?F¨²tbol?
No existe un solo d¨ªa en el f¨²tbol espa?ol sin partidos, es imposible encender la televisi¨®n o la radio sin que te lleguen machacantes e ininterrumpidas noticias de ¨¦l
Me gusta tanto el buen f¨²tbol que siendo socio del Real Madrid me desplazaba con frecuencia al Camp Nou para ver jugar al Barcelona. Aclaro, para disfrutar en el campo con el impresionante juego de aquel equipo que entrenaba Guardiola. Ya no ir¨ªa, no es lo mismo. Esa admiraci¨®n y esa fe tambi¨¦n me ofrecieron recompensas pr¨¢cticas. Apost¨¦ una cantidad importante a que el Barcelona ganar¨ªa la Champions en el a?o 2009. Me pagaron tres veces y media lo apostado. Y, por supuesto, no he cambiado de equipo. Supongo que te mueres militando en lo que te inscribiste en la infancia, aunque a veces no lo soportes. Pero siempre me he llevado bien con la paradoja y con el fervor hacia el talento ajeno.
Admitiendo mi ancestral deleite hacia esa cosa llamada f¨²tbol (solo los habitantes del limbo siguen creyendo que es un juego y entiendes que los que dirigen ese negocio salvaje se partan de risa con la angelical definici¨®n de juego o deporte), desde hace bastante tiempo la sobredosis que ha implantado el mercado empieza a provocarme n¨¢useas, v¨¦rtigo, hast¨ªo, verg¨¹enza. No existe un solo d¨ªa en el f¨²tbol espa?ol sin partidos, es imposible encender la televisi¨®n o la radio sin que te lleguen machacantes e ininterrumpidas noticias de ¨¦l.
El estrat¨¦gico y planificado enloquecimiento es universal. La noticia de que el principal informativo de la televisi¨®n colombiana ha dedicado 45 minutos de su metraje a la lamentable pero no apocal¨ªptica lesi¨®n de Falcao, bastante m¨¢s tiempo del que dedicaron a la firma de la paz entre el Gobierno y las FARC, puede provocar el escalofr¨ªo y el estupor en cualquier persona m¨ªnimamente racional, en posesi¨®n de m¨¢s de dos neuronas, ligeramente civilizada.
Tambi¨¦n resulta entre escandaloso y vomitivo, aunque muy consecuente si te molestas en buscar la coherencia, la petici¨®n de indulto para Jos¨¦ Mar¨ªa del Nido que han formulado una treintena de presidentes de clubes de f¨²tbol espa?oles, a partir de la solidaria y conmovedora iniciativa de Villar y Javier Tebas, los peces gordos del gran tinglado, esos hombres ¨¦picos que pierden el sue?o por engrandecer la marca Espa?a gracias al f¨²tbol. Tiene sentido. Los hombres de honor nunca dejan tirado al colega en apuros, aunque le hayan condenado por delitos ajenos al f¨²tbol.
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