Trasvase
La serie 'El tiempo entre costuras' abre una recuperaci¨®n de las series reducidas, inspiradas en textos reconocidos y filmadas con medios, calidad y recursos
El ¨¦xito popular de la serie El tiempo entre costuras abre una recuperaci¨®n de las series reducidas, inspiradas en textos reconocidos y filmadas con medios, calidad y recursos. Obliga a reparar en una televisi¨®n perdida, desechada frente al magma de tertulias baratas y seriales cercanos al sketch de la vieja revista teatral, donde los personajes arquet¨ªpicos reproduc¨ªan la misma gracia exagerada una y otra vez para goce de un personal m¨¢s embravecido que exigente.
En Norteam¨¦rica, gracias a que su mercado es el mundo, las televisiones de pago pudieron solventar ese desaf¨ªo entre calidad y popularidad con propuestas cada vez m¨¢s exquisitas. Este a?o, ha vuelto a deslumbrar Boardwalk Empire, la saga de contrabandistas en un Atlantic City tan corrupto y enquistado en el lodazal moral como nuestra peor pesadilla contempor¨¢nea.
El gran acierto de la serie es que supo despegar desde el acartonamiento al mosaico de historia cruzadas cre¨ªbles y llenas de pasi¨®n. Sin acelerarse ni entre giros constantes de sorpresa y adrenalina, casi el peor episodio fue el ¨²ltimo de la cuarta temporada, porque se acumulaban las l¨ªneas por cerrar. El a?o pasado la estrella fue un personaje lateral s¨¢dico y excesivo interpretado por Bobby Cannavale, que sabiamente fich¨® Woody Allen como majo y honesto para su ¨²ltima pel¨ªcula. En esta temporada, los actores Michael K. Williams y Jeffrey Wright han protagonizado un duelo magistral alrededor de la expansi¨®n de la hero¨ªna entre los barrios negros. Una estrategia que parece coincidir con la llegada de esa droga a la Espa?a de la transici¨®n, golpeando sectores elegidos con precisi¨®n.
Si en las series de media hora, es Girls, de Lena Dunham, la que se destaca por convertir en actores muy solicitados a desconocidos como Adam Driver y Alex Karpovsky, Boardwalk Empire ha servido de trampol¨ªn a muchos como Michael Shannon, Kelly McDonald o Michael Pitt y hasta termina por cuajar la imprevisible carrera de Steve Buscemi, como el g¨¢nster pol¨ªtico Nucky Thompson. Su creador, Terence Winter, es ahora guionista de la ¨²ltima pel¨ªcula de Scorsese por lo que el trasvase es generalizado. Sencillamente porque la calidad ha de trascender los formatos y provoca una reverberaci¨®n que enriquece a toda la industria y a la sociedad. No es mal ejemplo.
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