Mucho cuento de ¨²ltima hora
Los ¨²ltimos meses del a?o han registrado una especial abundancia de libros de relatos en espa?ol Siempre me ha costado entender el entusiasmo de mis amigos murakamistas
Los ¨²ltimos meses del a?o han registrado una especial abundancia de libros de relatos escritos en espa?ol. Recuerdo, entre los que m¨¢s me interesaron ¡ªy adem¨¢s de esa deslumbrante colecci¨®n de cuentos que es T¨¦cnicas de iluminaci¨®n (P¨¢ginas de Espuma), de Eloy Tiz¨®n¡ª, los de Adolfo Garc¨ªa Ortega (Verdaderas historias extraordinarias, Seix Barral), Juan Bonilla (Una manada de ?us, Pre-Textos) y Sergi Bellver (Agua dura, Ediciones del Viento). Aprovechando la intermitencia de los escasos tiempos libres navide?os ¡ªrepletos de visitas, cenas de confraternizaci¨®n, huidas de la familia, gripazos y otros sucesos desestabilizadores, que exigen lecturas tambi¨¦n intermitentes y f¨¢ciles de aparcar¡ª, he le¨ªdo otras dos colecciones muy diferentes. Sucesos (Amar¨²) marca el retorno a las librer¨ªas de Andr¨¦s Berlanga, de quien muchos recordamos su estupenda novela (1984) La gazn¨¢pira. En esta ocasi¨®n se trata de 52 relatos de un folio exacto, construidos a modo de ejercicio de entrenamiento en el terreno de la ficci¨®n brev¨ªsima, a partir de noticias o informaciones aparecidas en las p¨¢ginas de sucesos de los diarios: m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota o de la intriga, cada uno de ellos consigue transmitir al lector ¡ªa menudo, a trav¨¦s de la iron¨ªa, y de una muy medida distancia¡ª un eficaz fogonazo sobre temas y motivos de ahora mismo (la corrupci¨®n, la prepotencia) o de siempre (la soledad, la mentira, la solidaridad). Mis documentos (Anagrama), del chileno Alejandro Zambra, guarda, como si se tratase de la correspondiente carpeta de Windows, una serie de documentos personales que reflejan tanto momentos o situaciones autobiogr¨¢ficas del narrador (y no necesariamente del autor) como otros que pertenecen a la experiencia colectiva. Zambra, un narrador que construye sus historias desde una mirada a menudo melanc¨®lica, sit¨²a a sus personajes ¡ªni?os y adultos¡ª contra el tel¨®n de fondo de la dictadura de Pinochet y en los a?os inmediatamente posteriores, arrojando de ese modo una iluminaci¨®n oblicua sobre el pasado reciente de su pa¨ªs.
Regalos
?Inquieta/o porque a¨²n no ha encontrado un regalo de Reyes para esa persona tan especial? Tranquilos: una vez descartados los infinitos perfumes y fragancias con que estos d¨ªas nos salpican desde la tele celebridades como Shakira o Banderas, adem¨¢s de una abigarrada multitud de chicas agresivas y preanor¨¦xicas y chicos pasivos y m¨¢s bien indolentes, pero, eso s¨ª, dotados de envidiables tabletas abdominales, lo mejor es decidirse por los libros. ?Por cu¨¢les? Consulten a sus libreros (hoy es tan necesario tener asignado un librero de confianza como un m¨¦dico de cabecera) acerca de los gustos de su regalando y ¨¦l sabr¨¢ orientarles. Y, adem¨¢s, est¨¢n las listas: la semana pasada, los peri¨®dicos publicaron varias acerca de los ¡°mejores libros del a?o¡± seg¨²n los ¡°especialistas¡± de cada ramo. Pueden fiarse de ellos o no, pero dan pistas. Por mi parte, hoy quiero limitarme a seleccionar algunos ¨¢lbumes literarios y un espectacular coffee-table book que quiz¨¢ podr¨ªan sacarles del apuro. El extranjero, ilustrado por Jos¨¦ Mu?oz (Alianza, 22 euros) puede ser un buen obsequio para finalizar el ¡°a?o Camus¡±; Seda, el superventas ¡°de qualit¨¦¡± de Alessandro Baricco que relata el azaroso viaje a Jap¨®n de Herv¨¦ Joncourt en busca de gusanos de seda, ha sido publicado por Edelvives en un ¨¢lbum ilustrado por Rebecca Dautremer (28 euros); N¨®rdica ha reeditado recientemente, ilustrado por Fernando Vicente, Estudio en escarlata, de Conan Doyle, primera aventura de Sherlock Holmes y de su ¡°Sancho Panza¡± y peculiar cronista John Watson (25 euros). El espectacular coffee-table book al que me he referido es The book of miracles (Taschen, 99,99 euros), un libro compuesto hacia 1552 y descubierto hace menos de una d¨¦cada, formado por 167 misteriosas ¡ªy algunas bell¨ªsimas¡ª ilustraciones acerca de fen¨®menos celestiales, prodigios atmosf¨¦ricos, milagros, profec¨ªas, monstruos, cat¨¢strofes y fantasmagor¨ªas que permiten vislumbrar el lado m¨¢s oscuro y menos conocido del Renacimiento. Se ignora qui¨¦n lo encarg¨®, pero est¨¢ claro que las fuentes b¨¢sicas de la inspiraci¨®n de sus autores fueron tanto la Biblia ¡ªespecialmente el Apocalipsis¡ª como las cr¨®nicas medievales y el folclore popular. Las ilustraciones ¡ªen algunas de las cuales puede sentirse la influencia de artistas como Durero o Holbein el Joven¡ª constituyen un buen cat¨¢logo de los miedos y ansiedades de una ¨¦poca marcada por la crisis de valores morales y religiosos. El libro, un facs¨ªmil bellamente editado, se vende en un cofre junto con una buena introducci¨®n (en alem¨¢n, ingl¨¦s y franc¨¦s) y la transcripci¨®n de los textos que acompa?aban a los dibujos.
Incoloro
Los murakamistas suelen exhibir a menudo cierto esp¨ªritu de secta que les hace impermeables a las cr¨ªticas de las obras de su ¨ªdolo. Incluso cuando las f¨®rmulas y los motivos que consagraron su estilo se repiten una y otra vez en una especie de manierismo que, al parecer, no conoce otro fin que su propia reproducci¨®n. Nunca tuve al autor japon¨¦s entre mis imprescindibles ¡ªcomo s¨ª lo siguen siendo Tanizaki o Abe o Endo¡ª, aunque reconozco que Tokio blues. Norwegian mood me fascin¨® durante alg¨²n tiempo. El entusiasmo con que mis amigos murakamistas defienden la calidad de sus libros siempre me hab¨ªa hecho sentir que se me escapaba algo, que hab¨ªa entre su literatura y yo algo casi qu¨ªmico que me imped¨ªa apreciar la grandeza de una obra que ha sido avalada por premios important¨ªsimos y por millones de lectores de todo el mundo. Bueno, pues Los a?os de peregrinaci¨®n del chico sin color (Tusquets), su ¨²ltima novela, me ha resultado un compendio de esas f¨®rmulas, estilemas y motivos que tanto me hab¨ªan cargado en sus novelas anteriores. Y encima todas juntas, desde los sue?os er¨®tico-premonitorios hasta los comentarios musicales significativos, pasando por todo el arsenal de t¨®picos acerca de la amistad, el amor y la soledad adolescentes, el pasado que nunca pasa del todo, etc¨¦tera. En alg¨²n momento tuve incluso sensaci¨®n de empalago, como cuando uno se traga una cucharada de melaza a palo seco. Y no debo de ser el ¨²nico al que le ha ocurrido. Me ha resultado significativo que entre las m¨¢s de 500 menciones producidas por los 56 cr¨ªticos y colaboradores ¡ªde sensibilidades literarias muy diferentes¡ª convocados por Babelia para decidir la lista de ¡°los mejores libros del a?o¡±, la ¨²ltima novela de Murakami haya conseguido s¨®lo una. Por lo dem¨¢s, les confieso que consegu¨ª desempalagarme de tanta literatura con el ojo puesto en halagar al lector con otra mucho m¨¢s astringente: Lionel Asbo. El estado de Inglaterra (Anagrama), de Martin Amis, una historia dist¨®pica e inquietante en torno a una especie de hiper-hooligan que, de uno u otro modo, resume lo que para Amis ser¨ªa una imagen de ese ¡°estado de Inglaterra¡± del subt¨ªtulo. No es la mejor novela de su autor, pero hay momentos que recuerdan a los mejores de Dinero o Campos de Londres. Y sobre todo, desempalaga de tanta literatura literaturizada y complaciente
Babelia
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