Mecenas
La propensi¨®n de Blesa, con la connivencia de su consejo directivo, a considerar el dinero que gestionan como propio les lleva a cometer todos los excesos del mundo
Las esclarecedoras entregas en Diario.es con los correos de Miguel Blesa nos ofrecen un panorama alternativo a la blanca Navidad y sus anuncios de loter¨ªa y embutido psicoternuristas. En ¨²ltimas revelaciones hemos conocido que Blesa puso en marcha la m¨¢quina de triturar para castigar a Telecinco y la productora de Los Serrano por un chiste menor a costa de Cajamadrid. La an¨¦cdota es ejemplo de la zafia autoridad de algunos anunciantes con los medios de comunicaci¨®n que viven de su publicidad. Es complicado entender que la independencia de un medio proviene de su fortaleza financiera. Si sus recursos no son suficientes para resistir las embestidas de los intereses cruzados, solo queda pervivir en los m¨¢rgenes, sin apenas visibilidad ni demasiada influencia social.
Mucha gente ah¨ª fuera no entiende que anunciantes y medios se necesitan y que si el sistema es transparente nos ahorramos ese purismo integrista, que a lo ¨²nico que conduce es a arrinconar la labor period¨ªstica en espacios tan invisibles e intrascendentes como la numism¨¢tica. La propensi¨®n de Blesa, con la connivencia de su consejo directivo, a considerar el dinero que gestionan como propio les lleva a cometer todos los excesos del mundo. Es un defecto penoso que tambi¨¦n cometen ministros y cargos p¨²blicos, pero el caso de Bankia caus¨® adem¨¢s un agujero financiero al Estado que a¨²n estamos pagando.
Todo lo que vamos conociendo ofrece la estampa del amiguismo m¨¢s fraudulento, la corruptela a alt¨ªsimo nivel. Cunde un des¨¢nimo general que tendr¨ªa que servir para la reforma, pero no llega. Este episodio est¨²pido de Los Serrano, nunca denunciado, sirve para que muchos consumidores de prensa y espect¨¢culos conozcan esa cara oculta de la censura econ¨®mica. La misma que hace a?os le cost¨® a Carlos Boyero su puesto de cr¨ªtico de cine en una revista, tan solo porque una distribuidora norteamericana consideraba inadmisible que dejara en mal lugar alguna secuela de Rambo y castigaba a la publicaci¨®n con la retirada de publicidad. Por desgracia no nos faltan ejemplos en sectores que frecuentamos sin hacernos preguntas inc¨®modas. Ahora que se habla del mecenazgo como ¨²nico proyecto nacional de salvamento cultural, es bueno conocer la endiablada dominaci¨®n del dinero. La ingenuidad comienza a quedarse sin excusas.
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