Isaac Julien atraviesa la pantalla
El videoartista brit¨¢nico instala en el MoMA nueve plasmas gigantes con relatos fragmentados de la rotunda 'Ten Thousand Waves'
Pocos videoartistas actuales tienen la potencia po¨¦tica de Isaac Julien (Londres, 1960). Lo demuestra estos d¨ªas. El creador ha tomado Nueva York. Primero se ha instalado (25 de noviembre al 17 de febrero de 2014) en el MoMA. En el atrio del museo neoyorkino ha suspendido nueve pantallas gigantes a doble cara que muestran durante 50 minutos los relatos fragmentados que construyen la rotunda Ten Thousand Waves (Diez mil olas). Las im¨¢genes narran la historia real de la tragedia de la Bah¨ªa de Morecambe (2004), en Inglaterra, donde la violencia del mar se llev¨® la vida de 23 pescadores de un precario barco marisquero procedente de China. Los visitantes no solo tienen una experiencia visual del desastre sino, tambi¨¦n, f¨ªsica, al moverse entre las pantallas que alternan las filmaciones on¨ªricas y las documentales del naufragio. Eso s¨ª, siempre con la extraordinaria presencia de la actriz Maggie Cheung (musa del cine de Wong Kar Wai), quien recrea el papel de Mazu: diosa-madre de la mitolog¨ªa china. La pieza, en un montaje distinto, se mostr¨® en 2011 en la galer¨ªa Helga de Alvear.
A la vez, el artista brit¨¢nico estrena un proyecto muy diferente (pero actual) en Metro Pictures, su marchante neoyorkino. La instalaci¨®n Playtime aborda la relaci¨®n entre el capital, el mundo del arte y el individuo. Construida en tres cap¨ªtulos, Isaac Julien se traslada a tres ciudades definidas por su relaci¨®n con el capital. Londres, una urbe cambiada por la desregulaci¨®n bancaria, Reykjavik (Islandia), donde comenz¨® la crisis en 2008, y Dubai, una de las florecientes ciudades del nuevo capitalismo financiero de Oriente Medio. En ellas traza cinco personajes. El ¡°coleccionista¡±, el ¡°empleado¡±, el ¡°artista¡±, el ¡°subastador¡± y el ¡°periodista¡±. Con ellos se interroga sobre su responsabilidad en la crisis.
Borrando las l¨ªneas entre documental y ficci¨®n, la galer¨ªa neoyorkina tambi¨¦n muestra Kapital (v¨ªdeo monocanal), una conversaci¨®n entre el ge¨®grafo brit¨¢nico David Havery, autor del libro El enigma del capital, el propio artista y varios cr¨ªticos y expertos. Durante toda la obra una pregunta atraviesa el espacio. ?Qu¨¦ diferencia hay entre este capital y el descrito por Karl Marx hace casi 200 a?os? ?Ninguna?
Los neoyorquinos lo comprobar¨¢n a trav¨¦s de 17 vallas publicitarias situadas en Time Square que durante todo el mes de diciembre proyectar¨¢n una versi¨®n de tres minutos de Playtime. Como dec¨ªa la bruja Aver¨ªa en La Bola de Cristial: ¡°Viva el mal, viva el capital¡±. Isaac Julien ha tomado Nueva York.
Pregunta. ?Qu¨¦ nos puede contar sobre sus trabajos Playtime y Kapital? ?Qu¨¦ forma tienen?
Respuesta. A partir de trabajos anteriores como Ten Thousand Waves y Western Union: Small boats me interes¨® averiguar qu¨¦ empuja a la gente a abandonar sus hogares en busca de una ¡°vida mejor¡±. La misma respuesta, una y otra vez, aparec¨ªa ante m¨ª: el capital. Tanto Playtime como Kapital son trabajos que, de diferentes formas, exploran ese capital, en particular a trav¨¦s de su relaci¨®n con el mundo del arte y las personas. Playtime es una pieza construida con varias pantallas mientras que Kapital es una narraci¨®n a trav¨¦s de una sola.
P. Este es el presente. Vayamos un segundo al pasado. ?C¨®mo se convirti¨® en artista? ?A qu¨¦ edad se dio cuenta de que eso era lo que realmente quer¨ªa ser?
R. Hace poco he tenido que reflexionar sobre este tema cuando escrib¨ª Riot, una monograf¨ªa sobre mi trabajo publicada por el MoMA. Mi entrada en el arte lleg¨® a trav¨¦s de una inesperada combinaci¨®n de sucesos. Por ejemplo, conocer, casualmente, a cineastas y artistas como Jenny Fortune, Noreen MacDowell o Astrid Proll junto a algunos profesores de mi escuela. De fondo tambi¨¦n habitaba el convencimiento de que no quer¨ªa llevar la misma vida que mis padres ni tampoco trabajar en una f¨¢brica o un banco, que parec¨ªa que era lo m¨¢ximo a lo que pod¨ªamos aspirar. A trav¨¦s de estos profesores (algunos oficiales y otros extraoficiales), mi permeabilidad al arte fue creciendo cada vez m¨¢s y me fui introduciendo en las ideas y las im¨¢genes y en c¨®mo, ambas, podr¨ªan vivir en el arte. Y, desde luego, tambi¨¦n estaba muy interesado en de qu¨¦ forma el arte puede cambiar la vida o enfrentarnos a nuevas ideas y temas.
P. Asegura que Toni Morrison acierta cuando dice: ¡°No soy una escritora. Soy una escritora negra¡±. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Creo que Toni Morrison es una fant¨¢stica e incre¨ªble escritora que gan¨® el premio Nobel de Literatura [en 1993] por lo buenas que son sus historias, la manera en la que conmueven, c¨®mo est¨¢n escritas y c¨®mo hablan directamente a la gente. Estoy de acuerdo en que los temas negros pueden ser universales (al igual que lo son los denominados temas blancos), porque todos somos seres humanos. ??No es as¨ª!?
P. Para m¨ª ha sido una sorpresa saber que sus complejas narraciones las filma sin utilizar un gui¨®n. Desde luego efect¨²a algunos trabajos preparatorios. Pero, b¨¢sicamente, llega al plat¨® o escenario y se lanza a filmar. ?Por qu¨¦ no emplea gui¨®n?
R. No es exactamente cierto. Mis trabajos siempre llevan mucho tiempo de preparaci¨®n. Ten Thousand Waves y Playtime consumieron dos a?os de preparativos. Como le dec¨ªa, me gusta dar respuesta a los actores, a los espacios y a las situaciones; y tambi¨¦n dejar algo abierto. Seguir un gui¨®n o un storyboard de una manera muy exacta puede constre?ir las ideas. Ahora bien, algo que es verdad es que antes de Playtime la mayor¨ªa de mis obras ten¨ªan poco di¨¢logo. En Ten Thousand Waves utilic¨¦ un poema titulado Small Boats, de Wang Ping [escritora norteamericana de origen chino cuyo trabajo gira en torno a la inmigraci¨®n], que fue una de las bases del gui¨®n, aunque no existe di¨¢logo como tal.
Ahora esto ha cambiado con Playtime, que contiene interpretaciones asombrosas de James Franco, Maggie Cheung, Colin Salmon, Craig Daniel Adams e Ingvar Eggert Sigurosson. Algunas partes del gui¨®n proceden de entrevistas transcritas de una forma literal que hice y otras fueron escritas especialmente para la obra. Pero en el fondo cuando filmas lo mejor es olvidarse del gui¨®n, lanzarse al trabajo y conseguir que las im¨¢genes y los actores cobren vida.
P. Una de las se?as de identidad de su trabajo es la calidad t¨¦cnica de sus filmaciones. ?Trabaja en 35 mm o en digital?
R. Playtime y Kapital son mis dos primeros trabajos filmados totalmente en digital. Aprend¨ª a trabajar en cine con formatos tradicionales y los tengo en gran estima, pero no estoy interesado en fetichizarlos. Para estas dos obras he utilizado las c¨¢maras digitales RED epic [es la que James Cameron emplea para rodar Avatar 2], Arri Alexa y he filmado en 4K [ofrece m¨¢s resoluci¨®n que la alta definici¨®n].
P. ?Y qu¨¦ impacto ha tenido Internet en su trabajo?
R. Para lo bueno o lo malo, Internet nos ha afectado a todos. Ha acelerado los movimientos de capitales, el riesgo en las operaciones burs¨¢tiles, aumentado la jornada laboral y la informaci¨®n siempre se halla disponible. Desde luego empleo estas herramientas en m¨ª d¨ªa a d¨ªa y me ayudan mucho, pero tengo una opini¨®n ambivalente sobre la Red cuando me doy cuenta de que los ordenadores pueden impulsar a un operador a cometer errores en cuesti¨®n de milisegundos. Aun as¨ª, estoy interesado en explorar ¡°lo digital¡± como un modo de conocimiento. Por ejemplo, las m¨²ltiples pantallas de Ten Thousand Waves de alguna forma reflejan la infinidad de cortinas, ventanas y dispositivos que reclaman nuestra atenci¨®n hoy en d¨ªa. Una de las cuestiones m¨¢s importantes y menos discutidas es c¨®mo la tecnolog¨ªa cambia la visi¨®n de la imagen pict¨®rica convencional y esto es algo que encuentro apasionante.
P. ?Qu¨¦ prepara ahora?
R. Hay un cap¨ªtulo m¨¢s avanzado de Playtime que daremos a conocer dentro de poco.
P ?Cu¨¢ndo veremos una exposici¨®n suya en Espa?a?
R. ?En el verano de 2004 en la galer¨ªa Helga de Alvear!
?
Babelia
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