Grossman: ¡°No es tolerable invadir a diario la vida de los palestinos¡±
El escritor israel¨ª, en un encuentro con Vargas Llosa, habla de la necesidad de paz con Palestina para hacer de Israel ¡°un hogar"
David Grossman (Jerusal¨¦n, 1954) hab¨ªa charlado con Mario Vargas Llosa de las lecturas de su infancia, del compromiso de los escritores con la palabra precisa, pero llegado el momento de hablar de pol¨ªtica, torci¨® el gesto: ¡°Tenemos que arruinar una hermosa ma?ana¡±. Fue un decir, porque sus palabras tuvieron la fuerza y la entereza de un intelectual que navega a contracorriente de su experiencia vital. Grossman es el protagonista de un discurso de reconciliaci¨®n pese a haber perdido a un hijo en la guerra, un episodio que habr¨ªa llevado a muchos otros a albergar los sentimientos m¨¢s oscuros. La reticencia inicial del autor de M¨¢s all¨¢ del tiempo no desmejor¨® sus poderosas palabras en torno a la necesidad de lograr un acuerdo de paz entre Israel y Palestina. ¡°Como jud¨ªo, eso me va a permitir tener un hogar. Las fronteras de mi pa¨ªs han cambiado tantas veces que ya no lo es. Es como vivir en una casa con paredes m¨®viles y donde la tierra tiembla cada cierto tiempo¡±, expuso este domingo ante un auditorio repleto de p¨²blico en la Feria del Libro de Guadalajara.
Los jud¨ªos - hab¨ªa explicado minutos antes Grossman - han protagonizado una de las grandes historias de la humanidad (¡°somos un pueblo con un pasado glorioso, enorme y en ocasiones muy tr¨¢gico¡±). Desde su dispersi¨®n como pueblo, pasando por las expulsiones que sufrieron en algunos pa¨ªses en la Edad Media, hasta desembocar en el Holocausto y la creaci¨®n del Estado de Israel. Una existencia maniaco-depresiva, apunt¨® el escritor que cree que ha llegado el momento de abandonar ese sendero grandilocuente y de continua toma de decisiones tremendamente dolorosas. ¡°De ser un pa¨ªs como los otros. De empezar a escribir una historia maravillosa, como la de los mexicanos, y abandonar esta vida conflictiva e inflamada¡±.
Esa necesidad de paz y estabilidad no solo est¨¢ enfocada desde un punto de vista ego¨ªsta en el caso de Grossman. Existe la preocupaci¨®n hacia el otro. ¡°Creo que los palestinos deben tener su propio pa¨ªs libre, independiente y soberano. Tienen que tener privilegios, no ya como palestinos, como seres humanos. Yo les deseo una vida normal, que no sean humillados. Definitivamente, no puedo tolerar que invadamos a diario sus vidas¡±, aleg¨® el escritor, alguien que ha recorrido los territorios palestinos y ha mirado a los ojos a sus vecinos.
Las fronteras de mi pa¨ªs han cambiado tantas veces que ya no lo es. Es como vivir en una casa con paredes m¨®viles David Grossman
Grossman y Vargas Llosa (Arequipa, 1936), dos de los escritores contempor¨¢neos m¨¢s celebrados, inauguraron el Sal¨®n Literario Carlos Fuentes de la feria, un encuentro moderado por el periodista Juan Cruz. Silvia Lemus, la viuda del escritor mexicano fallecido el a?o pasado, honr¨® con una distinci¨®n a los dos creadores una vez acabado el debate, y ellos hicieron lo propio con el autor de Aura al hablar de literatura.
El Nobel record¨® lo que supuso para ¨¦l, siendo un ni?o, leer 20 poemas de amor y una canci¨®n desesperada, de Pablo Neruda. Lo hizo a escondidas porque su madre se lo hab¨ªa prohibido y eso no hizo m¨¢s que despertar todav¨ªa m¨¢s su curiosidad. ¡°Le¨ª: ¡®Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar al hijo del fondo de la tierra¡¯. No sab¨ªa exactamente lo que dec¨ªa pero, por alg¨²n motivo, empec¨¦ a asociar la lectura con lo pecaminoso, lo secreto, lo prohibido¡±, dijo el peruano. Despu¨¦s, descubri¨® la importancia de las formas con el estadounidense Faulkner, al que le¨ªa con papel y l¨¢piz.
Cruz le record¨® a Grossman unas palabras suyas recogidas en 1990 por la revista Paris Review en las que dijo que escrib¨ªa para escapar de la pena. El escritor israel¨ª se?al¨® que sent¨ªa contradecirse a s¨ª mismo pero que lo que le hac¨ªa sentarse y escribir ten¨ªa m¨¢s que ver m¨¢s con la necesidad de agarrarse a una forma de estar en este mundo. ¡°La libertad de las personas consiste en escribir su tragedia con sus propias palabras. Tratan de imponernos las palabras pero hay que rebelarse contra eso. El escritor se siente claustrof¨®bico en las palabras de otro¡±, recalc¨®.
Si Grossman hab¨ªa torcido el gesto a la hora de hablar de pol¨ªtica, Vargas Llosa lo hab¨ªa hecho antes al recordar que hace poco, al abrir el New York Times, hab¨ªa le¨ªdo que los departamentos de humanidades de las grandes universidades tend¨ªan a encogerse por la falta de candidatos. ¡°Cada vez se tiende m¨¢s a pensar que la t¨¦cnica, la ciencia, pueden cambiar el mundo mientras que las humanidades son para los ociosos. (¡) Eso nos llevar¨ªa a una sociedad de aut¨®matas sin esp¨ªritu cr¨ªtico que nos conducir¨ªa a una realidad totalitaria¡±, lament¨® el escritor peruano.
Para acabar, Grossman - que ya se hab¨ªa metido al p¨²blico en el bolsillo - ley¨® en hebreo un fragmento de M¨¢s all¨¢ del tiempo. Nadie le entendi¨®, ni falta que hac¨ªa. Todo el mundo sinti¨® lo que quer¨ªa decir.
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