La casa de las mutaciones
'Fauna' es un brillant¨ªsimo caleidoscopio barroco sobre las mutaciones del deseo La nueva pieza de Romina Paula ha sido estrenada en Temporada Alta, en Girona
Romina Paula, una de las realidades m¨¢s estimulantes del nuevo teatro argentino, ha estrenado Fauna en Temporada Alta (Girona), donde alcanz¨® un gran ¨¦xito, har¨¢ un par de a?os, con El tiempo todo entero. Si Algo de ruido hace se inspiraba en La intrusa, de Borges, y El tiempo todo entero en El zoo de cristal, de Williams, aqu¨ª los ecos literarios (y las incrustaciones) son incontables, desde Calder¨®n y Shakespeare hasta Rilke, Katherine Ann Porter (La hacienda) y Roberto Arlt (Severio el cruel),aunque a m¨ª me hizo pensar mucho en el mundo de Henry James, en el supuesto de que James hubiera salido del armario. A una casa perdida en el litoral argentino llegan Jos¨¦ Luis (Rafael Ferro), un director de cine, y Julia, una joven actriz (Pilar Gamboa), para preparar una pel¨ªcula sobre Fauna, una mujer de leyenda que muri¨® a los 98 a?os y visti¨® de hombre en su juventud a fin de ser aceptada en la universidad, modelada sobre perfiles de escritoras feministas como Concepci¨®n Arenal y Mar¨ªa Luisa Bemberg.
Julia est¨¢ fascinada por Fauna, a la que lleg¨® a ver, montando a caballo (impresionante, esfingiaca) poco antes de su muerte. El escenario desnudo, un entarimado de madera rodeado de grandes focos, parece evocar un cruce entre la arruinada mansi¨®n campestre y un set de rodaje. Mar¨ªa Luisa (Susana Pamp¨ªn), la hija, sard¨®nica e imprevisible, recibe a la pareja y cuestiona sin cesar sus planteamientos. Para empezar, los datos biogr¨¢ficos de la madre parecen equ¨ªvocos, contradictorios, o directamente falsos. A la media hora irrumpe Santos (Esteban Bigliardi), el hermano peque?o, que, como su madre, es una mezcla de salvaje e intelectual. Pronto descubrimos que los recuerdos de los hermanos tambi¨¦n difieren, y no queda claro lo que vivi¨® y lo que invent¨® Fauna.
Aunque Santos cuestiona la indagaci¨®n y se niega a que ¡°representen¡± la vida de su madre, acaba aceptando participar en los ensayos como actor improvisado (al igual que Jos¨¦ Luis, el director), simultaneando roles masculinos y femeninos junto a Julia. Esto da lugar a un juego muy pirandelliano, porque Romina Paula mezcla las escenas ¡°de ficci¨®n¡± (el guion que est¨¢n construyendo) con las que narran el avance de las relaciones entre los cuatro, de modo que las fronteras entre ambas son lev¨ªsimas. Pirandelliano y shakespeariano, pues el deseo brota travestido, a la manera isabelina. Julia, por ejemplo, le pide a Jos¨¦ Luis, su amante, aparcar el sexo para que no interfiera en el trabajo, pero le atrae su faceta femenina cuando encarna a Fauna (¡°su Fauno es m¨¢s femenino que el m¨ªo¡±). A la inversa, Mar¨ªa Luisa se siente atra¨ªda por Julia, pero ve en ella demasiados rasgos de su madre, lo que le impide desearla plenamente. Hay atracciones por oposici¨®n caracteriol¨®gica, como cuando Santos le dice a Jos¨¦ Luis: ¡°Soy rudo y me encuentro enamorado de usted, que es tan d¨¦bil¡±. Los juegos de roles, que comienzan con la imagen originaria de Fauna disfrazada y adoptando un nombre falso, se multiplican. Mar¨ªa Luisa fantasea con el albur de ser hombre para ¡°poder tener hijos por ah¨ª, sin saberlo¡±; Santos recuerda que ¡°Fauna fue un padre para nosotros¡±, ya que el progenitor real les abandon¨®. Todo esto es muy sugestivo, y la escritura de Paula es poderosa, lastrada a ratos por las obligaciones de ese patr¨®n conceptual, aunque la pasi¨®n armada sobre el artificio es un formidable motor no solo en Shakespeare sino tambi¨¦n en los cl¨¢sicos franceses y, desde luego, en el barroco espa?ol. Yo creo, pues, que Fauna es un texto esencialmente barroco, en su juego de espejos, mutaciones y falsas apariencias, y las referencias a Calder¨®n no son meras citas cultas sino gl¨®bulos muy rojos en su torrente sangu¨ªneo. Sucede tal vez que las fichas de ese damero emocional se mueven a un ritmo veloz, y lo s¨²bito de los cambios, elipsis mediante, llegan a desconcertar. Hay una constante intensidad de palabra y de escucha, y los personajes (y, por supuesto, los actores) est¨¢n siempre al l¨ªmite. Las interpretaciones son impresionantes, y la puesta en escena es una combinaci¨®n ejemplar de tensi¨®n y sobriedad, pero a ratos deseas un poco de reposo: es como ver una pel¨ªcula en la que todo son momentos ¨¢lgidos, sin apenas secuencias ¡°de transici¨®n¡±. Por suerte, el humor, que brota en las esquinas m¨¢s imprevistas, es un contrapunto que resulta muy bienvenido. Y hay una idea central de gran calado que avanza por infiltraci¨®n, y en la que se dan la mano Shakespeare y Henry James. Como en Otra vuelta de tuerca, el fantasma de Fauna parece poseer la casa y a sus habitantes, manifest¨¢ndose (o, mejor, encarn¨¢ndose) a lo largo de los ensayos: es normal que aflore en Santos, pero corta el aliento cuando vemos su larga sombra en los dos reci¨¦n llegados. Tampoco es dif¨ªcil acabar viendo la pieza como un ensamblaje minimalista y reconcentrado de Noche de reyes y El sue?o de una noche de verano, donde el fantasma de Fauna cumple la funci¨®n de Puck, poniendo en marcha el carrusel de los deseos antag¨®nicos.
L¨¢stima que Mar¨ªa Luisa, la hermana, que tiene un arranque estupendo, se eclipse un tanto a medida que avanza la acci¨®n. A cambio, es muy hermoso el viaje de Julia hacia la verdad, y el personaje de Santos adquiere una centralidad doliente: ambos se convierten, a mis ojos, en los verdaderos protagonistas del relato. Ya he dicho que los integrantes del elenco vuelan a gran altura, y narran como pocos (cosa imperativa, porque hay mucha narraci¨®n en Fauna), pero el trabajo de Esteban Bigliardi como Santos me conmueve y me deslumbra. Tiene dos escenas sensacionales, empezando por el texto mismo. En la primera habla de la muerte de dos yeguas devoradas por las abejas y te parece estar escuchando a Benjy, el retrasado (o iluminado) de El ruido y la furia; en la segunda se expande su dolor por una de ellas como si fuera un trasunto de su madre (¡°no pude ayudarla a morir¡±), y ser¨¢ la confesi¨®n de su pena lo que detone un abrazo pasional. No se puede contar lo que les sucede a Santos y Julia en ese ¨²ltimo tercio: hay que verlo en escena. Romina Paula sabe mucho, y estos formidables actores le permiten, porque es un gran trabajo de equipo, adentrarse en nuevas maneras y hondos territorios a cada nueva obra. Enhorabuena.
Fauna. Texto y direcci¨®n: Romina Paula. Int¨¦rpretes: Esteban Bigliardi, Rafael Ferro, Pilar Gamboa, Susana Pamp¨ªn.
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