Un pionero, un ejemplo

Conoc¨ª a Claudio Abbado a principios de los a?os cincuenta, cuando ¨¦l estudiaba piano con Gulda en el Mozarteum de Salzburgo. En 1956 ambos participamos en un curso de direcci¨®n en Siena y desde entonces compartimos una estrecha amistad personal y art¨ªstica. Tengo grandes recuerdos de ¨¦l, como su reciente vuelta a La Scala de Mil¨¢n en 2012, cuando actuamos juntos.

Con Claudio Abbado perdemos a uno de los grandes m¨²sicos de los ¨²ltimos 50 a?os y a uno de los pocos que manten¨ªan una relaci¨®n muy estrecha con los diferentes g¨¦neros. Su dedicaci¨®n a la m¨²sica contempor¨¢nea era especialmente destacable, como sus colaboraciones con compositores como Nono, Ligeti y Kurtag y la interpretaci¨®n de sus obras durante su etapa como director musical de La Scala.

Quiz¨¢ lo m¨¢s significativo, en cualquier caso, sea el apoyo que prest¨® a los j¨®venes m¨²sicos con la creaci¨®n de muchas e importantes orquestas juveniles. En este sentido, era un pionero que trabajaba con nuevos int¨¦rpretes, los motivaba y apoyaba durante toda su carrera. Con esto dio un ejemplo al mundo al mantener que los j¨®venes m¨²sicos sin experiencia pueden hacer m¨²sica al m¨¢s alto nivel cuando trabajan con la actitud y compromiso adecuados. Debemos reconocerle esto y mucho m¨¢s.