El fen¨®meno George Saunders
Los nuevos relatos del cuentista estadounidense, orgulloso aprendiz de Raymond Carver, llegan a las librer¨ªas espa?olas tras un colosal ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico en su pa¨ªs
Cabr¨ªa pensar que la nominaci¨®n a los National Book Awards de 2013 ha marcado un punto de inflexi¨®n en la carrera del cuentista George Saunders (Amarillo, 1958), pero lo cierto es que a estas alturas su ¨²ltima colecci¨®n, 10 de diciembre (Alfabia), le ha llevado a los primeros puestos de las listas de venta, ha sido saludada por The New York Times como ¡°el mejor libro que puedes leer este a?o¡± y ha convertido su nombre en uno de los m¨¢s populares del panorama literario de EE?UU. La v¨ªspera de la entrega de los premios, Saunders ni hab¨ªa preparado un discurso. ¡°Ser¨ªa casi dar por hecho que voy a ganar¡±, dec¨ªa despreocupado, mientras caminaba por la Quinta Avenida. Su mujer, Paula, ten¨ªa cita en la peluquer¨ªa, hab¨ªan comprado un vestido negro para la fiesta. Espont¨¢neo, sacaba el m¨®vil para mostrar una imagen, y contaba que siempre que dejan su casa en el campo por la ciudad se sienten abrumados el primer d¨ªa. En los Catskills han construido un hogar donde poder concentrarse en ¡°crear¡±.
Quiz¨¢ el germen del fen¨®meno Saunders fue la beca MacArthur, la llamada beca de los genios, que recibi¨® en 2006. ¡°No nos cambi¨® tanto la vida, pero fue estupendo poder pagar una buena universidad a mis dos hijas, en eso lo invertimos¡±, explica, antes de a?adir que el efecto fue sobre todo psicol¨®gico. Este licenciado en ingenier¨ªa de minas y profesor de escritura en la Universidad de Siracusa al fin sinti¨® que ¡°un opresivo techo se levantaba¡± y que la beca dec¨ªa que ten¨ªa algo bueno que ofrecer.
A?os antes, cuando estudiaba ingenier¨ªa en Texas, un cuento de Raymond Carver le marc¨® profundamente y es esa Am¨¦rica que retrat¨® el padre del realismo sucio la que se halla en los relatos de Saunders: en la depauperada familia que vende un cachorro y tiene a su hijo atado a una cadena en el jard¨ªn; en el preso que cumple condena como conejillo de indias de una farmac¨¦utica; o en el enfermo de c¨¢ncer que se va a un bosque para acabar con su vida. El propio autor se acerc¨® a ese otro lado cuando luchaba por salir adelante como escritor tras dejar atr¨¢s su carrera de ingeniero con una petrolera en Sumatra y fue admitido en el curso de escritura creativa de Siracusa, el mismo donde imparte clases y donde las recibi¨® de Tobias Wolff.
Cuenta Saunders que su punto de partida era conservador, vot¨® a Reagan y le¨ªa Ayn Rand, pero su trabajo fuera de EE?UU le present¨® otra perspectiva de la explotaci¨®n, algo que coincidi¨® con la quiebra del negocio de su padre. ¡°Mi trabajo como ingeniero provoc¨® el despertar de una conciencia social¡±, explica. Y le inculc¨® un inaudito tes¨®n para trabajar en sus historias, algunas de las cuales le han llevado hasta 14 a?os. Saunders busca una l¨®gica interna y trabaja con innumerables variaciones a partir de las voces con las que arranca. ¡°Nunca s¨¦ ad¨®nde van mis historias, es algo a lo que llego a trav¨¦s de muchas revisiones, en las que trato de leer desde fuera¡±, dice. ¡°A los 55 a?os a¨²n no s¨¦ c¨®mo acabar una historia, es algo que llega tras mucho trabajo en busca de ese momento que no deja escaparse al lector¡±.
En el universo de Saunders hay distop¨ªa, ning¨²n miedo al lado oscuro, y humor. Dice que en 10 de diciembre se acerca a los precipicios pero los protagonistas no caen siempre, quiz¨¢ porque, como apunta, los a?os le han alejado de la tragedia y le han acercado a algunas verdades optimistas, a la vez que el p¨²blico en Estados Unidos parece sentirse m¨¢s c¨®modo ante su s¨¢tira salvaje. ¡°Quiz¨¢ la mayor diferencia frente al tiempo del que hablaba Carver es que hoy la cultura es materialista sin remordimiento y la gente que lo pasa mal est¨¢ m¨¢s sola. La clase media de Updike hoy ser¨ªa media-alta. El poder de las grandes corporaciones tiene que ver¡±, apunta. ¡°Son tan seductoras que se ha perdido el sentimiento cr¨ªtico hacia ellas. Tambi¨¦n hay una negaci¨®n de otros valores quiz¨¢ m¨¢s espirituales, la gente no parece estar en contacto con otros m¨¢s desfavorecidos que ellos. Queremos estar c¨®modos, sanos y ser ricos, pero hay cierta opresi¨®n tambi¨¦n en esto¡±. Son las contradicciones, la seducci¨®n ante la que todos caemos rendidos y el mal escondido lo que interesa a este escritor: ¡°Creo que uno debe sentirse de dos o tres formas distintas a la vez sobre una misma cosa¡±.
A mis 55 a?os todav¨ªa no s¨¦ c¨®mo acabar una historia", afirma el escritor
Saunders habla de un amor-odio con la cultura pop estadounidense, esa que disecciona en sus cuentos, replicando las voces de adolescentes, soldados veteranos o m¨¢nagers. ¡°Creo que uno tiene una caja en su interior donde van a parar las voces refinadas o populares y empiezas a imitar, pero acaba por generar algo nuevo¡±, explica. Las voces de su infancia reun¨ªan la cadencia sure?a de la familia de su madre y el ritmo pol¨ªtico del Chicago de los sesenta, la ciudad de la familia de su padre donde creci¨®. En las reuniones familiares ser un buen narrador o saber contar un chiste era algo que puntuaba. Saunders, sin duda, aprendi¨® la lecci¨®n.
Babelia
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