Ram¨®n Ayala: El rebelde del ¡®chamam¨¦¡¯
El folclorista argentino, es uno de los grandes del g¨¦nero que unifica a los pa¨ªses del Cono Sur
Para sorpresa de las seis mil personas que acudieron a la cuarta jornada de la edici¨®n m¨¢s reciente de la Fiesta Nacional del Chamam¨¦, en el Anfiteatro Cocomarola de la ciudad de Corrientes, Ram¨®n Ayala desafi¨® las leyes de la gravedad de la ortodoxia folcl¨®rica al retar a la organizaci¨®n del festival, encarnada en su facundo presentador, para que le dejara interpretar la ¨²ltima canci¨®n de un repertorio menguado por los problemas de horario causados por la demas¨ªa art¨ªstica. ¡°Que me bajaran del escenario fue un acontecimiento positivo¡±, afirma el cantautor, al d¨ªa siguiente de su performance, en un hotel del centro de la urbe del noreste argentino. ¡°Como vi que hab¨ªan sacado los instrumentos de mis m¨²sicos, y que me recortaron mi presentaci¨®n, le ped¨ª al locutor que se callara la boca, pues en ese instante mand¨¢bamos el p¨²blico y yo. Sal¨ª a cantar sin micr¨®fono y sin agrupaci¨®n, y mira lo que logr¨¦. Nunca me pas¨® lo de ayer, que la gente exigiera que no me fuera. Eso es lo que uno gana por tener una actitud combativa¡±.
?A pesar de que el artista de 86 a?os protagoniz¨® un arrebato a lo Johnny Rotten en la vitrina fundamental del g¨¦nero rey del Mercosur, la impronta de Ayala est¨¢ m¨¢s cerca de la de Johnny Cash que la del l¨ªder de los Sex Pistols. Y es que al exponente misionero se le suele llamar el ¡°Atahualpa Yupanqui del Litoral¡±, lo que lo acerca axiom¨¢ticamente al hijo pr¨®digo de Kingsland, si se considera que el creador de El arriero es la representaci¨®n criolla de la figura cuya vida fue llevada al cine en la cinta Walk the Line (2005). ¡°Mi actitud literaria ronda entre la poes¨ªa, el cuento, y la filosof¨ªa. Entonces tengo muchas concomitancias con Atahualpa, en otro ¨¢mbito, tiempo e ¨ªmpetu. Ni mejor, ni peor¡±, explica quien fuera homenajeado en 2013 por el notable fot¨®grafo argentino Marcos L¨®pez a trav¨¦s del documental cinematogr¨¢fico Ram¨®n Ayala. ¡°Eso me lo gan¨¦ con el trabajo permanente, desarrollando los conocimientos para estar a la altura de la tierra, del pueblo y de todo lo que acontece con la vida. Estar vivo es un suceso fundamental, y muchas personas no saben que lo est¨¢n¡±.
Ayala actu¨® en la Fiesta Nacional del Chamam¨¦, el pasado 12 de enero, mientras promociona su ¨²ltimo ¨¢lbum, Cosechero (2013), con el que el sello local Los A?os Luz, que en la ¨²ltima d¨¦cada se torn¨® en el t¨¢lamo de una generaci¨®n de artistas que se arriesg¨® a esculpir una lectura contempor¨¢nea de la m¨²sica popular argentina, revel¨® al chamamecero ante una nueva audiencia. ¡°Tiene canciones conocidas, pero interpretadas de forma distinta¡±, describe el autor de m¨¢s de 300 composiciones. ¡°Aunque todo el mundo habla bien de ese disco, lo hice creyendo que soy cantor¡±. No conforme con su legado, el legendario folclorista decidi¨® en los ¨²ltimos tiempos tomar clases de canto, lo que le permiti¨® descubrir un universo musical a partir de su flamante dominio del diafragma. ¡°No todo el mundo lo hace a mi edad o porque tienen miedo o porque no est¨¢n seguros de s¨ª mismos. Como gan¨¦ confianza, y me di cuenta de que tengo una voz m¨¢s o menos aceptable, entonces me lanc¨¦ con todo. Ahora me siento capaz de pararme frente a 10 mil personas¡±.
Universo Chamam¨¦
En la noche del domingo ¨²ltimo concluy¨® en la capital correntina, con saldo positivo, la 24? Fiesta Nacional del Chamam¨¦ y 10? del Mercorsur. Desde el 8 de enero, y a lo largo de 11 jornadas, esta marat¨®n del g¨¦nero, al mejor estilo de un Lollapalooza, reuni¨® en el Anfiteatro Cocomarola, as¨ª como en otros espacios de la ciudad, a las diferentes expresiones (del fundamentalismo tradicional al cruce con el jazz y el rock) y exponentes (estrellas y j¨®venes figuras provenientes principalmente de Argentina, Brasil y Paraguay) de un estilo que no s¨®lo identifica culturalmente a una regi¨®n del Cono Sur, sino que ostenta su propio universo. Lo que justamente se transform¨® en el leitmotiv de esta versi¨®n del encuentro. ¡°Universo Chamam¨¦ es el nombre que le dimos este a?o al hilo conductor de la programaci¨®n¡±, expone Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura de Corrientes, ente encargado de dise?ar y producir una experiencia festivalera ¨²nica en el mundo. ¡°Nos pareci¨® interesante la propuesta porque el chamam¨¦ no es s¨®lo m¨²sica y danza, sino aquello que integra el lenguaje las tradiciones y la gastronom¨ªa. Eso nos permit¨ªa poner sobre el escenario dos ejes: tradici¨®n y vanguardia, al igual que y lo acad¨¦mico y lo popular. Es interesante la manera en que esta expresi¨®n se proyect¨®, aunque nos queda pendiente posicionarla en otros festivales. Por eso organizamos tambi¨¦n los mercados musicales. Todo esto en funci¨®n del 25 edici¨®n de la Fiesta, en 2015¡±.
Al tiempo que dilataba su carrera discogr¨¢fica, que reci¨¦n vio la luz en 1976, tras publicar El mens¨², ¨¢lbum que tom¨® su t¨ªtulo de uno de sus mayores cl¨¢sicos, el artista misionero desarroll¨® una prol¨ªfica trayectoria en la literatura breve y sobre todo en la pintura. ¡°Me enter¨¦ por unas amigas de mi mujer, quienes asistieron a una subasta de muebles antiguos, que vendieron un cuadro m¨ªo en 30 mil d¨®lares. No vi un mango, pero ¨¦sas son las sorpresas del arte¡±, se desconcierta Ayala. ¡°Fijate que todos saben que hice El mens¨², aunque la mayor¨ªa desconoce que pinto. Si bien mis temas fueron grabados hasta en Escandinavia, y por figuras como Joan Manuel Serrat, mi obra pict¨®rica est¨¢ a la altura de eso¡±. Justamente fue esa inquietud creativa e idiosincr¨¢tica la que lo llev¨® a concebir un ritmo para su terru?o: el gualambao. ¡°Creo que soy un adelantado. Para haber creado en 1958 un estilo en clave de 12 por 8 (se trata de la conjunci¨®n simult¨¢nea de dos polcas), y en Misiones, provincia mal interpretada por culpa de la ignorancia, ¨¦ste es un acontecimiento ins¨®lito¡±.
Por esa cualidad pionera, el m¨²sico que empu?¨® por primera vez la guitarra a los 14 a?os fue convidado a Cuba, en 1962, para conocer al Che Guevara, quien les ense?¨® El mens¨² a sus camaradas, en los fogones de Sierra Maestra, durante la Revoluci¨®n Cubana. ¡°Fui a La Habana, adem¨¢s en una ¨¦poca en la que eso era casi un se?alamiento de muerte, a trav¨¦s de una invitaci¨®n que me extendi¨® el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Asist¨ª nada m¨¢s que por curiosidad. Tuvimos un encuentro con varias delegaciones como la chilena, que estaba encabezada por Salvador Allende. Esa experiencia me permiti¨® conocer a una gran cantidad de personajes de los que no llegu¨¦ a sospechar su aporte en la historia debido a que no ten¨ªa una mentalidad cierta en el orden de lo pol¨ªtico. Aunque se pod¨ªa intuir, descubr¨ª realmente la magnitud de esas figuras tiempo despu¨¦s. Para m¨ª todo era asombroso. Si no me saqu¨¦ una foto con el Che es porque no soy cholulo. Me han ocurrido cosas que te cuento, y no pod¨¦s creerlas¡±.
Antagonista de lo prosaico, incluso cuando se manifiesta (m¨¢s cerca de la rima que de la ch¨¢chara locuaz), Ram¨®n Ayala se piensa como un artista moderno. Quiz¨¢ uno incomprendido. Por eso hoy, mientras prepara su pr¨®ximo disco, dedicado a los pr¨®ceres de la patria, para que ¡°la gente recuerde que no son nada m¨¢s que el nombre de una calle¡±, su condici¨®n de juglar la encara desde el conocimiento de quien vivi¨®. Y mucho. ¡°La obra literaria sin ese sustento es un p¨¢lido instrumento porque queda en agua de borrajas todo lo que carezca de sabidur¨ªa¡±, apunta el cantautor establecido en el barrio porte?o de San Telmo. ¡°Somos un viaje espeluznante en el tiempo porque qu¨¦ son 50 a?os. Nada, un soplo. Y ese instante nunca m¨¢s regresar¨¢. Darse cuenta de ello es lo que te otorga la grandeza interior porque comprend¨¦s el mecanismo de la vida. Por eso no ten¨¦s tiempo para perderlo en estupideces, pues s¨®lo lo pod¨¦s invertir en disfrutar. No creo que exista verdad m¨¢s grande que asomar el hocico a la maravilla cotidiana¡±.
El primer chamamecero que destap¨® los secretos del g¨¦nero entre los africanos, en la d¨¦cada del sesenta, el mismo que lleg¨® a Asia por intermedio de su obra pict¨®rica, se regocija de su introducci¨®n a una flamante progenie de p¨²blico y colegas en su pa¨ªs en una ¨¦poca de recambio y renovaci¨®n en el folclore local. ¡°A las compa?¨ªas les importa un carajo la identidad de nada. De manera que esto es una ola. El folclore estuvo antes de Elvis, y despu¨¦s de que muri¨®. As¨ª que lo que permite que esto se sostenga es la visi¨®n de cada uno de nosotros. Por eso no me considero un folclorista, sino un hombre de proyecci¨®n folcl¨®rica¡±. Y es que no s¨®lo con su discurso art¨ªstico, sino con su car¨¢cter frontal (ataviado de glamour y dandismo), Ram¨®n Ayala se atrevi¨® a tirar abajo los estereotipos del m¨²sico vern¨¢culo argentino. ¡°El que carece de humor tiene una parte de su ser muerta, pues es lo que te ayuda a vivir. La risa libera endorfinas que lubrican el organismo, y la malaria cerebral libera ¨¢cido que oxida. Por lo que es mejor vivir lubricado que oxidado¡±.
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