Fallece G¨¹nther F?rg, explorador de la iconograf¨ªa modernista
El vers¨¢til pintor y fot¨®grafo alem¨¢n adquiri¨® renombre internacional adscrito a etiquetas aparentemente contradictorias
G¨¹nther F?rg fue probablemente el menos alem¨¢n de la segunda generaci¨®n de artistas de posguerra de su pa¨ªs y el m¨¢s parecido a un pintor americano. Hab¨ªa nacido el 5 de diciembre de 1952 en la id¨ªlica ciudad b¨¢vara de F¨¹ssen, en la frontera con Austria; y muri¨® justo el d¨ªa que cumpl¨ªa 61 a?os a causa de las secuelas de una par¨¢lisis cerebral sufrida en 2010 y de la que parec¨ªa que se hab¨ªa recuperado totalmente.
F?rg hab¨ªa tocado pr¨¢cticamente todas las t¨¦cnicas art¨ªsticas consideradas cl¨¢sicas: la pintura y el mural, la acuarela, la escultura en bronce, la fotograf¨ªa de retrato y arquitect¨®nica y el dise?o gr¨¢fico. Pero al analizar su prol¨ªfica obra queda la sensaci¨®n de que la pintura, y solo la pintura, fue el impedimento (asumido, voluntario) que le impidi¨® continuar su exquisito trabajo fotogr¨¢fico. Su deseo del color confirmado en el paisaje real ¡ªel lienzo blanco deb¨ªa funcionar como los valles alpinos casi permanentemente nevados de su ciudad¡ª le daba confianza como artista. As¨ª lo testimonian sus cuadros abstractos de gran formato de los ochenta y noventa, con sus estructuras en forma de ret¨ªcula, manchas y estr¨ªas alargadas dispuestas geom¨¦tricamente en secuencias, que requer¨ªan del espectador no solo el poder de su an¨¢lisis visual, sino tambi¨¦n sus sentimientos extremos. F?rg ten¨ªa un inter¨¦s obsesivo por la coherencia y el estilo, y eso se nota sobre todo en los dibujos, donde desmenuza y restaura los patrones del paisaje en un fren¨¦tico sistema decorativo de trazos. Son marcas de gran ternura que evocan la luz y la distancia de su entorno de juventud, con la monta?a Tegelberg ¡ªsu particular Sainte Victoire¡ª que parece criptografiada o volatilizada en unas telas donde el espacio pod¨ªa encontrar nuevas dimensiones en una m¨ªnima alteraci¨®n serial. As¨ª era la pintura m¨¢s acomodada y familiar de G¨¹nther F?rg y con la que consigui¨® el reconocimiento internacional bajo sorprendentes ¡ªpor contradictorios¡ª calificativos (impresionista, expresionista, minimalista), etiquetas que el artista jam¨¢s rechaz¨®.
Pero los descubrimientos m¨¢s valiosos de F?rg pertenecen al ¨¢mbito de la fotograf¨ªa. Su gran inter¨¦s en explorar la iconograf¨ªa del movimiento moderno le llev¨® a realizar sus series de edificios de los a?os veinte y treinta que permanecer¨¢n como su sello m¨¢s idiosincr¨¢tico. Fotograf¨ªas de gran formato enmarcadas en pesados marcos de cristal o espejos que colocaba junto a grandes murales monocromos como tributos a las grandes utop¨ªas arquitect¨®nicas que, seg¨²n se dice, ¡°envejecen mal¡±. Gracias a F?rg, podemos vislumbrar la belleza en los edificios de Estilo Internacional de la misma manera que la vemos en una villa de Palladio o una casa campestre isabelina, arquitecturas que, tras un largo abandono, pueden parecer exquisitas.
?Produce nostalgia la imagen de un edificio moderno? ?Hasta d¨®nde llegan la pureza y el idealismo de sus l¨ªneas y estructura? ?Son formas en s¨ª mismas ¡°culpables¡± o simplemente son una impresi¨®n causada por la susceptibilidad y los prejuicios del espectador? La respuesta, para F?rg, est¨¢ en la disoluci¨®n de la objetividad arquitect¨®nica: el poder, la exclusividad y la severidad de las formas pod¨ªan romperse en im¨¢genes desenfocadas y tratadas como pigmentos.
Para crear sus fotograf¨ªas, el artista utilizaba una lente muy b¨¢sica de 30 mm. Las positivaba en blanco y negro a partir de negativos en color para lograr un efecto sentimental, atmosf¨¦rico, como una pintura de Turner o un paisaje metaf¨ªsico. La decadencia de edificios muy cargados pol¨ªticamente, como el pabell¨®n de Barcelona de Mies, la casa Wittgenstein en Viena, la villa Malaparte en Capri, las estructuras del racionalismo italiano o la m¨ªtica IG Farben de Fr¨¢ncfort (el mayor complejo de oficinas del mundo, sede de la empresa qu¨ªmica que prest¨® siniestros servicios al Gobierno nazi) es palpable, pero tambi¨¦n lo es el poder de su simetr¨ªa, que se transmite en la precisi¨®n con que F?rg retrata la elegancia, composici¨®n y espectacularidad de cada ¨¢ngulo del edificio gracias al dominio de la luz y la texturas.
La melancol¨ªa que sobrevuela sus trabajos viene reforzada por la negaci¨®n de toda presencia humana. La raz¨®n no es de dimensi¨®n sociol¨®gica: para que la nostalgia del pasado resulte efectiva debe extirparse el contexto hist¨®rico, un rasgo tambi¨¦n caracter¨ªstico de la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad) de Weimar, compulsivamente empe?ada en la estetizaci¨®n del objeto y que el autor alem¨¢n logr¨® llevar a un nuevo umbral de ambici¨®n. Se trataba de encontrar un resquicio de vida en el pasado de un edificio, para ser recuperado, heredado o refutado. Y en esto G¨¹nther F?rg fue, claramente, un posmoderno.
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