr¨ªan que dar visibilidad a esta m¨²sica" se involucren m¨¢s.
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