M¨¢scaras y silencios para hablar con todo el mundo
Kulunka lleva al Teatro Fern¨¢n G¨®mez de Madrid su teatro mudo tras una gira planetaria La compa?¨ªa vasca ha recorrido m¨¢s de 20 pa¨ªses desde su formaci¨®n en 2010
Andr¨¦ y Dorine discuten, se perdonan, se aman, esperan atemorizados al futuro, recuerdan juntos aquellos d¨ªas en que todo era f¨¢cil. El espectador, desde la butaca, les sigue y les comprende. Pero no escucha una sola palabra. En los ¨²ltimos tres a?os, los miembros de la compa?¨ªa vasca Kulunka, nacida en 2010, han descubierto su piedra Rosetta particular: el lenguaje universal es la ausencia de lenguaje.
Su espect¨¢culo de m¨¢scaras, Andr¨¦ y Dorine, que desde ayer y hasta el 3 de febrero se representa en el Teatro Fern¨¢n G¨®mez de Madrid, ha recorrido en tres a?os m¨¢s de 20 pa¨ªses, de Malasia a Estados Unidos, y sorteado un buen n¨²mero de idiomas distintos. Emboscados detr¨¢s de caretas de resina de poliuretano, los actores ponen en pie la historia de amor de dos ancianos que, tras la erosi¨®n de a?os de convivencia, se redescubren y reencuentran debido a la irrupci¨®n de un personaje fundamental: el alzheimer.
Tr¨¢iler de 'Andr¨¦ y Dorine', de la compa?¨ªa Kulunka.
Llegar a contar el proceso ¨ªntimo de la enfermedad fue obra del azar, un ¡°protagonista m¨¢s¡± con el que dieron al embarcarse en la empresa de narrar ¡°una historia de amor en la vejez¡±. Para encontrarla, recurrieron a la hemeroteca. En 2007, el fil¨®sofo Andr¨¦ Gorz y su mujer, Dorine Keir, decidieron suicidarse juntos tras conocer la enfermedad terminal que sufr¨ªa ella. Antes de morir, Gorz le escribi¨® una larga carta de amor que se public¨® bajo el t¨ªtulo de Carta a D. Historia de un amor. ¡°Fueron la semilla de la obra, aunque no se trata de una biograf¨ªa, y mantuvimos sus nombres como homenaje¡±, explica Garbi?e Insausti, una de las actrices y fundadoras de la compa?¨ªa. ¡°Al final¡±, puntualiza el director, I?aki Rikarte, ¡°se trataba de contar una historia universal con un lenguaje universal¡±.
El alcance de su esperanto fue puesto a prueba bien pronto y bien lejos. ¡°El segundo pa¨ªs al que fuimos fue Nepal¡±, recuerda, ¡°y est¨¢bamos preocupados, porque pens¨¢bamos que este era un espect¨¢culo para el primer mundo. All¨ª el alzheimer no est¨¢ diagnosticado. Y la obra ocurre en una vivienda de clase media, que no tiene nada que ver con c¨®mo son las casas de Nepal. Pero el p¨²blico encontr¨® en el escenario un reflejo de sus propias vidas. A partir de ah¨ª, no tuvimos miedo de ir a ninguna parte¡±.
La ¨²ltima escala ha sido China. La siguiente, qui¨¦n sabe. Pero todo empez¨® en Berl¨ªn. Hasta all¨ª se desplaz¨® Insausti para aprender del grupo Familie Fl?z, que trabaja con m¨¢scaras desde su creaci¨®n en 1994. Lo que comenz¨® como un dif¨ªcil proceso de aprendizaje, se convirti¨® en una historia de amor, al menos para Edu C¨¢rcamo, el ¨²nico de los int¨¦rpretes que no ten¨ªa formaci¨®n en teatro de m¨¢scaras. ¡°No queremos quit¨¢rnoslas. Cuando repasamos escenas sin ellas, despu¨¦s de haberlo hecho desde la privacidad de la careta, da aut¨¦ntico pudor. Te esfuerzas tanto por llegar al espectador, que pones unas caras¡¡±, bromea. Tampoco las dejar¨¢n en su pr¨®xima obra, Los nadie, en los que tambi¨¦n recurrir¨¢n al lenguaje de los Fl?z.
De ellos han heredado la t¨¦cnica y la forma de fabricaci¨®n de los disfraces, pero tambi¨¦n el proceso de creaci¨®n colectiva. Los 14 personajes de Andr¨¦ y Dorine, la ¨®pera prima de Kulunka, son compartidos entre los tres int¨¦rpretes. ¡°T¨² no tienes un personaje, hay un personaje que compartes con un compa?ero. Con la m¨¢scara desaparece el ego. Solo importa volcarse al servicio de la historia¡±, puntualiza el actor Jos¨¦ Dault. La dramaturgia fue una suerte de puzle, la iluminaci¨®n y la m¨²sica se creaban a medida que avanzaba la obra. Como reza la m¨¢xima de Familie Fl?z: ¡°La mejor idea gana, la proponga quien la proponga¡±.
Su discurso es tambi¨¦n colectivo. Los comentarios se complementan, las voces se interrumpen, uno termina la frase del anterior. Parecen pasarse las explicaciones de la misma forma que se pasan las caretas. Esta vez es Yayo C¨¢ceres, director de la compa?¨ªa Ron Lal¨¢ y creador de la m¨²sica original, el que calla las voces del coro: ¡°Por m¨¢s que insistan en hacernos creer lo contrario, los seres humanos somos iguales en todo el mundo, y nos preocupan las mismas tres o cuatro cosas; amar, ser amado, la alegr¨ªa y la tristeza¡±.
Babelia
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