Tiempo al tiempo
Negarse a una colaboraci¨®n exhaustiva desde arriba, remitiendo a las iglesias locales, tiene mucho que ver con eso de echar tiempo encima del tiempo hasta la oscuridad final
La primera gran decepci¨®n del papado de Francisco ha tenido que ver con la comparecencia del arzobispo Silvano Tomasi ante la ONU para tratar los casos de pederastia dentro de la Iglesia. Concluir con el hecho cierto de que en todas las profesiones pueden darse casos de pederastia no deja de ser una respuesta algo rid¨ªcula. Porque la gravedad del delito y la impunidad de quien lo ejerce desde una posici¨®n de autoridad moral y personal hace que no sea lo mismo encontrar un caso entre profesores de k¨¢rate o garajes especializados en chapa, que en centros escolares y parroquias. Negarse a una colaboraci¨®n exhaustiva desde arriba, remitiendo a las iglesias locales, tiene mucho que ver con eso de echar tiempo encima del tiempo hasta la oscuridad final. La justicia civil alcanzar¨¢ a un m¨ªnimo de casos y seremos incapaces de ofrecer una reparaci¨®n m¨ªnima, esa que est¨¢ basada en la lucha contra la impunidad.
Este asunto de la impunidad escondida tras las hojas del calendario presenta matices con otros casos bien distintos. La colaboraci¨®n con las atrocidades nazis obliga a permanecer alerta. La ¨²ltima revelaci¨®n tiene que ver con el marchante Hildebrand Gurlitt y su acopio de obras de arte en tiempos de persecuci¨®n y exterminio de los jud¨ªos. Nos situar¨ªamos en el extremo opuesto si atendi¨¦ramos a la incapacidad espa?ola para dar respuesta a la recuperaci¨®n de los cad¨¢veres de v¨ªctimas de la Guerra Civil, que es algo que nos envilece como pa¨ªs ante todas las miradas internacionales.
Mucho m¨¢s cercano en el tiempo, la investigaci¨®n sobre los abusos a menores por parte de Jimmy Savile, una de las caras m¨¢s reconocidas de la BBC y algunos otros personajes relevantes relacionados con el medio p¨²blico, deja a la cadena en una posici¨®n vergonzante. Su intento de ocultar el esc¨¢ndalo, acallar a las v¨ªctimas y dejar que el tiempo ocultara bajo la alfombra las evidencias del delito, la convierte en c¨®mplice. La impunidad deja siempre una cuenta aplazada. En ocasiones algunos individuos se salvan de rendir cuentas. Pero las instituciones que los ampararon y los protegieron terminan por verse ensuciadas si no capitanean la investigaci¨®n y la exigencia de responsabilidad. Tiempo al tiempo es una receta de doble sentido.
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