Vasili Z¨¢itsev: ¡°Mataba a cuatro o cinco alemanes todos los d¨ªas¡±
Se publican en Espa?a las famosas y pol¨¦micas memorias del francotirador de Stalingrado que inspir¨® ¡®Enemigo a las puertas¡¯
¡°Usa cada bala a conciencia, Vasili¡±, le dec¨ªa de ni?o su padre cuando cazaban lobos en la taiga. A fe que lo hizo en Stalingrado, con otra clase de lobos, estos humanos, pero tambi¨¦n grises. ¡°Mataba a cuatro o cinco alemanes todos los d¨ªas¡±, escribi¨®. Las tremendas memorias del francotirador Vasili Z¨¢tsiev (1915-1991), H¨¦roe de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, uno de los m¨¢s famosos en su dif¨ªcil y atroz oficio, reci¨¦n publicadas ahora en Espa?a por Cr¨ªtica, nos adentran en la contienda particular que ese tipo de soldados libr¨® durante la II Guerra Mundial, una historia de oscuridad y violencia. Nos llevan al coraz¨®n m¨¢s fr¨ªo y letal de la batalla ¨Cdonde se mira agazapado a los ojos del que matas- y nos permiten asomarnos a la personalidad y las t¨¢cticas de unos combatientes tan admirados como temidos y denostados, y que siempre han provocado una morbosa fascinaci¨®n: la m¨ªstica del francotirador.
Las memorias de Vasili Grig¨®rievich Z¨¢itsev se centran en la actividad del francotirador en Stalingrado, donde su cuenta particular ascendi¨® a 242 militares alemanes, incluidos 11 francotiradores (abatir a los tiradores del otro bando era una de las prioridades de estos combatientes). Las vicisitudes del certero Z¨¢itsev fueron la base de la pel¨ªcula Enemigo a las puertas, de Jean Jacques Annaud. Parte de lo que cuenta el francotirador, incluido el largo y ¨¦pico duelo con el experto tirador alem¨¢n enviado a cazarlo que es el n¨²cleo del filme, es muy controvertido y est¨¢ considerado por historiadores como Antony Beevor pura invenci¨®n. Eso no impide que las memorias sean una interesant¨ªsima descripci¨®n de la salvaje, brutal lucha en Stalingrado y que se lean con el coraz¨®n en un pu?o.
Abati¨® a 242 militares incluidos 11 francotiradores alemanes
En un pasaje, Z¨¢itsev impide a su equipo de tres parejas de francotiradores disparar contra unos oficiales que crey¨¦ndose seguros est¨¢n lav¨¢ndose junto a una trinchera. ¡°Esos tipos solo son tenientes¡±, les se?ala. ¡°Si malgastamos balas con la pescadilla los peces gordos nunca asomar¨¢n la cabeza¡±. Al d¨ªa siguiente vuelven a la zona de ba?os. Declinan disparar contra un soldado que se asoma. Y entonces aparecen los que esperaban: un coronel acompa?ado por un francotirador con un precioso fusil de caza, un mayor con la Cruz de Caballero con Hojas de Roble y otro coronel fumando en una larga y aristocr¨¢tica boquilla. ¡°Nuestros disparos silbaron. Apuntamos a la cabeza, como exige el manual, y los cuatro nazis cayeron al suelo expirando el ¨²ltimo aliento¡±. En otra ocasi¨®n, dispara contra otro oficial que lleva la Cruz de Hierro en el pecho. ¡°Apret¨¦ el gatillo y la bala atraves¨® la medalla del alem¨¢n, que sali¨® despedido hacia atr¨¢s con los brazos abiertos¡±.
Z¨¢itsev inicia sus memorias explicando su infancia. Su abuelo pertenec¨ªa a una larga estirpe de cazadores de los Urales y le regal¨® su primera escopeta. Al salir a cazar se embadurnaba con aceite de tej¨®n para camuflarse bajo el olor de animal. Matando lobos aprende a rastrear y acechar, lo que le servir¨ªa ¡°para luchar contra esos otros depredadores b¨ªpedos que llegaron a invadir nuestra patria¡±. El futuro francotirador no era ning¨²n iletrado. Ingres¨® en una escuela t¨¦cnica de construcci¨®n, estudi¨® contabilidad y fue inspector de seguros. En 1937 lo llamaron a filas e ingres¨® como marinero en la flota del Pac¨ªfico ¨Csiempre luci¨® con orgullo bajo el uniforme la camiseta de franjas blanquiazules, la telniashka-. Deseoso de acci¨®n, solicit¨® el ingreso en una compa?¨ªa de fusileros y fue a parar a Stalingrado. Lleg¨® como suboficial el 21 de septiembre de 1942: fue como aterrizar en el infierno; en su diario anota que en el aire flotaba el hedor a carne abrasada.
¡°Si malgastas balas con la pescadilla no cazar¨¢s a los peces gordos¡±, dec¨ªa
En su primer combate, el bajo y robusto Z¨¢itsev de cara ancha ¨Cdesde luego no se parec¨ªa a Jude Law-, llega al cuerpo a cuerpo y, perdidas las bayonetas y las pistolas, mata a su primer alem¨¢n estrangul¨¢ndolo. Es la guerra en toda su crudeza: ¡°Finalmente dej¨® de forcejear y not¨¦ un olor nauseabundo, en el momento de morir se hab¨ªa defecado encima¡±.
En la defensa de las posiciones en la famosa f¨¢brica Octubre Rojo, Z¨¢itsev vive momentos angustiosos, es la Ratenkrieg, la ¡°guerra de ratas¡±, en los s¨®tanos y alcantarillas de la ciudad en ruinas. A finales de octubre un coronel observa como abate con tres disparos de su rifle est¨¢ndar de infanter¨ªa a sendos servidores de una ametralladora. ¡°Cons¨ªganle un fusil de francotirador¡±, ordena ¨Cle dan un Moisin Nagant 91/30- y le dice: ¡°Ya lleva tres, siga la cuenta a partir de aqu¨ª¡±. As¨ª empieza su carrera. Le coge gusto: ¡°Me agradaba ser francotirador y gozar de la licencia para elegir a mi presa, a cada disparo es como si pudiera o¨ªr la bala atravesando el cr¨¢neo del enemigo¡±. Dispara a larga distancia, 550 metros, y m¨¢s. La mira telesc¨®pica revela detalles del blanco. ¡°Sabes si se ha afeitado, puedes ver la expresi¨®n de su rostro, canturrea. Y mientras tu hombre se frota la frente o inclina la cabeza para ponerse bien el casco, buscas el mejor punto para que la bala haga impacto; no tiene ni la menor idea de que le quedan solo unos segundos de vida¡±. No hay ninguna duda, ni remordimiento. ¡°Era f¨¢cil colocar el ret¨ªculo entre sus ojos. Apret¨¦ el gatillo, convulsion¨® unos segundos y luego se qued¨® inm¨®vil¡±.
¡°Apret¨¦ el gatillo, convulsion¨® unos segundos y se qued¨® inm¨®vil¡±
En el relato de Z¨¢itsev, los sovi¨¦ticos son invariablemente nobles y heroicos y los alemanes crueles: ejecutan a los heridos con lanzallamas o arroj¨¢ndolos a los perros. El francotirador ve a los nazis como ¡°serpientes¡±, que se retuercen mientras las aprieta en su pu?o.
Las memorias est¨¢n trufadas de consejos para los francotiradores ¨Cnuestro hombre se convirti¨® en instructor-. Un manantial o una fuente son buenos lugares para matar enemigos. Hay que cambiar de posici¨®n tras el disparo para impedir que te localicen. El tirador no necesita m¨¢s de dos segundos para apuntar y disparar, pero los preparativos requieren horas y hasta d¨ªas de observaci¨®n y camuflaje. Hay que hacerse invisible. La paciencia lo es todo. Los francotiradores ¨Cque en contra del estereotipo no luchan solos, sino en parejas o incluso en grupo- usan se?uelos y maniqu¨ªes para cazar a los rivales.
El grandioso duelo que aparece en Enemigo a las puertas ocupa todo un cap¨ªtulo del libro. El autor explica que un soldado alem¨¢n prisionero les revel¨® que el alto mando, preocupado ante el creciente n¨²mero de bajas, hab¨ªa enviado ¡°a un tal mayor Konings¡± (Koenig en otras versiones), ¡°director de la escuela de francotiradores de la Wehrmacht en las afueras de Berl¨ªn¡±, con el prop¨®sito exclusivo de abatir ¡°al gran conejo ruso¡± (Z¨¢tsiev significa conejo).
El ¡°superfrancotirador¡± alem¨¢n (Ed Harris en la pel¨ªcula) y el ruso juegan una partida mortal. Z¨¢tsiev lo caza al final con un par de artima?as. Luego lo saca a rastras de su escondite, agarra su fusil y su documentaci¨®n y se los entrega al comandante de su divisi¨®n. La supuesta mira de ese supuesto (y fracasado) as alem¨¢n se exhibe en el museo de las fuerzas armadas de Mosc¨².
Beevor afirma que el maratoniano duelo con el as alem¨¢n es un mito
¡°Nunca hubo un francotirador alem¨¢n llamado mayor Konings¡±, me recalca Beevor, que trat¨® ampliamente el tema en su can¨®nico Stalingrado. Ni en fuentes oficiales alemanas ni rusas. ¡°Investigu¨¦ todos los informes de francotiradores en Stalingrado que existen en los archivos del Ministerio de Defensa en Podolsk (TsAMO) y por tanto puedo decir con toda seguridad que el ¨¦pico ¡®duelo de francotiradores¡¯ entre los ases alem¨¢n y ruso nunca ocurri¨®. Si hubiera tenido lugar habr¨ªa sido reportado en su momento dado que era exactamente la historia que quer¨ªan en Mosc¨² para propaganda. Definitivamente, fue inventada despu¨¦s de la batalla¡±.
Beevor recuerda que Annaud lo invit¨® a ver su pel¨ªcula ¡°con la vana esperanza de que no fuera demasiado cr¨ªtico; yo le hab¨ªa advertido claramente antes de cual era mi posici¨®n. ?l hab¨ªa comprado los derechos del libro de William Craig, del mismo t¨ªtulo que el filme, y Craig hab¨ªa cre¨ªdo en la historia propagand¨ªstica del largo duelo con el francotirador y las pretensiones fantasiosas de Tania Chernova (Racher Weisz en la pel¨ªcula) de que ella tambi¨¦n hab¨ªa sido francotiradora y la amante de Z¨¢tsiev. Pobre viejo Z¨¢tsiev, reescribieron su vida convirti¨¦ndola en leyenda, fue completamente manipulado por los oficiales de la GlavPURKKA, el brazo pol¨ªtico del Ej¨¦rcito Rojo, y cay¨® en la depresi¨®n despu¨¦s de la guerra, d¨¢ndose a la bebida¡±.
En realidad, se?ala el historiador, las haza?as de Z¨¢tsiev fueron muy exageradas y ¨¦l ni siquiera fue el mejor francotirador sovi¨¦tico en Stalingrado; lo fue el sargento Anatoli Chejov (impropio apellido para alguien dado a tan violenta ocupaci¨®n), otro ¡°estajanovista de la guerra urbana¡±, al que el gran Vasili Grossman entrevist¨® e incluso acompa?¨® en una misi¨®n en Mamaiev Kurgan, una de las zonas calientes de la batalla, para observar c¨®mo actuaba. A diferencia de Z¨¢tsiev ¨Ca quien tambi¨¦n conoci¨® Grossman-, Chejov, que usaba una especie de silenciador, no miraba a las caras sino a los uniformes. Su primer d¨ªa mat¨® a nueve alemanes, el segundo a 17, en ocho d¨ªas, a 40. En total elimin¨® en Stalingrado a 256 enemigos. En 1943, en Kursk, perdi¨® ambas piernas. Ni ¨¦l ni Z¨¢tziev fueron los mejores francotiradores rusos: Iv¨¢n Sidorenko ostenta el r¨¦cord con 500 muertos y le siguen otros cinco que pasan de los 400. Una mujer francotiradora, la comandante Lyudmila Pavlichenko, contabiliz¨® 309. Tras la guerra se reconvirti¨® en historiadora.
Grossman no dej¨® noticia de ning¨²n duelo ¨¦pico, pero s¨ª de un breve combate singular entre Z¨¢tsiev y un francotirador alem¨¢n, que dur¨®¡ 15 minutos. El episodio, opina Beevor, fue el que probablemente se hinch¨® hasta convertirse en la saga ¨¦pica de un prolongado duelo entre Z¨¢tsiev y el ilocalizable comandante Konings que pretend¨ªa hallar al ruso y matarlo.
Al final de sus memorias, Z¨¢tsiev explica las heridas que sufri¨® en las postrimer¨ªas de la batalla de Stalingrado. Perdi¨® la vista a causa de la metralla de un proyectil de un lanzacohetes alem¨¢n Newerberfer y sufri¨® un viacrucis hasta recuperarla. No se le dej¨® volver al frente para evitar que cayera un valioso icono patri¨®tico y se dedic¨® a formar francotiradores. Sus textos sobre la materia a¨²n se estudian en las escuelas militares rusas. Al acabar la guerra, con el rango de capit¨¢n, fue desmovilizado y trabaj¨® en una factor¨ªa textil en Kiev sin dejar nunca de recordar sus d¨ªas de combate. Muri¨® solo diez d¨ªas antes de la disoluci¨®n de la URSS y sus restos reposan en la colina Mamaiev, su coto de caza, desde donde el fantasma del viejo tirador quiz¨¢ sigue acechando presas entre las desvanecidas ruinas de la antigua Stalingrado.
La muerte agazapada
En las filas de los francotiradores han militado personajes como estos:
-El fin¨¦s Simo Hayha ("la Muerte Blanca"), el mayor francotirador de todos los tiempos, que mat¨® a 505 soldados sovi¨¦ticos durante la Guerra de Invierno entre Finlandia y la URSS (?y sin usar mira telesc¨®pica!).
-El chino Zhang Taofang, con 214 v¨ªctimas mortales entre las tropas estadounidenses y de Naciones Unidas, en 32 d¨ªas y con solo 442 balas, durante la Guerra de Corea.
-El estadounidense Chris Kyle, tirador de los Navy SEALs asesinado el a?o pasado en Texas por un camarada de armas y al que, con 160 muertes acreditadas ¨Cla primera una mujer que se acerc¨® con explosivos a un grupo de marines-, se le conoc¨ªa entre la insurgencia iraqu¨ª como Shaitan ar-Ramadi, "el demonio de Ramadi" (su autobiograf¨ªa, American Sniper, fue un best seller). No hay que olvidar a su compatriota, ese ex marine de asombrosa punter¨ªa que fue Lee Harvey Oswald
-El mejor francotirador del ej¨¦rcito alem¨¢n de la II Guerra Mundial ¨Cel equivalente real del mayor Konings- fue el austriaco Matth?us Hetzenauer, con 345 v¨ªctimas, incluida una a la que acert¨® a 1.100 metros de distancia. Ganador de la Cruz de Caballero, era miembro, como muchos de los grandes francotiradores del III Reich, de los Gebirgsj?ger (los cazadores de monta?a), cuyo emblema era la flor edelweiss que puede verse en el gorro de Ed Harris en Enemigo a las puertas.
-Otro notable francotirador de la Wehrmacht, Josef Sepp Allerberger, con 257 muertos y que usaba un paraguas para camuflarse, es autor de las memorias m¨¢s estremecedoras del oficio: Sniper on the Eastern front, Pen & Sword, 2007; en un pasaje explica como literalmente le saltan los globos oculares de las ¨®rbitas a un soldado alcanzado por una bala detr¨¢s de la cabeza.
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